Tengo la idea: cómo reinventarse en Granada
Quien está parado tiene mucho tiempo para pensar. Busca una salida y cuanto más lo hace, más se desespera. Pero cuando menos se lo espera, zas, se ve iluminado por una luz que lo saca de sus tinieblas
Guillermo Ortega
Jueves, 29 de octubre 2015, 10:25
Quien está parado tiene mucho tiempo para pensar. Busca y busca una salida y cuanto más lo hace, más se desespera. Pero cuando menos se ... lo espera, zas, se ve iluminado por una luz cegadora que lo saca de sus tinieblas. Ha dado con 'la idea', con el negocio que le sacará definitivamente de apuros. Bueno, ojalá fuera tan fácil como pensarlo y hacerlo, pero el subidón inicial es así. Aquí van algunos casos de emprendedores que persiguen esa Idea. Y a los que por ahora no les va mal.
En enero de 2014 abrió sus puertas erranT, un espacio de trabajo conjunto, una especie de oficina que comparten personas que no tienen por qué conocerse entre sí y que se dedican a cosas distintas. O como se dice ahora, con esa manía de no traducir al español, un coworking.
Lo regentan el periodista José Antonio Barrionuevo, el operador de cámara Juan Luis Albea y el realizador de televisión Nino Galdón. Los tres se quedaron en paro a la vez y vieron ahí una posible salida. Alquilaron un amplio local en la calle Cruz (a tiro de piedra de un montón de tiendas pobladas por frikis), lo reformaron a fondo y allí siguen.
El primer mes teníamos un cliente; el segundo entró el segundo y ahora ya tenemos entre 30 y 35, estamos en nuestro mejor momento, comenta Nino Galdón, que reconoce que la apuesta era arriesgada. Era algo desconocido para nosotros y hemos ido aprendiendo sobre la marcha. Seguimos haciéndolo.
Por las mañanas, erranT está casi completo. Por la tarde aún hay huecos, así que las posibilidades de mejorar aún existen. Sobre todo si le siguen dando uso a una sala anexa en la que se han impartido talleres, se han dado ruedas de prensa Lo que haga falta para seguir creciendo.
La inversión inicial fue importante, pero erranT ya está en la buena vía para recuperarla. Y por lo pronto, sus tres socios han podido ponerse un sueldo. Viven de lo que tres años antes era una utopía, así que están contentos.
También lo están en Bora-Bora, una tienda de discos ubicada en la Plaza de la Universidad, al lado de la facultad de Derecho. Nació hace tres años de la mano María José De la Cruz y Gonzalo Tafalla, una pareja que tampoco tenía mucho que perder. A los dos estaba a punto de acabárseles el subsidio y no tenían nada a la vista. Nos liamos la manta a la cabeza y dijimos de hacer algo que por lo menos nos gustara. Y el caso es que, contra todo pronóstico, les va razonablemente bien.
Contra todo pronóstico porque no es ningún secreto que el sector del disco atraviesa una profundísima crisis. Ante esa situación, que convierte casi en un insensato al que osa abrir un comercio de ese tipo, está claro que había que ofrecer algo diferente, así que, como explica Mariajo, apostaron en primera instancia por poner a disposición de los aficionados elepés de segunda mano difíciles de encontrar.
Desde entonces hemos prosperado y ahora tenemos cedés, elepés nuevos, libros, tocadiscos nos apuntamos a todo, cuenta la empresaria, que se alegra de que en todas partes haya gente como Gonzalo y ella. Lo explica así: Nosotros tenemos la costumbre, cada vez que vamos a una ciudad, de ir antes que nada a sus tiendas de discos. Ahora vemos que pasa lo mismo aquí, que viene gente que está de visita en Granada.
Como no está el horno para bollos, los dueños de Bora-Bora no compran lotes de discos; prefieren hacerse con joyas ocultas, con referencias que es complicado encontrar. Pero que tienen público, como se está demostrando.
En la tienda, además, se han hecho presentaciones de discos, conciertos (en formato acústico, sobre todo), fiestas y lo que se haya terciado en cada ocasión. A día de hoy, es uno de los establecimientos más valorados de España, gracias en parte a su buena promoción en redes sociales, y, en fin, que allí siguen Gonzalo y Mariajo dispuestos a no rendirse bajo ningún concepto.
Ya ha cumplido también tres años Punto T, una tienda erótica y de cultura sexual de la que se encarga la pedagoga Ana López y que siempre ha tenido como objetivo alejarse del toque obsceno que caracteriza a muchos sex-shop y que busca, en cambio, darle un aire elegante. Su oferta no se limita a juguetes sexuales sino que es muy variada. De hecho, tiene una sección de libros eróticos nada desdeñable.
Está en Sierpe Baja, una bocacalle de la muy frecuentada calle Mesones, pero a estas alturas ya casi nadie se escandaliza ante un escaparate tan peculiar, como tampoco ninguno aparta la mirada cuando pasa delante de El Cajón de tus Secretos, en la muy céntrica calle Reyes Católicos, que va a cumplir dos años y cuyos propietarios no estaban en el momento de hacer este reportaje. Aunque a decir de una empleada, las cosas les funcionan bien.
Hay otros muchos ejemplos: en el Zaidín hay una tienda de comida familiar que le hace la competencia autóctona a las decenas de establecimientos que ofrecen kebab (y ahora también sushi). En la calle Molinos, en la Acera del Darro y ahora también en Tendillas de Santa Paula, hay tiendas especializadas en vino. Esta última la lleva una sumiller llamada Fuensanta Martín, que también regenta un local muy conocido, La bodeguilla de al lado. Que está al lado, valga la redundancia.
En ese nuevo espacio, llamado Petra, la especialista aspira a que los clientes disfruten del vino, que aprendan lo que puedan de ese mundo tan amplio. Y para ponerles las cosas fáciles, organiza catas.
Después están las tiendas de cigarrillos electrónicos, que arrancaron como un tiro pero han perdido fuerza con la misma rapidez. O un fenómeno más reciente que responde al nombre de Afterwork y que sirve bebidas de alta graduación (el inevitable gin-tonic y el más novedoso vodka con tónica) a los que salgan estresados de su trabajo por la tarde. En la calle Obispo Hurtado funciona uno y en Ganivet, otro. Aunque en esta última vía son tantos los negocios de hostelería que han abierto últimamente que eso daría para otro artículo.
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