Tecnología para la salud
Las armaduras de Aspace que convierten a los peques con parálisis cerebral en Iron BoysEl exoesqueleto de Aspace donado por Fundación Unicaja permite a niños de 3 a 12 años con enfermedades neuromusculares mutar en superhéroes que hasta casi pueden volar
Tony Stark es un genio, millonario, playboy y filántropo que en sus ratos libres es Iron Man. Su armadura le permite volar, lanzar rayos y ... ganar a los malos. Realmente, es un exoesqueleto que le confiere superpoderes. Pero es ciencia ficción de la Marvel. Bueno, no es tanta ciencia ficción. Aspace no es la Marvel y Mateo Higuera Ávila es un chaval de Granada de diez años, pero su armadura le permite realizar acciones que le convierten en un superhéroe que puede andar, integrarse en el entorno y casi volar, al menos, con la imaginación, y superar de esta forma su PCI, una Parálisis Cerebral Infantil. Ahora, gracias al exoesqueleto, Mateo es todo un Iron Boy de la familia de Toni Stark.
Este exoesqueleto cuesta la friolera de 176.000 euros y ha sido donado por la Fundación Unicaja a la asociación Aspace para que forme parte del servicio de rehabilitación que ofrece. El exoesqueleto se ha incorporado como un dispositivo más para ayudar a los niños y niñas y, por supuesto, a sus familias.
María José Ávila, de 44 años, es la mamá de Mateo, una superheroína que ha renunciado a todo para estar con su hijo. Aquí en el gimnasio de la sede de Aspace sonríe con sencillez pero con plenitud. La familia vive en el Serrallo. María José es farmacéutica, pero decidió pedir una excedencia y finalmente renunciar al puesto de trabajo para dedicarse al cuidado de Mateo. «Es un niño especial, y me ocupa el cien por cien del tiempo».
Un repaso a su día a día lo confirma. El día a día empieza a las siete menos cuarto, «y a él lo levanto a las ocho menos cuarto. Le aseo y ya entonces le llevo a su corsé postural para que esté sentado mientras desayuna. Es una papilla y una tostada de pan blandito que se come a trocitos y se la doy yo. Luego le cambio de ropa, le lavo los dientes y la cara».
De casa, a Aspace. «Viene entonces a terapia. Llegamos a las nueve de la mañana y sale a las diez, que lo recojo, y nos vamos dando un paseo a su cole, el Andrés Segovia, por la Hípica. En vez de meterlo en coche lo llevo dando un paseo en su silla de ruedas. Lo recojo a las dos de la tarde y vamos a casa a comer».
Queda la tarde y el final del día. «Luego duerme su siesta y toda la tarde la paso con él. Hacemos un poco de terapia con un bipedestador.Se trata de una hora que sirve para que esté de pie. Luego la merienda y ya a jugar. O damos un paseo paa que vea a otros niños, según el día. Llega entonces la hora del baño, que se lo pasa bomba. Es un niño muy sociable que le gusta estar con otros niños, le gusta también el agua y le gustan los paseos».
Termina el día. «Llega la hora de la cena, luego dibus en la tele y le gusta que le haga cosquillas, limpieza de dientes y a la cama. Ahora me acuesto con él y rezamos», cuenta María José su rutina diaria.
Beneficios de la armadura
El exoesqueleto, únic o en Andalucía y que cuesta 176.00 euros, es ahora la estrella de la rutina de Mateo, explica María José.
–¿Qué beneficios tiene el exoesqueleto?
–Muchos, porque es una rehabilitación integral que afecta a todo el cuerpo. Mateo no tiene la discapacidad en las piernas sino también en el tronco y brazos y sirve en conjunto todo el cuerpo. Le hace mantener mejor la cabeza, permite que los brazos los lleva al aire y puede manejar más objetos. A nivel psicológico le beneficia porque se ve libre. Antes, siempre estaba en una silla o sujetado por una persona, ahora va de pie y solo con su armadura. Es uno más. Y él se da cuenta. Le encanta el exoesqueleto. Es un niño al que siempre le ha costado mucho jugar con los juguetes, y esto le ayuda. Además, en estas edades de crecimiento, el exoesqueleto es muy importante para el crecimiento, para la formación correcta de las caderas y para que desarrolle su musculatura.
–¿Entonces te dedicas en pleno a Mateo?
–Sí. Es el trabajo más gratificante del mundo.
La estrella, sin embargo, es Mateo. No calla. Dice que su hermano se llama Pablo y su papá Rafa. Su padre es informático y todos aquí dicen que es un futuro DJ, combina fotos con música y las sube a Drive. Mientras, utiliza los juegos y disfruta solo, antes del exoesqueleto, algo imposible de realizar.
Ana García Piñero es la fisioterapeuta que trabaja con el exoesqueleto. Cuenta que los beneficios son impresionantes. «Como fisio nos da mucho margen para trabajar con los niños. Sin armadura al final tienes que cogerlos, pero con el exoesqueleto los puedes integrar el entorno».
–¿Por qué es tan importante integrarlo en el entorno?
–Además de los beneficos físicos lo primordial es que te puedas relacionar con los demás. Que se sienta uno más con sus amigos en el cole, por ejemplo. Así también, en las sesiones de fisio nos permite trabajar cara a cara con Mateo.
–¿El futuro pasa por los exoesqueletos?
–Sería lo ideal
Suena ahora el Waka Waka de Shakira, la canción preferida de Mateo, que gracias a su exqueleto puede bailar. Mateo se mueve, vibra y sonríe como nunca para decir: «Te quiero mamá».
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