La Alpujarra era refugio del acusado del caso Madeleine

«Él (el amigo del principal sospechoso) ahora mismo se encuentra en Austria y no desea contactar con nadie, ni medios de comunicación ni nadie en particular», apunta Jon Clarke, director de la revista editada en la Costa del Sol, The OlivePress. Uno de los dardos lanzados por este austriaco, que compartió cárcel en Portugal con el sospechoso del caso Madeleine, fue decir que no le extrañaría nada que Christian Brueckner estuviera detrás de cualquier caso de violación o pedofilia que esté sin resolver en la zona de la Alpujarra desde 2007 en adelante. IDEAL ha contactado con la Guardia Civil de Granada para saber si existe alguna investigación inconclusa sobre algún delito sexual en la Alpujarra granadina en el periodo comprendido entre 2007 y 2020. La respuesta ha sido negativa. Una de las últimas denuncias fue de una visitante de la comunidad jipi de Beneficio (Órgiva) hace dos años, que denunció presuntos abusos sexuales después de una noche de juerga. Los agentes del instituto armado lograron detener al presunto responsable de aquel delito. No hay más. En estos momentos, Christian Brueckner está acusado de la violación de una mujer de 70 años en Portugal por la que le impusieron siete años de cárcel. Esa sentencia la ha recurrido y aún no es firme.

Aquellos últimos días del mes de mayo de 2007, el sospechoso del rapto de Madeleine acudió a Órgiva en una amplia caravana tipo winnebago de color marrón y blanco para ver a su amigo austriaco. Siempre que iba hacia el Algarve portugués solía pasar por la Alpujarra para comprar o vender marihuana o hachís, al mismo tiempo que estaba unos días con Michael Tatschl. Allí ha pasado muchos meses.

A todos los conocidos de este alemán les resultó bastante extraña la gran caravana que traía. Su amigo pensó que era fruto de algún negocio con las drogas, pero ahora se inclina más por otras teorías más lúgubres vinculadas con el caso de Madeleine.

En estos momentos, el principal sospechoso de la policía alemana cumple una condena en una prisión germana por tráfico de drogas. Se desconoce si saldrá de la cárcel antes de que los tribunales portugueses confirmen la condena de siete años por una violación a una mujer de avanzada edad, o de que la policía otomana compruebe si unos restos de ADN hallados junto a la almohada de Madeleine se corresponden con los de este individuo.

Su amigo, asentado hasta hace pocos meses en Órgiva y ahora en Austria, reitera que este individuo es un peligro social y se muestra convencido de que el sospechoso está detrás del rapto de la pequeña Madeleine. Dijo de su amigo que en Portugal se buscaba la vida robando pisos turísticos en el Algarve y después se jactaba de todos los delitos cometidos, incluidos los de naturaleza sexual. Brueckner puede ser ahora la respuesta ahora a uno de los mayores enigmas policiales de los últimos años.