Oficinas sin oficinistas siete años después
El bloque de despachos que Noriega levantó en la glorieta de Arabial permanece intacto tras la quiebra de la constructora y pertenece a Cajasur
javier morales
Sábado, 9 de enero 2016, 01:46
Urende dejó de vender en enero de 2013, días después de que el Juzgado de lo Mercantil número uno de Córdoba decretara la liquidación de ... la empresa. Más de un centenar de trabajadores de las cuatro tiendas de la cadena del grupo Sánchez Ramade en Granada, Córdoba, Jaén y Ciudad Real se quedaron en la calle al zanjarse el concurso de acreedores, todo ello después de un ERE que fulminó 18 tiendas y llevó al paro a 600 empleados.
Pero la firma Sánchez Ramade en Granada capital no se limitó a la tienda de electrodomésticos. Uno de los grandes proyectos de esta empresa fue la construcción del complejo Ramade, un edificio en forma de ele con viviendas y oficinas situado entre Camino de Ronda y Arabial, concluido en 2008. Junto con el gimnasio YO10, el aparcamiento subterráneo y el parque contiguo, estos inmuebles de diez alturas sustituyeron a la antigua estación de autobuses, derribada en 2003, y a la glorieta de Arabial.
En su momento, este enclave se concibió como un impulso de modernidad para Camino de Ronda que sería completado después con la reurbanización tras las obras del metro. Sin embargo, la expectación que levantó el ala de oficinas, un bloque de tonos grisáceos y superficie brillante, no llegó a concretarse en ocupaciones: están intactas desde su finalización. La entrada apenas llega a percibirse por los carteles que tapan la planta baja. Una imagen que nada tiene que ver con la prevista en el proyecto.
Noriega declaró suspensión de pagos en 2010 y quebró en 2012 con una deuda de más de mil millones de euros. Es uno de los nombres que aparecen en la última lista de morosos publicada por Hacienda, ya que contribuye con 43,7 millones al total de 78 millones de euros que el grupo Sánchez Ramade debe al Fisco.
Situación actual
La página web de la constructora propiedad de los herederos de Eugenio Sánchez-Ramade, fallecido en 2005, sigue en activo, al igual que algunos de los teléfonos de sus delegaciones. En la central, situada en Córdoba, explican que las oficinas de la glorieta tienen propietario: Cajasur.
Esta caja de ahorros también vivió su particular debacle en 2010, cuando estaba presidida por el clérigo Santiago Gómez Sierra, con una intervención por parte del Banco de España para evitar la quiebra. La ruptura de las negociaciones de fusión con Unicaja catalizó la llamada de auxilio al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), que contribuyó con más de 500 millones de euros. La vizcaína BBK, integrada en Kutxabank tras una fusión con otras cajas vascas, fue la entidad financiera que se impuso en la subasta y adquirió los derechos y obligaciones de Cajasur.
En las inmobiliarias de Kutxabank y Cajasur aseguran que las oficinas del edificio Ramade no están en venta ni alquiler, y desde la central explican que no pueden ofrecer información sobre el inmueble. Tampoco conocen la situación del edificio en el Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Granada, ya que Noriega, según dicen, comercializaba sus promociones sin acudir a terceros.
Lo que sí queda claro, a raíz de las noticias publicadas tras la caída de Cajasur, es que buena parte del declive de la caja tiene que ver con las inversiones en el sector del ladrillo a través de promotoras como Noriega. No en vano, en las informaciones difundidas en noviembre de 2010, cuando Noriega entró en concurso de acreedores, los expertos en el mercado financiero citaban a Cajasur como una de las principales perjudicadas por la suspensión de pagos de la constructora.
Y en este embrollo, uno de tantos en el estallido de la burbuja inmobiliaria, se han visto envueltas las oficinas del edificio Ramade, que, al menos de momento, parecen destinadas a acumular polvo. Distinta suerte tuvieron las 18 viviendas públicas que quedaron momentáneamente paralizadas a finales de 2010 en el barrio de El Moruno, en Almuñécar. VISOGSA adjudicó su construcción a Noriega en septiembre de 2009 y justo un año más tarde disolvieron el contrato. La empresa provincial de vivienda resolvió entonces ceder la terminación de obra a la Unión Temporal de Empresas Glesa-Alaminos, que completó esta edificación.
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