Adiós a un profesor con alma de maestro
In Memoriam ·
Pedro de Vicente era una persona humilde, acogedora y siempre disponible que alcanzó grandes logros en su carrera universitariaMiguel Pérez Ferra
Viernes, 16 de julio 2021, 00:27
En la tarde del día 10 de julio recibía un mensaje comunicándome el estado de gravedad del doctor Pedro de Vicente, que falleció al día ... siguiente. Aunque hablaba con él telefónicamente con frecuencia, no podía sospechar su nivel de deterioro, ya que nunca se quejaba. Cuando le preguntabas por su salud, respondía: «Ahí vamos, tirando».
Profesor universitario con alma de maestro, por su sentido de acogida y responsabilidad hacia el otro. Recuerdo sus despachos con los doctorandos. Con un sentido positivo les argumentaba los puntos de mejora, el fortalecimiento de las interacciones de los hallazgos alcanzados con la finalidad última de la tesis doctoral. Su capacidad para desarrollar en sus discípulos el sentido de trabajo colaborativo, basado en el compromiso y en la formación previa para llevarlo a cabo, han sido un 'leitmotiv' en su quehacer formativo diario.
A pesar de sus múltiples responsabilidades y ocupaciones, siempre estaba disponible para atender a los demás. Todo ello, unido a su capacidad de liderazgo, de aunar voluntades y transmitir ilusión a sus discípulos, unido a su amplio currículum y prestigio, le permitió crear escuela y profundizar en la formación del profesorado.
Vinculado desde su creación a la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Granada, fue encargado de la sección de Ciencias de la Educación en la Facultad de Filosofía y Letras, antes de que se creara el departamento de Didácticas y Organización Escolar, del que fuera posteriormente director.
Desde la humildad, imprescindible para el progreso de un investigador, y su sentido de acogida, creó uno de los grupos de investigación más representativos y prestigiosos en educación a nivel nacional, el grupo Force (Formación del Profesorado Centrada en la Escuela), que se constituyó oficialmente en 1990. Si mal no recuerdo, en 1994 funda 'Profesorado. Revista de currículum y formación del profesorado', con la denominación inicial de 'Serie de documentos técnicos del Departamento de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Granada'. Promovió la celebración de congresos, seminarios y la concesión de proyectos de investigación, que hicieron del grupo Force un referente en la formación del profesorado a nivel nacional e internacional
Actualmente, el grupo Force cuenta con cinco catedráticos de universidad y profesores titulares de reconocido prestigio, aunque catedráticos de otras universidades nos sentimos también deudores del magisterio del doctor De Vicente, que ha contribuido con su equipo de trabajo a que la Facultad de Ciencias de la Educación esté considerada entre las primeras de España.
Su alma de maestro, su sencillez, proximidad en el trato y sentido de acogida le han merecido el reconocimiento de muchas generaciones que hoy forman en escuelas, institutos y universidades. Persona de trato ameno y respetuoso con las opiniones de los demás, aunque –eso sí– intransigente cuando cotejábamos la calidad del aceite de Jaén y de Baena. Con su gracejo de baenense, argumentaba en favor del segundo: «Miguel, eso es incuestionable. Hay un salto cualitativo y punto».
Su sentido de la amistad, el hecho de darse a los demás llegaba a extremos heroicos, y he tenido la dicha de recibir algunas de esas 'dedadas de miel', cuya huella indeleble perdura con el paso los años en lo más profundo de mi ser.
Pero dicen que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer, su esposa, Encarnita. Ambos tenían un corazón inmenso, su casa era la casa de sus amigos. Por ello, cuando algunos viajemos a Granada, sentiremos el vacío que deja la ausencia de un gran amigo ¡Qué difícil va a ser transitar nuevamente por la calle de Pedro Antonio de Alarcón sin sentir la orfandad de tu marcha!
Estimado Pedro, ya descansas junto al gran amor de tu vida. Después de haber realizado un camino largo, siempre desde la perseverancia, la mirada hacia el horizonte y la lealtad; camino que ha dado muchos frutos de amistad, de magisterio y, sobre todo, de la creación de una gran familia, que ha sido tu gran obra maestra. Pienso que el final de ese trayecto ya ha tenido una recompensa, la que define la frase del Evangelio: «¡Siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor!» (Mt 25, 14-30).
¡Hasta siempre, amigo!
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