Amanda, la estanquera de Granada que venció a su atracador: «Dispara si tienes huevos»
Impidió un robo a punta de pistola en este establecimiento del Centro de la ciudad en una muestra de coraje para «defender lo mío» y se ha ganado el reconocimiento del barrio
Ángel Mengíbar
Granada
Viernes, 10 de febrero 2023, 13:13
El Centro de Granada tiene una nueva heroína. A sus 39 años, Amanda Martínez defendió su estanco con uñas y dientes de la amenaza de ... un atracador. Este se marchó con las manos vacías a pesar de que la llegó a encañonar con un arma de fuego. Consciente de que corrió un riesgo innecesario, se muestra arrepentida. Sin embargo, su resistencia le ha servido para ganarse el apodo de Rambo entre los vecinos y comercios de la zona.
Todo ocurrió el pasado lunes 6 de febrero. Poco antes de las cuatro de la tarde, Amanda estaba almorzando con su hija de 12 años en la trastienda. A través de las cámaras de seguridad detectaron la llegada de un nuevo cliente. Tenía la cara tapada por una braga y una capucha. Se mostraba nervioso antes de ser atendido. Una situación que no le dio buena espina a la estanquera.
«No paraba de tocarse el pantalón. Como si portara un arma. Y así fue. Antes de salir, le dije a mi hija que no hiciese ningún ruido y no se moviera. Estaba convencida de que me iba a atracar», explica la propia Amanda Martínez a IDEAL. En cuanto vio a la estanquera, el atracador sacó una pistola, apuntó hacia la propietaria y le requirió el dinero de la caja. Amanda trató de disuadirlo tras apretar disimuladamente el botón de alarma, pero el delincuente siguió en sus trece.
«Cuando vi que no había forma de convencer al atracador, agarré un poco de dinero en metálico, me retiré y le solté: 'Dispara si tienes huevos. No te vas a llevar ni un duro'», cuenta. No los tuvo. Ante tal resistencia, el delincuente se dio por vencido, la insultó y abandonó el local. El susto había pasado, pero Amanda no podía quedarse de brazos cruzados. Persiguió al atracador hasta la calle cuando, de repente, un impulso le hizo regresar a la tienda: su hija.
«Cuando vi que no había forma de convencer al atracador, agarré un poco de dinero en metálico, me retiré y le solté: 'Dispara si tienes huevos. No te vas a llevar ni un duro'
«Nos abrazamos. Estaba desconsolada, todavía con lágrimas en los ojos. La tranquilicé y llamé a la Policía. En el momento no lo pensé. El instinto me hizo actuar así y defender lo mío», argumenta. Un instinto heroico que la ha encumbrado entre los vecinos y demás comercios del barrio. «Ahora me llaman Rambo, aunque también me aseguran que fue una locura. Y tienen razón», añade.
Una imprudencia
Amanda ha seguido trabajando en su estanco como si nada hubiese sucedido. Los clientes más habituales comentan el atraco frustrado con naturalidad pero con cierta preocupación, sabedores de que se podría haber dado otro desenlace. «Nadie sabía cómo iba a reaccionar el delincuente. Tenía un arma con la que podría haberme disparado y dejarme herida o algo peor. Lo más lógico hubiese sido cooperar y entregarle el botín. Al final, el dinero es lo de menos. Viene y va. Quizá hasta le hacía falta a este hombre, pero ya está hecho», concluye la estanquera.
Pocos minutos después de abandonar el estanco, el atracador se dirigió a otro situado a pocos metros. Esta vez sí que se salió con la suya y se apropió del dinero de la caja tras amenazar con la pistola a la estanquera. Un suceso que llevará al establecimiento a instalar cámaras de seguridad. La herramienta que mentalizó a Amanda de que aquella tarde debía sacar toda su valentía.
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