Los apartamentos turísticos en la provincia de Granada aumentan un 20% en solo tres años
La capital, la Costa y la Sierra concentran la mayor cantidad de viviendas de este tipo, mientras el crecimiento se estanca en zonas del Área Metropolitana
El del piso turístico es un negocio en boga en la provincia granadina, aunque en algunos lugares da señales de agotamiento, de intentar ordeñar una ... vaca que no sabe cómo dar más leche. De acuerdo con los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE), la cifra de viviendas que se dedican a este uso se ha incrementado prácticamente en veinte puntos porcentuales en apenas tres años. La distribución, eso sí, es bien variable, ya que la inmensa mayoría de ellos se reparten entre la capital, la zona de la Costa Tropical y el entorno de Sierra Nevada. Sin embargo, en los últimos años se registra un fuerte crecimiento de estos negocios en otros puntos, como el Valle de Lecrín. Pese a todo, este mercado también comienza a dar señales de agotamiento en algunos lugares, como ocurre en municipios del Área Metropolitana, y un número significativo de municipios de Granada todavía no cuenta con ningún piso turístico; o, al menos, con ninguno declarado de manera legal.
Los datos más recientes del organismo estadístico nacional, relativos a agosto de 2023, señalan la existencia en la provincia de hasta 6.601 pisos turísticos, lo que supone un incremento importante sobre los 5.594 registrados en el mismo momento de 2020. En concreto, el repunte roza los veinte puntos porcentuales y se queda en el 18%. La mayoría de ellos, eso sí, se reparte entre apenas un puñado de municipios. Solo la capital granadina, con 2.458 viviendas turísticas presentes en la estadística oficial, aglutina a más de un tercio del total (el 37,2%).
Los municipios más destacados de la Costa Tropical, por su parte, hacen lo propio con otro treinta por ciento; el más significativo es el caso de Almuñécar, con 1.380 pisos de estas características, una de cada cinco de las que hay en toda la provincia. Salobreña, con 327 viviendas, y Motril, con 311, también ocupan lugares en un 'top 5' en el que solo falta por mencionar el caso de Monachil, cuya cercanía con Sierra Nevada le permite aglutinar hasta 584 de estos negocios, casi uno de cada diez (8,8%).
Sin embargo, las zonas de mayor crecimiento del sector en los últimos tres años no se concentran exclusivamente en estos puntos, los que tradicionalmente son de mayor interés para todo tipo de turismo. Los datos del organismo estadístico nacional dicen que el nuevo foco de expansión está en el Valle de Lecrín. Destaca, en concreto, el caso de Dúrcal, el municipio que es cabecera de esta comarca. Solo en los últimos doce meses a la publicación de los datos más recientes, la cifra de apartamentos turísticos en la localidad se duplicó tras pasar de 16 a 32. También ocupa un lugar destacado si el período de análisis se amplía hasta el año 2020; en concreto, el segundo, solo por detrás de Nigüelas, también en la misma zona, donde el incremento ha sido espectacular: de 5 viviendas de este tipo hasta las 27 de 2023, es decir, un incremento porcentual de 440 puntos. La Alpujarra también ofrece algún caso destacado, como el de Trevélez, que en este mismo período pasó de siete a veinte apartamentos turísticos.
La tendencia general de este mercado en la provincia continúa siendo ascendente en términos generales, pero comienza a dar señales de agotamiento o incapacidad de crecer en otros puntos. Hay hasta once municipios que han duplicado su oferta de este tipo de alojamientos en los últimos doce meses, y otros nueve que no contaban con ninguna vivienda turística en 2020 ahora sí tienen alguna. Sin embargo, hasta hay 40 otros núcleos urbanos de los 174 que componen la provincia, algo más de uno de cada cinco, que hoy tienen menos pisos para este uso que doce meses antes. En este sentido, destacan sobre todo los casos de algunos municipios del Área Metropolitana, como el de Peligros, que pasa de 12 a 5, o el de Albolote, que se queda con 14 cuando tenía 21; una tendencia que parece indicar señales de agotamiento en el crecimiento en zonas anejas a la capital, de un mercado que comienza a llegar a un momento de saturación.
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