Cuando me subo al árbol, que no es mío, que es de todas, nos cuida y lo cuidamos, y paso entre la cosquilla de las ... ramitas, y trepo por los trozos de madera muerta hasta esta rara pila de piedras que siempre están pegadas, no entiendo muy bien por qué, y miro bien alto, lejos, fijamente a las montañas blancas, su curva amiga, su lomo que resopla mientras va perdiendo nieve, y veo todo eso que sucede un día más, entonces me pregunto: esos seres humanos envueltos en colores, ¿qué hacen?, ¿adónde van?
Algunas de nosotras dicen que se deslizan rápido porque están escapando de la nieve. Otras creen que no, porque enseguida vuelven al mismo lugar, y escapar no es así, el miedo es diferente. Comida no buscan o no saben buscarla, porque sé que ahí no hay, no ahí, no así. A mí me parece que se están persiguiendo, los seres humanos siempre persiguen algo o nos persiguen a nosotras. A lo mejor ahora se cazan entre sí.
Hacen ruido y no se asustan. No se asustan del ruido, como si les gustara. Eso me intriga. Después se meten adentro de los pájaros transparentes. Los pájaros transparentes vuelan raro, lento, mal. Quizá lleven algún daño. Todo lo que tiene seres humanos dentro lleva un daño. ¿Qué daño tendrán los seres humanos?
Algunas de nosotras dicen que están heridos sin olor a sangre. A otras les parece que sabían volar y ahora no. Que por eso vienen, para volver a aprender. Pero no hablan con los árboles. No trepan. Y si no trepan, no aprenden.
Es divertido, es bueno mirar desde aquí arriba. Tengo comida cerca. Hace frío con música, el viento me acompaña. Desde aquí arriba todo brilla más. Me hago muchas preguntas sobre esos seres humanos que van y vienen en la última nieve. Qué harán, qué quieren. Y, sobre todo, digo yo, nos preguntamos todas, ¿cómo sobreviven? ¿Y usted? ¿Usted qué hace? ¿A ver?
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.