El joven agredido en el Huerto del Carlos tras sufrir un robo: «Me hincó la botella»
Vecinos del barrio convocan una asamblea ciudadana para debatir posibles medidas a adoptar y exigir una mayor presencia policial ante los robos y hurtos
Si no llega a ser por la rápida asistencia médica, J. G., el chico que fue atacado con una botella rota la tarde del ... domingo 23 de junio en el Albaicín, igual no lo cuenta. Uno de los jóvenes que minutos antes le habían abordado mientras circulaba con su bici y le habían arrancado del cuello –textualmente– el cordón de oro que llevaba, le clavó el cristal sin miramientos en el abdomen y, según revela, le tocó una arteria por la que, de no haber cortado la hemorragia, se le pudo escapar la vida.
«Salí de mi casa con la bicicleta a hacer un mandado y, bajando la cuesta, había tres morillos en mitad de la calle. Entonces frené un poco, lógicamente, para no atropellarles, y fue cuando uno de ellos me pegó un tirón de la cadena... Me dio tiempo a coger a uno del brazo», relata la víctima, que acto seguido dejó la bici en una tienda y se dirigió corriendo con el cómplice de sus asaltantes «de la mano» al Huerto del Carlos.
En el trayecto, pasó por la placeta de los Carvajales y observó allí sentado a J. J. A., padre de un amigo suyo y a quien informó de lo que le acababa de suceder. «Me dijo: 'me acaban de robar y me han pegado'», explica J. J. A., que de forma automática salió tras ellos hasta el Huerto del Carlos, aunque a un ritmo menor, tanto por su edad (49 años) como por debilidad física, pues tiene una vértebra aplastada y otras 'tocadas' por una paliza que asegura sufrió una noche hace varios meses en calle Elvira.
La víctima del robo se topó con un recibimiento tan violento como inesperado. Al llegar al Huerto del Carlos uno de los asaltantes le arrojó con desdén un trozo de su cadena. Cuando el joven les preguntó por el resto del cordón, comenzó la agresión. «Automáticamente, lo próximo que hicieron fue buscar una botella y un ladrillo, y el que había al lado mía se tiró a por mí a pegarme. Y mientras yo estaba lidiando con este, bajaron los otros», prosigue J. G., que en unos días que volver al hospital para que revisen su herida. «Me atacaron entre todos», añade, para recalcar que la botella que convirtieron en arma era una litrona.
La providencial intervención del padre de su amigo puso fin al brutal ataque. «Menos mal que se metió él, aunque casi se lo ventilan», expresa agradecido el chico, tras especificar que su auxiliador también terminó en el hospital, pues J. J. A. recibió un botellazo en la cabeza y precisó puntos de sutura. En su caso, acabó en Traumatología. «Yo vi a tres personas en lo alto suya, como buitres. No sabía quién le estaba apuñalando y quién no. Vi mucha sangre y a él chillando, y la verdad es que actué como pude», recuerda el hombre. «Uno de ellos me hincó la botella. Nosotros no estamos acostumbrados a ese nivel de violencia (...) y, de repente, me veo en un marrón así», agrega el chico.
Al comprobar la gravedad de la herida de su abdomen y procurarle una primera asistencia, el 061 se llevó a J. G. al Virgen de las Nieves, donde pasó por quirófano. El corte era profundo y sangraba de forma abundante. «Me cortaron una arteria y tuvieron que coserla», detalla J. G., que además recibió un mordisco en el brazo. Pasó la noche en la UCI, el lunes lo subieron a planta y recibió el alta el martes. «Temí por mi vida totalmente», confiesa el chico. «Si no llego yo, lo matan. Y no es porque yo sea un superhéroe ni nada por el estilo», le interrumpe el padre de su amigo.
A J. G., que tiene 26 años y es piloto de globos aerostáticos, le queda un mes de baja por delante y aún hoy sigue temiendo por su vida. Asegura que están «amenazados». Dos de sus agresores fueron detenidos la semana pasada y les han dicho que uno de ellos ha ingresado en prisión. Pero los demás continúan en la calle. «Andan por el barrio y los vemos todos los días dando tirones. Ni nos relacionamos ni queremos cuentas con ellos», advierte J. J. A., mientras muestra a la periodista la foto que tiene en su móvil de uno de los presuntos asaltantes, entre los que había menores.
El miedo es compartido. Incidentes como el del Huerto del Carlos generan una lógica sensación de inseguridad en un barrio que es Patrimonio de la Humanidad y que a diario visitan numerosos turistas. Por eso, se ha convocado para hoy una asamblea ciudadana. Según las dos víctimas, la reunión será a las 20.00 horas en el centro de Servicios Sociales del callejón del Gallo. La convocatoria está circulando por las redes sociales, y J. G. y J. J. A. esperan que sirva para que se refuerce la presencia policial en esta zona. No descartan una posible manifestación.
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