Beatriz, alérgica al frío: «Cuando llegué a Granada se me hinchaba el cuerpo, me rascaba y me dolía»

Estos fueron los primeros síntomas de esta chica que tras buscar ayuda, análisis y pruebas fue diagnosticada con el síndrome Raynaud, una afección por la cual las temperaturas frías o las emociones fuertes causan espasmos vasculares y que se manifiesta con hormigueo, dolor o cambio de color en la piel.

La cosa no quedó ahí y fue a más. Cuanto más frío hacía, más fuertes eran los síntomas. Hasta que un día se le inflamó la mano derecha, superando en tamaño tres veces la izquierda.

Beatriz, que además sufre otras alergias, llegó a manos del doctor Rafael Mayorgas, que cuestionó su síndrome «sin tener diagnosticada antes la urticaria a frígore», explica la joven. Fue entonces cuando le realizó la famosa prueba del cubito de hielo. En ese mismo instante todo se vio claro. Beatriz Juan padecía el síndrome y también la alergia, esta última delatada por el habón que sale tras exponer la piel al frío.

Ahora, ni una cosa ni otra condiciona su vida. «Pasar más o menos frío depende de mí. Me puedo alejar de un estímulo que me provoque reacción. Además siempre he sido muy friolera», por lo que Beatriz suele ir siempre protegida contra las bajas temperaturas.

A pesar de tener controlada la situación, Beatriz Juan ha notado el frío helador que azota Granada estas semanas. «Cuando salgo a la calle para hacer un descanso en el trabajo parece que se me van a caer las manos», relata, aunque insiste en que esta alergia no le impide seguir su ritmo. «No es muy fuerte y estoy acostumbrada a vivir con ella».

La urticaria a frígore no solo le afecta a la piel. «Se me inflama la nariz como si tuviera cerca un olivo», es otro de los síntomas que refleja y que un alérgico seguro que identifica al momento. En otras ocasiones, cuando hay cambios de estación siente como si tuviera fiebre. Una sensación que se debe a que «mi sistema inmune empieza funcionar». Pero al menos, «yo puedo comer helados», bromea Beatriz, algo que para pacientes diagnosticados con esta urticaria tienen que descartar porque podría provocar síncopes más graves.

Además de esta manifestación al frío, Beatriz sufre otras alergias estacionales y ambientales. A las gramíneas, al ciprés, a los ácaros, al pelo de rata, gatos y perros... Pierde la cuenta cuando las enumera. Pero explica desde que comenzó con el tratamiento recomendado por su alergólogo, hace apróximadamente cuatro años, ha bajado la sobreestimulación que podía tener su respuesta inmune, por lo que en estos momentos, a pesar del listado, no hay nada que no pueda solucionar con los antihistamínicos recetados y no hay ansiedad ni tristeza que le supere. «Es lo q hay y ya me río».