Llueve a gusto de todos
Si continúa lloviendo, y las previsiones apuntan a que eso volverá a ocurrir mañana, especialmente por la tarde, el tiempo refrescará
Guillermo Ortega
Lunes, 26 de octubre 2015, 13:17
Seguro que muchos lo están pensando: ojalá lloviera así durante unos cuantos días. Así, de esta forma, no hace falta más ni menos. Porque la ... mañana ha sido de precipitaciones abundantes, pero no exageradas. Con lo cual no han causado daños y sí beneficios. Bastantes.
Tirando de tópicos, habrá que empezar por el que asegura que la lluvia es buena para el campo. Por citar uno, el sector del olivar, que es bastante importante en Granada (tercera provincia productora de Andalucía, sólo por detrás de Jaén y Córdoba) la llevaba implorando desde principios de octubre, porque de lo contrario se avecinaba una cosecha muy pobre.
Para continuar, le sirve a los árboles, las plantas, los ríos, los pantanos En fin, el agua que ha caído no da para llenar un embalse, ni muchísimo menos, pero sí logra que el terreno, seco después de un verano terrible, empiece a alimentarse. Cuando ya haya absorbido toda la que le hace falta, devolverá la que le sobre.
Además, aunque sólo sea por la que le aporten los ríos, riachuelos y arroyos y la que le caiga encima, algo repercutirá en los embalses. Y hablando de ríos, da gusto ver de nuevo al Darro convertido en uno de verdad, algo mucho más poderoso que ese hilillo de agua que se limita a ser en los meses de verano. Ahora hasta se le ve dar gustoso su agua cuando muere en el Genil.
Si continúa lloviendo, y las previsiones apuntan a que eso volverá a ocurrir mañana, especialmente por la tarde, el tiempo refrescará y Granada dejará de tener esos 26 grados al mediodía que tan impropios son en esta época del año y que sólo sirven para darle la razón al dicho que asegura que aquí sólo hay cuatro estaciones: verano, invierno, la de autobús y la de tren.
Ha habido problemillas, naturalmente. Es automático que en cuanto caen dos gotas se atoren algunas alcantarillas y se generen más atascos, sobre todo en las horas en las que ya los suele haber de por sí, como las de entrada y salida de los colegios. Pero hasta para eso puede haber un consuelo: el coche se ha lavado y esos eurillos que se ahorran de llevarlo a que lo haga una máquina.
Pero el Paseo del Salón, por citar un sitio recurrente, estaba en condiciones. Allí se han presenciado a veces escenas dantescas. El pasado 30 de septiembre, sin ir más lejos. Ha llegado a ser un río discurriendo en paralelo al auténtico, al Genil, donde el agua ha amenazado seriamente con tragarse coches y ocupantes. Hoy no, hoy caía el agua mansa, en ocasiones hasta escampaba. Cae fina la lluvia, como cantaron Triana. Y todos lo agradecen.
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