Las malas hierbas se abren paso entre los empedrados del Albaicín

La cuesta Beteta, que conecta con la calle Zenete, es uno de los puntos más llamativos. A ambos lados de los peldaños de esta calle, los matojos crecen hasta enlazar con las enredaderas y las chumberas de las zonas verdes. En algunos de ellos se acumulan, además, desechos y excrementos. Una imagen que contrasta con el paisaje de fondo, dominado por la Catedral.

Lo mismo ocurre a las puertas de las viviendas del carril de la Lona y en las calles Serrano, Alpargateros o carril de San Agustín. En la parte alta, las vías aledañas a la calle Pagés presentan un aspecto similar. Junto a la Casa de Porras, en la placeta con el mismo nombre, las malas hierbas se descuelgan incluso desde los muros hasta el suelo.

La asociación de vecinos Bajo Albayzín ha calificado esta situación como «algo habitual». «No es frecuente la limpieza de estos matojos, que pueden permanecer meses sin ser retirados y que además sirven para acumular basura», explican los representantes de los vecinos. En efecto, los hierbajos permanecen en estos espacios a lo largo de todo el año, pero es durante la primavera cuando su presencia se torna más llamativa.

Entretanto, el sol y el calor comienzan a tomar protagonismo, dando lugar a un caldo de cultivo idóneo para los incendios. El precedente más cercano lo encontramos el pasado 23 de julio, cuando unos matojos en llamas en el Albaicín alertaron a los vecinos, que atribuyeron el fuego y la columna de humo a una vivienda en la zona del Arco de las Pesas. Afortunadamente, los Bomberos consiguieron extinguir la fogata.

En caso de que se repita la tendencia de los últimos años, el Ayuntamiento podrá en marcha la habitual campaña de desbroce de solares en las fechas próximas a las fiestas del Corpus. El pasado año, la campaña comenzó el 8 de mayo, y supuso 120 actuaciones en terrenos municipales.