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Inés Gallastegui
Sábado, 18 de enero 2025, 00:00
«Complicado e importante». Así define Ángel Ibarra, director del consorcio Ifmif Dones España, el año que acaba de comenzar, plagado de retos que este ... organismo afronta para poner en marcha la mayor infraestructura científica de España, el acelerador de partículas que se construye en la Ciudad Industrial, Tecnológica y Área de Innovación (Citai) de Escúzar. La instalación, que debería entrar en funcionamiento en 2034, está destinada a probar los materiales que se utilizarán en futuras plantas de fusión nuclear, una fuente de energía limpia, barata e inagotable.
Si todo va sobre ruedas, el equipo estrenará su nuevo edificio en la primera mitad del año. Un paso necesario para crecer, porque el número de profesionales casi debe duplicarse antes de diciembre, de los 50 actuales a cerca de 100. Es la plantilla que, entre otras cosas, debe elaborar todos los contratos asociados a la construcción del gigantesco edificio principal, que deberían comenzar a primeros de 2026. Para ello es clave asegurar la financiación que sustentará tanto las contrataciones de personal como las licitaciones públicas, en torno a 210 millones procedentes de fondos estructurales europeos que deben aportar el Gobierno central y la Junta de Andalucía. Sumar al proyecto a nuevos socios internacionales –ahora mismo solo participan España y Croacia– es otro objetivo crucial. «No sé si cumpliremos todos estos objetivos, pero las cosas están bien encaminadas», concluye Ibarra.
Infraestructuras
El equipo del acelerador se mudó en septiembre desde la sede del Vicerrectorado de Investigación en Gran Vía al edificio UGR Dones, propiedad de la Universidad de Granada, en la Citai. Fue un hito, porque por primera vez el equipo comenzaba a trabajar en el que será el emplazamiento definitivo del acelerador, pero el próximo será aún mayor: aunque solo tendrán que «cruzar la calle», explica Ibarra –UGRDones se encuentra justo enfrente–, los profesionales se instalarán por primera vez en la parcela de 10.000 metros cuadrados del consorcio. Allí están a punto de terminar las obras de los tres primeros edificios de los 17 previstos en el complejo: el de administración y oficinas –en el que en un futuro trabajarán más de 300 personas–, el bloque de control de accesos y el almacén-laboratorio.
«UGRDones está pensado para laboratorios y grupos de investigación, pero no para acoger a un equipo de 50 personas. Estamos contentos, pero no es perfecto; estamos un poquito apretados. El edificio de administración está diseñado para acoger a un equipo de gente durante muchos años», explica Ibarra.
210 Financiación
millones de euros de fondos estructurales del Gobierno y la Junta garantizan la financiación del acelerador hasta 2027
50 Contratos
nuevos contratos de ingenieros, investigadores y técnicos se prevén de aquí a fin de añ
Las obras terminarán entre marzo y mayo –«No me atrevo a dar una fecha»– y después habrá que equiparlo, por lo que el director del consorcio confía en que la mudanza se produzca en la segunda mitad de este año.
Respecto al almacén, acogerá en primer lugar el laboratorio en el que se probarán los sistemas para dar energía al acelerador y aún no está decidido si también «el inyector, la fuente de iones».
En proyecto
Otro reto es elaborar y publicar los diferentes contratos para desarrollar la obra civil y los sistemas auxiliares del edificio principal, un monstruo de 150 metros de largo por 80 de ancho y 40 de alto en el que irá ubicado el acelerador de partículas y que tiene un coste estimado de 350 millones de euros.
En los últimos meses del año pasado ya se licitaron varios de esos contratos y en los próximos meses saldrán otros tantos, explica el director del consorcio. Después, las empresas adjudicatarias –constructoras y de ingeniería– deberán redactar a su vez los proyectos. Trámites muy complejos que llevarán, con seguridad, todo el año. «El objetivo es ser capaces de meter las máquinas en la parcela a primeros del 2026, así que este año hay que hacer todo el trabajo previo», subraya. La construcción llevará cuatro o cinco años.
Equipo
Para Ángel Ibarra, sin embargo, el desafío «más importante» del año es el desarrollo de la plantilla necesaria para dar respuesta a todas las tareas que se avecinan: la previsión es prácticamente duplicar el equipo –ahora son 40 directamente contratados por el consorcio y 10 más dependientes de otros organismos– hasta alcanzar el centenar de profesionales a finales de año, aunque serán cerca de 400 cuando el acelerador arranque, en torno a 2034. «La cantidad de trabajo va a crecer y, si no, no seremos capaces de gestionarlo todo», argumenta.
Ese objetivo se enfrenta a dos dificultades: una, garantizar los fondos necesarios para sacar la convocatoria de plazas –cada puesto debe ser autorizado por Hacienda– y dos, más espinosa–, «encontrar a la gente adecuada». Ibarra recuerda que reclutar al equipo inicial fue «relativamente fácil», porque en instalaciones científicas de otras ciudades de España y de Europa había muchos ingenieros granadinos o andaluces deseosos de volver a su tierra. El problema, recuerda, es que los sueldos dependientes de organismos públicos en España son poco competitivos con los que se están pagando a especialistas de primer nivel y con experiencia en Centroeuropa.
No en vano, han quedado desiertas varias de las últimas convocatorias, tanto de personal técnico necesario para manejar los prototipos –«Manitas», resume Ibarra– como investigadores de perfiles muy específicos, como robótica y manipulación remota o sistemas complejos de refrigeración y ventilación. Con este panorama, solo hay dos alternativas: mejorar la oferta económica o rebajar los requisitos de los aspirantes. «La manera de arreglarlo es abrir la mano en los perfiles, aceptar gente con menos experiencia y que se formen con nosotros. El problema es que entonces serán productivos más tarde, y en algunas cosas necesitamos gente ya», reflexiona.
Financiación
El director del consorcio Ifmif Dones señala que garantizar la financiación necesaria para abordar todos los retos anteriores es una tarea prioritaria. La voluntad política de respaldar el proyecto está clara, asegura, pero conseguir el dinero en los plazos requeridos precisa una tramitación larga y compleja.
Las cuentas de la Junta de Andalucía para este ejercicio ya contemplan los 85 millones de euros de fondos estructurales comprometidos para dar soporte al desarrollo del acelerador. En cuanto a los Presupuestos Generales del Estado, están prorrogados para 2025. La liberación de esos fondos «está asociada a una convocatoria pública que salió antes de Navidad y está pendiente de resolución», lo que, en principio, garantiza una cantidad igual por parte del Gobierno central. Esa cantidad daría cobertura a las licitaciones «para los próximos tres o cuatro años». Además, el consorcio está pendiente de firmar una adenda al convenio de este organismo «que refleje las contrataciones de estos años» por valor de otros 40 millones de euros. En total, 210 millones que darían cobertura a las necesidades de la instalación hasta 2027.
Socios internacionales
Un asunto «importantísimo», pero que también escapa a las competencias estrictas del consorcio, es sumar más socios internacionales al proyecto, al que por ahora solo España y Croacia aportan fondos. Italia ya firmó el verano pasado un convenio con el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades español, pero finalmente no dio el paso siguiente, el de comprometer por escrito su apoyo económico, en el último comité de gestión de Ifmif Dones, celebrado en Granada en octubre.
Ángel Ibarra confía en que las buenas intenciones de alguno de los 15 socios 'observadores' se materialicen a lo largo de 2025; en concreto, además de Italia, Japón y la Unión Europea, con los que las negociaciones están más avanzadas. Con esa esperanza la reunión semestral del comité de gestión internacional (steering committee), que hasta ahora se celebraba en el mes de marzo, se ha aplazado a mayo.
El consorcio Ifmif Dones es una de las empresas más interesadas en la puesta en marcha de una línea de autobús directo entre Granada y la Citai, que el Consorcio Metropolitano de Transportes anunció en verano pero aún no ha puesto en marcha. Ángel Ibarra también reconoce que en el polígono industrial de Escúzar faltan algunas infraestructuras hosteleras –restaurantes, un hotel–, y confía en que se desarrollen con el tiempo. No solo por la comodidad de su equipo, matiza, sino por las empresas que le prestan servicios auxiliares, ahora y en el futuro. «Tenemos convenios con unas 20 compañías, algunas de Granada y otras de otros lugares: de robótica, componentes electrónicos, sistemas de radiofrecuencia, metales líquidos…. Cuando empecemos a tener equipo y laboratorios funcionando vamos a requerir apoyo en interacción continua con ellas y es esperable que monten un taller, una oficina o una nave con las cosas que necesitamos más frecuentemente. Si es fácil instalarse en la Citai lo harán allí y si no, no. Espacio hay».
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