Anillan el bosque de la Alhambra para controlar la expansión de la procesionaria
Las altas temperaturas y el cálido invierno adelantan la visita del insecto | El Patronato toma medidas de prevención tras detectar nidos de orugas en los pinos e instala trampas contra la especie urticante
pilar garcía-trevijano
GRANADA
Martes, 19 de marzo 2019
La riqueza del bosque de la Alhambra lo convierte en el hogar perfecto para las visitas de individuos invertebrados. La última en escoger el paraíso ... nazarí como morada ha sido la procesionaria. El breve invierno y las altas temperaturas han propiciado que este inquilino adelante su llegada. En las últimas semanas el servicio de jardines, bosques y huertas ha detectado la aparición de bolsas de larvas en las copas de los pinos colindantes al cementerio, la Silla del Moro y el Paseo de los Nogales, ya en el interior del monumento. Los transeúntes que se acerquen a la zona podrán ver los lunares blancos en los árboles afectados.
Los nidos que tejen en pinos, cedros y abetos pueden alcanzar un tamaño de hasta veinte centímetros. Durante este tiempo, las criaturas se alimentan de las agujas y brotes de las coníferas. Cuando se convierten en plaga dejan un panorama desolador de pinos esqueléticos y enfermizos, sin embargo, la mayoría de los árboles afectados se recuperan con rapidez y llegan a crecer con más fuerza.
Una vez las orugas maduran, bajan de las copas para encontrar el suelo blando y formar una crisálida que dará lugar a las polillas blancas y marrones que irrumpen, atraídas por la luz, en los domicilios granadinos en las noches de verano. Es en los desplazamientos cuando sus pelos punzantes pueden generar molestias, alergias o efectos graves en animales y niños. En su descenso, las orugas recorren un espacio de 30 metros hasta encontrar suelo blando adecuado donde poder enterrarse, por esta razón las trampas del patronato tienen un bolsón de arena incorporado para atraerlas y recogerlas. Catuxa Novo, jefa de Jardines de la Alhambra, explica que los operarios vigilan las copas de los pinos para eliminar así las procesionaria en todos aquellos puntos donde se localicen, aunque todavía no han decidido cómo eliminar los bolsones y tampoco han recogido a los insectos. El organismo responsable de la gestión de la Alhambra monitoriza el descenso de la oruga, que puede suponer un peligro para los turistas, y dará aviso a los trabajadores para que se limpien las zonas afectadas y se retire este lepidóptero.
Los gestores asegura que en los últimos años no se ha tratado la procesionaria. «El nivel de afectación ha sido tan bajo que no se ha considerado necesario. Sólo se trata cuando es un problema en zonas de uso público», dice Novo. Hasta ahora el Patronato no ha usado la técnica de la endoterapia vegetal –que consiste en la inyección de productos repelentes– en los árboles y se plantea su utilización el próximo año.
Lucha biológica
Para conservar el entorno de la Alhambra y las especies endémicas, el Patronato evita el uso de productos fitosanitarios. Si se detecta la proliferación masiva de una especie, susceptible de constituir una plaga, los operarios abogan por usar organismos vivos que de forma auxiliar restablezcan el equilibrio entre depredadores y presas; es decir el Patronato no introduce más ejemplares de las especies sino que incrementa «las condiciones para que exista la fauna auxiliar que acaben con las plagas».
Además de la procesionaria, los pulgones son las especies de plaga más comunes en los rosales y laureles de la fortaleza andalusí. También, distintas especies de ácaros y las moscas blancas atacan a las plantas anuales y de temporada. La cochinilla del carmín también afecta a las chumberas de la zona.
Por último, los tilos suelen padecer la presencia de las temidas arañas rojas durante la época de estío. La capa transparente y pegajosa se extiende sobre las hojas los árboles y los ataca. Amigos del calor, las temperaturas veraniegas hacen eclosionar los huevos de estos insectos y todo apunta a que este verano será muy caluroso.
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