Los bares de Granada siguen dispuestos a no abrir pese al nuevo aforo para las terrazas

Aunque dos días después de esas palabras fue el propio Ejecutivo el que rectificó ampliando el aforo permitido, de 30% al 50%, con el que las terrazas podían volver a abrir el lunes 11, en Granada el sector sigue caliente. Ni antes ni ahora considera que se puedan abrir los bares sin tardar mucho en irse a la ruina. De ahí que muchos tengan puestos carteles en sus fachadas en los que se puede leer: 'Así no abro'.

Eric Jiménez regenta un bar que lleva su nombre y que se ubica en la calle Escuelas. «Hay mucho enfado y es lógico.Considero que la realidad de la hostelería no está en los despachos. Es inconcebible que se quiera aplicar las normas a todos los establecimientos por igual», señala este granadino. Su bar cuenta con una pequeña terraza de cinco mesas. «¿Es que creen que puedo mantener esto abierto con dos mesas y media?», se pregunta Eric, que sigue con los cálculos:«Y dentro, si solo puedo abrir luego un 30%, me caben ocho personas. No es que no quiera, es que es inviable», critica.

Este pequeño empresario lo ve negro. Indica que con las restricciones actuales no se podrá abrir hasta verano, que es una fecha tradicionalmente mala para la hostelería granadina sin universitarios y con el calor insufrible que hay. Por lo que espera que el sector, representado por tantas voces como tipos de bar existen en Granada, pueda plantear sus preocupaciones en una mesa en la que esté la Administración. Él, por ir adelantando, le propone al Ayuntamiento que amplíe la superficie de terrazas y también los horarios para así compensar las dificultades que tendrán que pasar.

Es que van a ser tantas que Miguel Vázquez ya calcula que no abrirá su taberna, de nombre Malvasía, hasta seguramente septiembre. Ha hecho cuentas y le compensa tener cerrado el bar controlando los gastos que ya sabe que va a tener, unos 2.000 euros al mes. Calcula que podría aguantar medio año con la persiana cerrada siempre y cuando el ICO le conceda el crédito que ha pedido. En su bar tiene dos veladores fuera donde caben cuatro personas. El 11 solo podría atender a una pareja si abriera. Pero es que dentro tampoco va sobrado. Su aforo es para 40, que se le queda ridículo si lo tiene que reducir un 70%.

Y además sin barra hasta junio. «¿Qué hago?», se pregunta. Recuerda que tal y como está la cosa abrir le supone no solo pagar luz, género... etc., sino sobre todo hacer frente a los salarios de un personal en los que se le van unos 6.000 euros. Él comparte la idea de que el Gobierno debe flexibilizar los ERTE si es que quiere que los pequeños bares sobrevivan.

En la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Granada creen que este es el verdadero caballo de batalla, no el aforo. Como también lo es precisar qué medidas sanitarias se van a obligar a cumplir por parte del Gobierno. El presidente de los hosteleros, Gregorio García, a pesar de la rectificación de Sánchez no mueve un ápice su postura. A sus usuarios seguirá recomendándoles no subir la persiana si todo sigue así.

A Manolo, que regenta el mítico Rossini del Campo del Príncipe, lo que más miedo le da es la respuesta de los granadinos. Él tiene 10 mesas en su terraza. El 11 no abrirá porque con la mitad no le merece la pena. En la Fase 2, en la que ya se permite abrir dentro, ya lo ve de otra manera: «Con cinco mesas en el bar y otras cinco fuera, ya es otra cosa», dice.

Quien sí abrirá el lunes que viene son Las Titas, que tiene una de las terrazas más grandes de la capital. Pepe Torres, en recientes declaraciones a IDEAL, explicó que aunque comparte las demandas del sector, a él sí le viene bien la apertura. «Es que depende del tipo de negocio que tengas, yo en otros que tengo más dependientes del turismo o de la barra, lo voy a tener más complicado», concluye