Los agricultores que recuperan los chopos de Granada con cáñamo
El proyecto LIFE Wood for Future inicia la plantación de estas entre los árboles para recuperar las plantas y su ecosistema
El día a día de Samuel Cerrudo en las últimas semanas va de la mano de un continuo trabajo y ajetreo. El experto en permacultura ... se desvive desde hace jornadas por un proyecto de plantación de cáñamo que crecerá a la sombra de las choperas de la provincia de Granada. En concreto, en la Vega del Genil y en la cuenca del río Fardes, con el principal objetivo de recuperar estos árboles y el ecosistema en general.
La experiencia piloto ha sido financiada por el proyecto europeo LIFE Wood for Future, liderado por la Universidad de Granada, que impulsa una industria de madera para la construcción sostenible en la provincia, y desarrollada por la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España (COSE). La unión de cien cultivadores de chopo en torno a la Agrupación Marjal sentó las bases de esta iniciativa que pretende frenar el declive en el cultivo de estos árboles, tradicional en la provincia, e incrementar la rentabilidad de las plantaciones.
Juan Carlos Cano, chopero de Santa Fe, propietario de un vivero y vicepresidente de Marjal, trabaja hora tras hora desde el amanecer. Su principal meta, revivir la tierra sobre la que crecen los árboles desde hace años. Para ello, 150 semillas caen cada cuatro metros mientras la maquinaria de la que disponen dibuja un zigzag que se aprecia desde lejos.
El cáñamo entre los chopos genera un efecto positivo en el crecimiento de estos y en el suelo. «La plantación no solo contribuye a la mejora del cultivo del chopo, sino también a la calidad de madera», declara, al tiempo que explica la importancia de la iniciativa, pionera en España, por los estudios científicos en otros países que muestran la capacidad remediadora del cáñamo. «Transforma los tóxicos en nutrientes para conseguir una depuración de los terrenos», añade el experto, sobre una plantación que comenzó estas semanas.
Crisis de plantaciones
Hace poco más de una década, había 12.000 hectáreas de choperas en la provincia de Granada. El territorio era uno de los líderes de España en este cultivo, especialmente en la Vega y la comarca del Altiplano, pero la pérdida de rentabilidad ha hecho que solo queden unas 5.000. El trabajo de Samuel junto a Juan Carlos y otros selvicultores pretende revertir ese abandono y promover el cultivo de chopos.
Desde el punto de vista ambiental, estos árboles son mucho más beneficiosos que los cultivos hortícolas: necesitan poco o nada de abono, captan mucho dióxido de carbono, filtran las aguas residuales con las que se riegan para llevarlas limpias al acuífero y contribuyen a refrescar la temperatura en verano.
Jornada de trabajo
Un tractor se encarga de preparar el terreno e introducir las semillas, pero el trabajo entre ambos es siempre en equipo. Juan Carlos conduce la máquina que pasa con detenimiento sobre la tierra. En la parte trasera, Samuel supervisa que la caída de las semillas se produzca de manera uniforme y que el ciclo de sembrado culmine adecuadamente.
Desde la parte superior, introducen el grano de cáñamo, del que esperan conseguir los primeros resultados en solo tres meses y que permitirá, además de mejorar la tierra, la producción de una planta que tiene una elevada demanda para la bioconstrucción y la fabricación de áridos, cementos y aislantes.
Además de esta aplicación tradicional de la fibra de cáñamo industrial, también buscan otra de mejor calidad para una finalidad textil. «Este producto se consigue en el primer estadío de la plantación, por lo que se pueden obtener resultados continuos cada tres o cuatro meses», señala el experto en permacultura.
Juan Carlos Cano explica cómo la plantación de cáñamo aportará una sombra de metro y medio sobre el terreno que aliviará durante tres o cuatro años el panorama y que acogen sus dueños con esperanza por la revitalización de los árboles y por la rentabilidad que conseguirán del terreno.
La vinculación de ambos a la agricultura viene de familia. «Esperamos que este proyecto marque un antes y un después en el mantenimiento de las choperas y en la rentabilidad de la tierra», destaca Samuel. En toda la provincia de Granada ya se han plantado las primeras semillas para conseguir que estos árboles revivan y perduren en el tiempo.
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