Borrar
Una mujer camina por el Centro de Granada con un paraguas, en la jornada de DANA del pasado miércoles. Pepe Marín

Con otros ojos

Las dos lluvias

Ese fetiche plegable que llamamos civilización se parece a un pequeño paraguas que apenas logra cubrir dos o tres pasos

Domingo, 17 de noviembre 2024, 00:17

Comenta

Cuando estamos a salvo, la lluvia tiene algo introspectivo, de regado interior, como si leyéramos un texto que gotea lentamente. Pero, en caso de intemperie, ... se puede convertir en una manada de temores. Posible compañía o amenaza, delicadeza o desastre, la lluvia se comporta igual que las emociones: sus efectos dependen del caudal que podamos manejar. En su justa medida fertiliza, acota un refugio con chimenea propia. Su exceso lo inunda todo y devasta la tierra que pisamos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal Las dos lluvias

Las dos lluvias