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La Guardia Civil, en el marco de la operación Monopar, ha detenido al presunto autor de varios robos en negocios de Peligros, sobre todo farmacias. ... Era ya conocido en el municipio como el ladrón del patinete y había generado gran «alarma social». El modus operandi era siempre el mismo. Pedía el dinero de las cajas registradoras amenazándolos con un cuchillo; después, pedía perdón y huía en patinete.
El detenido, de 35 años, cometió supuestamente nueve robos en las últimas semanas. Siete fueron en Peligros y dos en Granada: en los registros domicilarios le relacionaron con dos atracos en farmacias de la capital los días 22 y 23 de enero, puesto que encontraron el monedero de una caja registradora y una caja registradora completa que había sido sustraída en estas dos últimas farmacias.
Cabe recordar que otro ladrón de farmacias ha sido también detenido, en este caso por la Policía Nacional, según explicó este martes el cuerpo. Se trata de un varón español de 33 años, sin antecedentes policiales, que presuntamente atracó cuatro farmacias de Granada intimidando a punta de cuchillo a las dependientas. El modus operandi de ambos autores era bastante similar.
Volviendo al caso de Peligros, el primer asunto por el que se detiene fue un robo frustrado que tuvo lugar en una gasolinera del polígono Asegra de Peligros el pasado 16 de enero, cuando llegó al establecimiento en su patinete. Sacó el cuchillo de la espalda y tocó a la puerta para que le abrieran, pero la empleada no lo hizo y huyó sin botín alguno.
Tras el robo frustrado en la gasolinera, se dirigió a una farmacia de Peligros en la que sí consiguió entrar y apoderarse del dinero de la caja registradora. El 18 de enero atracó una nueva farmacia en Peligros y dos días después asaltó la tercera farmacia. El día 22 atracó en un salón de juegos del Polígono Juncaril, l día 27 asaltó un supermercado y, finalmente, al día siguiente robó en una gasolinera de esta misma localidad.
Tras la sucesión de robos, los investigadores de Guardia Civil de Maracena realizaron numerosas pesquisas para encontrar pistas que les condujeran hasta el atracador, en algunas de las cuales colaboró la Policía Local de Peligros.
Finalmente, tras inspeccionar las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad de los establecimientos asaltados, los investigadores consiguieron descartar que el atracador dispusiera de un vehículo con el que huir, por lo que, si para desplazarse utilizaba un patinete, tenía que tratarse de un delincuente que viviera cerca, ya fuera en la localidad de Peligros o en la urbanización La Joya de Pulianas.
Los agentes centraron sus esfuerzos en los delincuentes conocidos en estas dos localidades, hasta que consiguieron centrarse en un único sospechoso. Fue así como, tras tener noticias del último atraco perpetrado en la gasolinera, la Guardia Civil consiguió detenerlo en la puerta de su casa minutos después del robo.
Los agentes encargados de la investigación habían desplegado un dispositivo que les permitiese actuar con celeridad ante un nuevo atraco. Tras la detención, la Guardia Civil registró el domicilio del detenido y encontraron los cuchillos y las ropas que este individuo había utilizado en los atracos investigados.
IDEAL pudo hablar con las tres farmacias afectadas. El botín total sustraído ascendió a unos 1.700 euros. Según los trabajadores de la primera farmacia en la que robó, el hombre dijo «buenas tardes» y se acercó como si fuera un cliente más. Se aproximó a Guillermo, que atendía detrás del mostrador, y le sacó un cuchillo «de grandes dimensiones». «Me dijo: no os va a pasar nada, pero quiero dinero para comer. Ábreme la caja y no digas nada», recuerda Guillermo. Así lo hizo. Desplumó las dos cajas registradoras y se llevó unos 600 euros. A los afectados les sorprendió la «educación» con la que habló el susodicho. «Se fue disculpándose, pedía perdón», comenta Guillermo.
Dos días después, se repitió la escena en otra farmacia. «Saludó, dijo 'buenas', y sacó un cuchillo de 20 centímetros de hoja», relatan los trabajadores que se encontraban allí. Usó el patinete para marcharse del lugar. En la última farmacia, además de los trabajadores había dos clientas; estaban siendo atendidas cuando el tipo entró. Repitió las palabras que pronunció en los otros dos negocios y también sacó un arma blanca. «Las clientas, asustadas, murmuraban: ¡Tiene un cuchillo grande, muy grande!», cuenta Carmen. Se llevó aproximadamente 600 euros y, mientras se iba, pedía perdón.
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