Salud
Un antiguo alumno de la UGR crea un revolucionario fármaco contra el cáncer: «Muchos no me creían»Tras salir de Granada, Asier creó su propio laboratorio en Edimburgo, desde donde acaba de hacer historia: «Estudios señalan que funcionará en el cáncer de mama triple negativo, el más agresivo»
El investigador Asier Unciti-Broceta (Algeciras, 1976), formado en la facultad de Farmacia de la Universidad de Granada (UGR), ha hecho historia en la lucha ... contra el cáncer al inventar un revolucionario fármaco en su propio laboratorio de Edimburgo. Él y su equipo han descubierto cómo frenar eficazmente la proteína SRC, la que es capaz de provocar la metástasis, creando una pastilla con prometedores resultados. A la espera de comenzar en verano los ensayos clínicos en pacientes, el mundo entero mira estos días a Asier, un valiente emprendedor que comenzó su andadura en Granada.
En 2010 empezó a crearse el NXP900, nombre comercial del medicamento cuyos derechos han sido adquiridos por la empresa Nuvectis Pharma. Esta molécula, del tamaño de una pastilla, se ingiere de forma oral y va dirigida a la proteína SRC, que se desregula por distintas señales que reciben las células en ciertos tipos de cáncer. La proteína se conoce desde hace décadas y la industria ha desarrollado fármacos para inhibirla, pero Asier Unciti-Broceta ha ido mucho más lejos. «Se pensaba que solo con inhibirla era suficiente, pero hemos demostrado que no. Lo que hace nuestro fármaco es cerrar la proteína, como una concha, para detener su progresión. Es un cambio de paradigma», explica a IDEAL el investigador andaluz. De hecho, lo más complicado de este proceso ha sido convencer «a gente que tiene más respeto en el mundo del cáncer» que él de que su hipótesis era cierta. «Muchos no me creían. Cuando se comprobó, hubo una explosión del interés de las empresas», asevera.
Las preguntas del millón en estos casos son qué tipos de cáncer curará y cuándo. Sobre la primera cuestión, Asier aclara que solo servirá para aquellos que están relacionados con esta proteína, de lo contrario no funciona. Es la desventaja: al ser tan preciso, su uso se limita. Lo más positivo es que los efectos secundarios serán mínimos en los pacientes que puedan recibirlo. «Tenemos estudios que señalan que funcionará, por ejemplo, en el cáncer de mama triple negativo, el más agresivo, lo cual es una buenísima noticia», apostilla. Sobre cuándo estará disponible, en el laboratorio esperan poder empezar los ensayos clínicos con pacientes en verano. «No podemos decir que estaremos curando el cáncer en los próximos años, hay que ir poco a poco, pero esperamos dar algo beneficioso cuanto antes», añade.
Experiencia en Granada
Sin el paso de Asier por la UGR su laboratorio no sería como es. En esta universidad estudió la licenciatura de Farmacia durante cinco años, con excelentes calificaciones, para hacer después el doctorado en el departamento de Química Farmacéutica. «Durante la carrera el mundo de los fármacos me fascinaba, siempre ha sido mi pasión, pero nunca me imaginé creándolos yo para curar el cáncer», cuenta el investigador, que descubre la formación en la UGR como «muy completa».
Llegó a Granada en 1994 y se fue en 2005, por lo que sigue siendo una de sus etapas más largas y enriquecedoras. La primera oportunidad de trabajo le surgió en Edimburgo, así que cogió las maletas y se marchó. Por aquel entonces le gustaba la idea de volver a la UGR para ser profesor, pero sus planes cambiaron. Al principio se subestimaba a sí mismo, luego entendió el valor de su potencial. «No hace falta venir de Harvard o Stanford, alguien de Granada puede llegar aquí y estar al nivel de los demás», manifiesta.
Asier creó en 2010 su propio laboratorio dentro del Instituto de Genética y Cáncer de la Universidad de Edimburgo. Allí ha recibido a decenas de estudiantes de la UGR con la misma idea que él mismo tenía en sus inicios: formarse en un laboratorio en el extranjero y volver a Granada. Al investigador siempre le llamó la atención Farmacia por las incontables facetas de la ciencia que ofrece. Ahora abarca muchas de ellas. «Diseñamos el fármaco y lo probamos, hemos creado una pequeña industria farmacéutica con un grupo de investigación multidisciplinar de diez personas», resume.
Estos días está «desbordado» por la repercusión de su investigación. El camino ha sido duro, con «pequeñas alegrías» y otros tantos sinsabores. «Y ahora estamos tan cerquita…», comenta emocionado. Está feliz por el logro, pero es consciente de que el camino restante es arduo. «Aún no hemos curado el cáncer. El día que yo vea que un paciente se beneficia, se reduce su enfermedad y puede vivir más tiempo gracias a mi fármaco, será cuando me sienta completamente realizado», concluye. Mientras llega ese momento, el mundo entero le recuerda lo orgulloso que está de él.
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