Acusan a un adolescente de ser uno de los presuntos jefes de una trama de tráfico de personas
La red fue desarticulada en 2018 tras una redada en varias localidades de la Costa granadina
La Fiscalía de Menores de Granada ha acusado a un adolescente de ser un presunto esclavista, un traficante de seres humanos que serían explotados ... en los invernaderos de la Costa granadina sin que el patrón hubiese tramitado los obligatorios contratos de trabajo.
Las víctimas eran ciudadanos norteafricanos que llegaban a España en patera e inmediatamente quedaban en manos de la red que, supuestamente, se lucraba con ellos. Al parecer, pagaban unos 400 euros por el 'pasaje'.
Los integrantes del grupo criminal aprovechaban los viajes clandestinos por el Estrecho para 'importar' hachís. Las personas y la droga compartían espacio en las lanchas: un negocio tan deprimente como suculento.
Pues bien, uno de los presuntos cabecillas de esa trama es un chaval que aún no ha cumplido los 18 años. Según las pesquisas de la Guardia Civil, que fue la que asestó el golpe a la organización delictiva en mayo de 2018, el papel del chaval no era precisamente secundario. De hecho, y siempre presuntamente, los inmigrantes que entraban irregularmente en territorio nacional contactaban con él para que les buscase alojamiento. En este sentido, cambiaba constantemente de teléfono móvil para evitar ser controlado por los investigadores.
El muchacho, que está formalmente acusado de un supuesto delito contra los derechos de los trabajadores (que es el precepto del Código Penal que castiga el tráfico de seres humanos con fines de explotación laboral), quedó en libertad vigilada tras comparecer ante los juzgados de Menores de la capital.
Y si no aparecen evidencias que desmientan su participación en la trama, permanecerá en esa situación hasta que se celebre la vista oral del juicio. La libertad vigilada compromete al chaval a cumplir una serie de objetivos socioeducativos –bajo la supervisión constante de educadores– y cualquier quebrantamiento implicaría su ingreso en un centro de internamiento para menores infractores, la medida más grave a la que se pueden enfrentar los delincuentes infantiles y juveniles.
La redada en la que cayó el menor se produjo en mayo de 2018 en varios municipios de la Costa granadina y se saldó con la detención de una quincena de personas.
Los agentes del instituto armado llevaron a cabo la intervención de madrugada, mientras los sospechosos dormían, lo que facilitó su captura.
La mayoría de los arrestados eran originarios del norte de África, aunque también había supuestos implicados de nacionalidad española. Estos últimos tenían invernaderos en los que explotaban a los inmigrantes clandestinos.
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