«Ayer fue un caos, pero sabemos que en el colegio los niños están seguros»
Los centros educativos mantienen normalidad aunque hoy no avanzarán materia
Mario arrastra su mochila con ruedines para llegar a la entrada de su colegio, como cada día. Pero hoy la sensación es diferente. Ayer el ... apagón interrumpió sus clases y no pudo despedirse de sus amigos como cada día. «Nos asustamos un poco, pero los papis nos tranquilizaron en casa. Nos dijeron que no pasaba nada», dice. El reloj marca las 8.20 horas. Algunos alumnos llegan al aula matinal del colegio de Educación Primaria de Jardines de la Reina, aunque las trabajadoras reconocen que la cantidad de niños es mucho menor. Apenas hay cuatro en un aula en la que debería haber 25.
«Hemos preparado juegos para amenizar el día», explican. Aunque los centros educativos están abiertos, no es lectivo. Es decir, no avanzan materia. «No queremos que ningún estudiante pierda clase, no sabemos si algunos han tenido dificultades para no venir», explican desde la jefatura de estudios del colegio Maristas.
Allí, una de sus clases de primaria tiene más de una silla subida, pero no es lo habitual en el resto de clases. Los menores siguen con aparente normalidad mientras escuchan la explicación que tiene Gael sobre lo que ha pasado. «Mi perro se comió los cables y nos dejó sin luz. Pero llegó mamá y lo arregló», relata el pequeño. Sus compañeros lo escuchan y cuentan que pasaron la tarde en el parque. Jugaron al baloncesto, al fútbol o a las cartas. También salieron a pasear con la bici.
María, que lleva a sus hijos al colegio y trabaja también en un centro educativo, recuerda el caos con el que vivieron el apagón. «Sabemos que en el colegio los niños están seguros», dice. En casa, les han explicado a sus hijos lo sucedido y han mantenido la calma. «Mejor que aquí no están en ningún sitio», añade.
No se alegran de lo sucedido, pero admiten que el apagón les sirvió para desconectar del día a día. El comedor se mantuvo con normalidad, el único cambio fue que adelantaron la hora de la comida por la intranquilidad de los padres en los accesos en busca de sus hijos. «Lo teníamos todo preparado, los niños comieron sin problema», explican desde el colegio de Educación Infantil Nazaret. Allí mantuvieron también las clases extraescolares de baile y deporte con normalidad. Lo mismo ocurrió con los alumnos de Jardines de la Reina. Había incertidumbre sobre si abría el colegio o no hasta que una vez en el lugar conocieron que se mantenían. «Acudimos a la hora indicada al lugar previsto y allí esperaban los monitores», indican muchos padres. Al caer la noche, se fueron a dormir antes de la previsto. Volvieron a clase con las pilas cargadas.
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