Alertan del cierre próximo del Centro de Infecciones de Transmisión Sexual en Granada

Este centro, situado en el Hospital Doctor Olóriz (antiguo Clínico), es la principal unidad sanitaria local especializada en el diagnóstico, tratamiento y prevención de infecciones sexuales. Sus profesionales, con formación específica, no solo hacen un seguimiento físico; la atención emocional es otro de los puntos fuertes. «Tratan la enfermedad y todo lo que la rodea. En atención primaria pretenden dar cursos a los trabajadores, pero no es lo mismo», explica Janet Alcaide.

En el centro trabajan dos enfermeras, dos médicos dermatólogos y personal administrativo. Según ha podido saber este periódico, algunos se quedarán trabajando unas semanas más para informar a los usuarios sobre la nueva organización.

Así, Granada seguiría la estela de Sevilla. Ese centro, tal y como explicó Salud en abril, permanecería abierto hasta que el circuito del paciente fuese «un proceso integrado en la atención normalizada de cada consulta de Medicina de Familia». Un referente de atención primaria consultor estará en contacto directo con la consulta de enfermedades infecciosas de los hospitales de referencia para derivar a los pacientes «en caso de necesidad».

Janet Alcaide critica que el centro de Granada dejará de funcionar a pesar de que el volumen de pacientes «es alto». De hecho, diversos informes recientes sobre ITS revelan que su incidencia ha aumentado en la última década. Pese a que estas asociaciones han dado la voz de alarma, recuerdan que el centro atiende a pacientes de todas las orientaciones sexuales. Las personas migrantes o las que ejercen la prostitución, colectivos especialmente vulnerables, hacen también uso del mismo. Acuden igualmente ciudadanos de todas las edades, siendo los jóvenes los que más demandan esta atención.

Lo que más valoran los usuarios del Centro de Infecciones de Transmisión sexual (ITS) de Granada es su rapidez y cercanía. Los profesionales, muy discretos, protegen el anonimato de la persona al máximo. «Algunos tienen ese miedo de que los juzguen, pero ahí no hay estigmas, por eso acuden con tranquilidad y libertad», apostilla Janet Alcaide.

Con esta afirmación está totalmente de acuerdo Diana Hidalgo, también del colectivo LGBTIQA+, que conoce a unos cuantos granadinos que ha ido al centro. Pone el ejemplo de una pareja joven, heterosexual, a la que se le rompió el preservativo mientras mantenían relaciones sexuales. No sabían si se habían contagiado algo el uno al otro, así que fueron allí a pedir ayuda.

«A su médico de cabecera de toda la vida, el que atiende a sus familias, decían que nunca hubieran ido. El estigma de la salud sexual es muy grande», cuenta Diana, que conoce este servicio desde 2003. «Ya entonces tenían una política de protección de datos extrema», añade. Además, recalca que no se trata de un centro independiente, sino que se encuentra dentro de un hospital en funcionamiento. «No supone un coste extra», concluye.

A estas asociaciones les gustaría que otros colectivos se sumaran a la petición de que el centro se mantenga abierto. Están valorando recoger firmas y presentar reclamaciones para evitar el cierre. La Consejería de Salud, por su parte, no ha ofrecido declaraciones a este periódico sobre el supuesto cierre.