Santa Fe llora al 'gallo', un camarero «único» fallecido en un accidente
La familia encargará para su lápida «la imagen de Bob Marley fumándose un porro», algo que reclamó en vida debido a su pasión por el jamaicano
En un abrir y cerrar los ojos nos cambia la vida. Y, en el peor de los casos, la perdemos. Es lo que le sucedió ... hace dos días a Francisco Javier Camacho de la Rosa, más conocido como 'el gallo', que falleció víctima de un accidente de tráfico al chocar con un turismo mientras conducía su moto. En su municipio, Santa Fe, aún no dan crédito. Ayer lo enterraron en el cementerio de la localidad, muy cerca del punto en el que tuvo lugar el suceso. Estaba a punto de cumplir 58 años.
Las redes sociales se llenaron de mensajes de condolencia en los que destacaban lo buena persona que era. El Ayuntamiento de Santa Fe se sumó también al dolor de la familia a través de una publicación en redes sociales. Su alcalde, Manuel Gil, cuenta que Francisco Javier se dedicaba a la hostelería y era «muy conocido, cercano y cariñoso». «Ha tenido muy mala suerte. Llevamos una racha horrible, hace poco también falleció otro motorista del pueblo», lamenta el regidor. Francisco Javier estaba separado, no tenía hijos y deja destrozados a sus dos hermanos y su hermana.
Su propio negocio
La familia, muy afectada por lo ocurrido, recuerda a su querido 'gallo'. Jorge Pérez, su primo hermano, cuenta que fue camarero toda su vida. Ahora tenía su propio negocio, El rincón del Gallo, donde ponía el corazón en cada cosa que hacía. Detrás de su mote se esconde su pasión por este animal. Y ya todos lo llamaban así. «Era muy extrovertido, no tenía enemigos. En su lápida le vamos a poner la imagen de Bob Marley fumándose un porro, siempre decía que cuando se muriese quería eso en su tumba», cuenta Jorge. Francisco Javier era un apasionado del artista jamaicano, hasta se disfrazaba de él en las fiestas. Sin duda, cumplirán su deseo.
Eduardo Canalejo, otro primo hermano, lo define como «único, muy servicial y trabajador». «Era más bien un hermano para mí», explica. También lo quería con locura Pepe Camacho, primo segundo, que lo recordará como «un amante de los animales y de los niños», ya que siempre tenía a algún infante en brazos. «Era muy peculiar, con su finca siempre llena de animales. Se va alguien muy querido», añade.
En el bar que regentaba, en el que también trabajan sus hermanos, era más que el propietario: había formado una «simbiosis» con la clientela. «En otros bares puedes tener afinidad con el dueño, pero es que el 'gallo' era parte del negocio», comenta Pepe Camacho. En las redes sociales del local publicaron un mensaje de homenaje. «Nos has dejado, 'gallo', me cuesta escribir esto, has sido hombre de buen corazón y te quieren todos los que te han conocido. Que tu camino esté lleno de luz, aquí nos quedamos con el corazón roto. Descansa en Paz, hasta siempre». Una emotiva despedida para un inolvidable camarero.
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