La autora confesa del apuñalamiento en Motril: «Estuve buscando un sitio para enterrarla»
Arranca la vista con jurado popular contra Yasmina M. R., la novia de la chica de 18 años a la que apaleó y acuchilló hasta la muerte en el cortijo de Motril donde convivían
«Me senté en la escalera que hay en la entrada con el cuchillo en la mano y me veía llena de sangre». La declaración ... de Yasmina M. R., que acabó a golpes y cuchilladas con la vida de su novia Marina, de solo 18 años, el 12 de abril de 2021, en un cortijo de Motril, ha vuelto durante la mañana de este lunes más fría si cabe la sala de vistas de la Audiencia de Granada donde se celebran los juicios con jurado.
El tribunal popular que decidirá sobre si esta mujer, de 34 años y en prisión provisional desde que cometió el brutal crimen, llevó a cabo un asesinato con alevosía y ensañamiento, está integrado por seis hombres y tres mujeres, que la han escuchado con una atención extrema, tanto como la gravedad del delito que perpetró.
Yasmina se ha declarado culpable y ha admitido entre sollozos que tras su acción criminal pensó en deshacerse del cadáver de Marina, a la que envolvió «en un edredón» que luego ató «con cuerdas» para poder desplazar el cuerpo. «Estuve buscando un sitio para enterrarla», ha revelado.
Yasmina y Marina llevaban «dos años» juntas. Antes de en el cortijo del Camino de Pataura donde ocurrió el despiadado ataque, habían vivido en otro sitio de alquiler, y con anterioridad en la casa de la procesada, en la zona de Varadero. De allí era la malograda joven, «un ángel», según la describen sus familiares, al que Yasmina, que casi le doblaba la edad, la sometía a supuestas vejaciones, como dejarla a dormir en una silla o arrojarle orines encima.
Esas supuestas vejaciones, que Marina confesó en una ocasión a su madre y hermanas, no han sido reconocidas en el juicio por Yasmina, que ha sostenido que fue ella quien quiso dejar la relación y no la joven. Según el relato que ha ofrecido la acusada, para quien la acusación particular que ejerce la familia de la víctima solicita prisión permanente revisable, la agresión mortal se produjo después de una discusión entre ambas, en el salón comedor del cortijo.
Marina estaba «fregando los platos» justo antes de empezar a ser apuñalada. En ese momento, Yasmina, que ha indicado que se encontraba bajo los efectos de la «cocaína» y de los «ansiolíticos», reaccionó. «Ella vino con el cuchillo y se lo quité... Yo nunca pensé acabar con su vida», ha aseverado.
«Ella vino con el cuchillo y se lo quité... Yo nunca pensé acabar con su vida», ha afirmado la acusada
La pareja vivía en aquella casa, de una planta, desde hacía «meses» y Marina había encontrado trabajo en una farmacia. «La familia no quería que estuviera conmigo, no querían lesbianas, tortilleras, en su casa, y a mí me decían de todo», ha manifestado. Por eso, ha apuntado, la pareja tenía «altibajos». «La madre me denunció», ha añadido.
El día antes de los horribles hechos, el 11 de abril, ya riñeron. «Discutimos ese día porque yo me iba (de la casa) y ella no quería, y yo ya me fui con tal de no discutir». Esa noche durmieron cada una en una cama distinta. Y al día siguiente, sobre las 13.00 horas, reanudaron la pelea. Marina «estaba limpiando las cosas del desayuno y empezó a discutir y se acercó con un cuchillo... y reaccioné quitándoselo», ha sostenido.
A continuación, la emprendió a cuchilladas con ella. No lo ha negado. «No sé cuántas fueron ni dónde le di ni nada», ha expresado entre lloros intermitentes. «Se lo quité y la apuñalé».
Presunto encubridor
En la causa hay un segundo acusado, Antonio M. L. C., un vecino de Varadero con una discapacidad intelectual del 54%, que se sienta en el banquillo como presunto encubridor.
La fiscalía le pide 15 meses de cárcel al tener en cuenta su retraso como atenuante, mientras que su defensa, que ejerce el letrado Torcuato Recover, solicita la libre absolución al sostener que él ha sido «una víctima más» de la procesada, pues sabía que podía «manipularle».
Yasmina fue a buscar al puerto a Antonio, al que conocía de toda la vida. Acudió en su busca para que le ayudara a ocultar el cuerpo de Marina. Él, que se encuentra en situación de libertad provisional, le dijo, en un primer momento, que se entregase a la Policía, algo que la homicida no hizo hasta el día siguiente. «Lo único que me dijo fue que la mató y ya está», ha desvelado.
El hombre ha reconocido que acabó yendo con la procesada al cortijo y que vio el cadáver de Marina antes de ayudar a su amiga a buscar un sitio donde esconderlo y tirar, en «unos contenedores» próximos a una rotonda cercana al hospital de Motril, bolsas con la ropa y otras pertenencias de la chica. Yasmina ha admitido que pensó en enterrar a Marina o arrojarla al mar y luego ella subirse en su coche y buscar «un terraplén» para tirarse.
Yasmina llegó a hacer pasar incluso por Marina cuando ya le había arrebatado la vida. Cogió su teléfono, según ha admitido, y comunicó por WhatsApp a un compañero de la farmacia de la víctima que estaba mala, «con vómitos y diarrea», e iba a faltar al trabajo. Después hizo lo mismo con su jefe, a quien en cambio le dijo que dejaba el trabajo porque se iba a marchar a Málaga. «Estaba asustada y no sabía qué hacer», se ha tratado de justificar la procesada.
Yasmina ha intentado, según ha indicado a su abogado de oficio, Enrique Crespo, quitarse la vida, porque, ha señalado, no puede desprenderse de la culpa y de las imágenes de lo que hizo en su cabeza. «¿Está usted arrepentida?», le ha preguntado su abogado. «Mucho», ha contestado, tras reconocer que dio una patada en la cara a la víctima cuando trató de pedir auxilio gritando a un tal Paco, su vecino y casero. No fue ese el único golpe.
«Lo máximo»
El juicio continúa este martes. La familia de Marina espera que se haga justicia. Su madre, hermanas, familiares y otros amigos y allegados se han concentrado en Plaza Nueva, frente al Palacio de la Real Chancillería, antes del juicio, con camisetas y carteles con la imagen de la niña para clamar justicia.
En declaraciones a IDEAL, Teresa, la progenitora de Marina, que está representada en el proceso por el abogado penalista Jesús Huertas, ha dicho esperar que les caiga a los dos «lo máximo» y ha confesado que todos siguen destrozados por lo ocurrido. Marina, según este letrado, presentaba 40 cortes y heridas en su cuerpo. Una de ellas fue letal, le alcanzó el corazón. Estaba en la flor de la vida y tenía todo el futuro por delante. Pero Yasmina se lo truncó.
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