Una pistola y un cuchillo comprados en Amazon para perpetrar un secuestro
El autor confeso de los hechos buscó un arma de fogueo que después pintó con spray negro para que pareciera más real
María Victoria Cobo
Jueves, 11 de enero 2024, 00:35
Pedro G. R. queda como el único acusado del secuestro de Maracena en el auto del juez que instruye el caso. En el escrito judicial ... se recopilan detalles sobre la investigación, que desvelan un secuestro perpetrado a golpe de buscador y con utensilios adquiridos por Amazon. Un delito casero.
En el auto se constata que Pedro G. R. preparó con un mes de antelación los hechos que presuntamente cometió el 21 de febrero de 2023. El acusado buscó entre los días 20 y 21 de enero información en internet sobre armas de fogueo y el día 21 de enero compró un cuchillo de tipo militar –por 17,29 euros–. El 5 de febrero también consultó cómo se abría un maletero de la marca Mercedes clase A, como el que usaba habitualmente Vanessa, la edil secuestrada.
Finalmente, compró una pistola de fogueo que simulaba una de la marca Colt en Amazon ese mismo día y que le costó 36,99 euros. Se la enviaron a Rincón de la Victoria. Por si no resultaba realista, pintó con spray negro la pistola «para dotarla de mayor apariencia de autenticidad». Hasta ahí, todo legal. Según consta en el auto, en los días siguientes «recabó unos guantes, presuntamente para evitar dejar huellas, bridas de plástico, papel de aluminio para envolver los móviles y evitar un posible posterior rastreo, cinta carrocera y otros efectos». También se agenció algún tipo de vendaje con el que amordazó a la concejala. Con todos los utensilios en una mochila, el 21 de febrero se desplazó en su vehículo desde Rincón de la Victoria hasta llegar a las inmediaciones del colegio Granada College en la localidad de Albolote.
«La seguridad, lo primero»
Además de este 'kit de secuestro casero', el auto recoge también cómo fue el comportamiento del autor confeso de los hechos. Una actitud que llama la atención por la mezcla entre lo delictivo y su preocupación por la seguridad de su víctima.
Pedro G. R. acudió a primera hora a las inmediaciones del Granada College y buscó una excusa para montarse con la concejala en el coche. Cuando llegan al embalse de Cubillas, saca de la mochila que portaba las bridas que le colocó en las manos. Le da otras dos para que ella misma se las ate en los tobillos. Pero al advertirle a su víctima que le aprietan, no duda en romperlas con el machete. En el errático trayecto que sigue el secuestrador, y en el que pasan por Albolote, Granada, Maracena y Armilla, hay un momento en el que la edil le alerta de que va a vomitar y él no duda en parar el coche. Y recoge el auto que le coloca el cinturón de seguridad en otro momento: «La seguridad es lo primero».
Cuando llegan al local donde la deja encerrada en el maletero, la concejal le pregunta si la va a matar, él le responde: «¿Me ves con cara de hacer daño a alguien?». Eso sí, previamente la había amenazado con una barra.
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