Joaquín Dopazo · Experto en Inteligencia Artificial

«La biomedicina es ideal para la IA aplicada a problemas reales»

Eso sí, a pesar de tener una gran actividad, cuenta con muy pocos recursos humanos. En este sentido, el experto en Big Data, salud e IA señaló la creación de la nueva Sociedad Española de Inteligencia Artificial en Biomedicina (IABiomed), cuyo funcionamiento aún se está cimentando. Su cometido principal, no obstante, será ofrecer un catálogo para establecer contactos y fomentar colaboraciones para aplicar esta tecnología en el sector sanitario, en el que «la mayor parte de lo que usamos y producimos son datos».

La cuestión, a día de hoy, es cómo puede ayudar la inteligencia artificial a sacarles el máximo provecho posible. El experto insistió en que «lo primero va a ser la imagen médica; solo falta el aspecto regulatorio y que entre en los dispositivos médicos». «Cada persona tiene una realidad. Todo lo que se ha hecho de forma clásica se queda muy corto, porque hay que medir muchas variables, pero con la IA podemos profundizar en los juicios clínicos del médico», señaló Dopazo.

También servirá en tema de procesos y en la parte genómica, aunque donde más impacto se espera es en los estudios retrospectivos. Al diagnosticar una enfermedad a un paciente, analizando sus antecedentes, la IA permitirá detectar el riesgo de padecer otras dolencias un año antes de que su cuerpo pueda desarrollarlas.

De hecho, ya está en marcha un predictor temprano que lanzará una alerta cuando vea riesgo de tener un diagnóstico de cáncer de ovario en el plazo de un año. Entonces, el médico de referencia, en función de lo que considere, pedirá analíticas o pruebas más concretas.

Todo nace de que «uno, cada vez que va al sistema de salud, deja huella». Sea en atención primaria, en urgencias o en especializada. Cuando el sistema junta todos esos datos, «ve si hay algo malo o no». Esto significa, en opinión de Joaquín Dopazo, que «los pacientes no van a ser pacientes, sino prepacientes, ya que se puede intervenir antes de la enfermedad».

«Gracias a esto, mejorará su calidad de vida porque, al poder intervenir previamente, en muchos casos, no llegará a desarrollar esa enfermedad», subrayó. El uso de la inteligencia artificial también hará que «dejemos de ver algunas cosas de las que ahora nos quejamos, como listas de espera o falta de ambulancias». Sin embargo, la gente «se pone un poco distópica con la IA» y teme por la seguridad de la información del paciente, pero en las aplicaciones clínicas «no tiene riesgo porque no es una tecnología de redes profundas, de caja negra, sino con otro tipo de algoritmos». Es más, «la computación de la red del sistema de salud no deja que salgan de ahí y si pasa, no es culpa de la IA, sino de quien la maneje», aseveró.

Así, Dopazo destacó el «esfuerzo» que se está haciendo desde la Fundación Progreso y Salud con el apoyo al manejo de datos clínicos y su «compromiso» para que en los entornos de investigación de confianza en los que está colaborando con empresas no haya ningún riesgo. «Con ello, el sistema de salud se vuelve más sostenible –apuntó–. La empresa invierte en esos estudios lo que luego se redirige a la investigación y, por tanto, mejora la atención a las personas».