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Homenaje a Agustín Lara en Granada en 1964. Antonio Gallego Morell le entrega una placa. Torres Molina
Agustín Lara vino para quedarse

Agustín Lara vino para quedarse

Momentos de Granada ·

El autor de nuestro himno, que escribió sin conocer la ciudad, quedó enamorado de esta tierra para siempre

TITO ORTIZ

Martes, 22 de agosto 2017, 01:41

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Estábamos una tarde de principios de los setenta en casa de Gervasio Elorza -entonces director del hotel Alhambra Palace- su hermana, Beatriz, su marido, el compositor linarense-granadino Francisco Guerrero, el músico y crítico musical José Antonio Lacárcel y el fotógrafo de IDEAL Orfer. Departíamos en amena charla sobre lo divino y humano, cuando Paco se puso al piano y comenzó a interpretar con brío la Internacional Socialista. Creo que fui yo el que le dijo al músico entre carcajada: «Paco, si algún vecino reconoce lo que estás tocando, en menos que tarda en persignarse un cura loco, tenemos un Jeep de los grises en la puerta y acabamos todos en la plaza de los Lobos». Paco abortó la partitura y sin solución de continuidad abordó el himno nacional con todas sus fuerzas en el teclado. Fui yo también el que le dije entre risas: «Hombre, Paco, ni calvo ni con tres pelucas, que se van a creer que somos afectos al Régimen». Y sin pensarlo, Guerrero comenzó a interpretar 'Granada', de Agustín Lara. En ese momento fue su cuñado Gervasio quién dijo: «A propósito de esta canción, os voy a contar una historia que todavía no ha sido escrita».

'Granada', salda su deuda con Lara

Todo el mundo sabe que Agustín Lara compuso nuestra canción sin conocer la ciudad, allá por 1932, y la cantó con tal acierto que estábamos en deuda con él. Por eso, la corporación municipal lo invitó a conocernos. El Ayuntamiento de Granada, por acuerdo del pleno extraordinario municipal de 12 de junio de 1964, le nombró hijo adoptivo, le hospedó en el hotel Alhambra Palace y le ofreció una recepción en el Carmen de los Mártires, siendo objeto de numerosos obsequios, entre ellos una caja de taracea que contenía tierra granadina y de una batuta con empuñadura de plata. El multitudinario homenaje popular se hizo en el Paseo de los Tristes a los pies de la Alhambra, aprovechando el escenario allí instalado durante las recién celebradas fiestas del Corpus. La Banda Municipal de Música interpretó los sones de 'Granada' y fue, incluso, dirigida unos breves instantes por el propio Lara. Durante dos días, la corporación lo acompañó a descubrir la ciudad que con tanto acierto había descrito sin conocerla, y terminados los fastos se despidieron de él a las puertas del hotel, ya que a las once de la noche partía en coche cama del Exprés camino de Madrid, donde lo esperaban en Chicote para honrarlo debidamente, debido a que también había escrito el chotis 'Madrid' sin conocer la capital del reino. El compositor mexicano estaba emocionado del trato recibido, mostrando su agradecimiento con grandes expresiones. No solo el homenaje oficial había sido de su completo agrado, sino que durante los días que estuvo hospedado en la suite real del Alhambra Palace lo había estado a gastos pagados, incluidos los billetes de ida y vuelta, y había podido visitar los rincones más interesantes de nuestra ciudad. Recorrió el Albaicín, quedando prendado de su belleza y sus vistas. Del Sacromonte no había forma de llevárselo cuando presenció La Zambra y convivió con los gitanos. Visitó la Alhambra, la Catedral, la Capilla Real y fue invitado a comer y cenar en los mejores restaurantes, como, por ejemplo, El Sevilla, donde dejó testimonio gráfico de su visita y firmó en el libro de honor.

Me voy de Granada, pero les dejo mi corazón

Como a los ocho o diez días del acontecimiento, el director del Alhambra Palace bajó al despacho del alcalde, Manuel Sola Rodríguez Bolívar, y le preguntó: «¿Alcalde, qué hacemos con la factura de don Agustín Lara?».

La primera autoridad municipal le dijo: «Pues lo de siempre, trae que te la firme y pasa por caja a que te la paguen». A lo que el director respondió: «Es que la factura va por un pico». «Hombre, tampoco será tanto -dijo el alcalde-, si prácticamente no ha estado en el hotel y los dos días ha comido y cenado con nosotros». A lo que el director del Alhambra Palace sentenció: «Ya lo creo que va por un pico, es que el señor Lara sigue hospedado en el hotel».

Minutos después de esta conversación, un motorista salió de la plaza del Carmen con un saluda personal del señor alcalde para entregar en mano a don Agustín Lara, en el que se le rogaba con mucho cariño que abandonara la ciudad.

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