Ataque en Granada
Varios menores atacan un vehículo de la Guardia Civil durante una intervención en AtarfeLos agentes habían pillado 'in fraganti' a un individuo realizando un enganche ilegal a la red cuando se produjo la agresión
Un vehículo de la Guardia Civil fue atacado el pasado sábado en la localidad de Atarfe, según fuentes consultadas por este periódico, presuntamente por varios ... menores que ya están identificados. Los cristales del coche quedaron destrozados tras recibir golpes, especialmente la luna delantera y trasera, donde uno de los supuestos autores utilizó un palo para atizar con fuerza sobre la superficie.
Los hechos sucedieron el pasado sábado, 15 de junio, en El Barranco, un barrio de Atarfe. Se da la circunstancia de que la Guardia Civil llevó a cabo allí una amplia redada contra el tráfico de droga hace diez días. En ella se desmantelaron varios centros de producción de marihuana y los técnicos de la compañía eléctrica aprovecharon la protección que les prestaba el despliegue de la Guardia Civil para desconectar una decena de viviendas que estaban enganchadas ilegalmente a la red eléctrica, tal y como informó el propio cuerpo. La operación causó un gran revuelo en la zona y también indignación, con varias voces que aseguraban les habían cortado la luz injustamente.
Una semana después, el pasado sábado, los agentes fueron requeridos para acudir a la zona por otro asunto cuando detectaron a un individuo que, al parecer, intentaba realizar un enganche eléctrico ilegal a la red. Mientras gestionaban el tema fue cuando se produjo la agresión, según ha podido saber este periódico. Los presuntos atacantes, todos menores de edad, dejaron los cristales inservibles. Ningún agente sufrió lesiones en el ataque.
Al hilo de lo ocurrido, colectivos vinculados con la Guardia Civil han denunciado la desprotección que sienten los agentes. La asociación profesional Justicia para la Guardia Civil (Jucil) asegura que cada intervención «se ha convertido en un grave riesgo para la vida de los guardias civiles, a los pies de los caballos, sin principio de autoridad ni protección jurídica». «Necesitamos ser reconocidos como profesión de riesgo ya y que no salga tan barato agredirnos con esa impunidad», asegura el colectivo.
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