«El acelerador de partículas necesitará un empujón político de alto nivel»
Ángel Ibarra | Director interino del consorcio para el Ifmif-Dones ·
Accedió al cargo en verano, pero lleva más de dos décadas dedicado al que considera el proyecto de su vida, que se instalaría en GranadaÁngel Ibarra se lanza a narrar su trayectoria con solo preguntar dónde nació (Madrid) y en qué año (1957). Vive a medio camino entre la ... capital y Granada desde el mes de julio, cuando fue nombrado director interino del consorcio del acelerador de partículas. Este órgano es el encargado de impulsar el que será el mayor laboratorio del país, con un coste de 700 millones de euros, un 'caramelo' que ha logrado el consenso de todas las instituciones públicas y privadas de Granada. Este físico especializado en fusión nuclear es la cabeza visible del Ifmif-Dones desde verano, pero lleva más de dos décadas involucrado en el proyecto que estudiará los materiales idóneos para albergar reacciones de fusión. El que –confía– llegará a los terrenos reservados en Escúzar. Sobre él habla con una sonrisa que se intuye detrás de la mascarilla. Duda antes de contestar algunas cuestiones –qué mejor muestra de rigor científico– y se muestra distendido ante otras.
–Granada sufre el estigma de la falta de infraestructuras: un AVE que se retrasó, capitales vecinas que se llevan grandes empresas tecnológicas… ¿Hasta qué punto se debe ilusionar con el acelerador después de tantas decepciones?
–Si miras el impacto de las grandes infraestructuras científicas en el sitio donde se implantan, se ve que tienen un impacto muy importante más allá estrictamente del dinero que se pone. Ifmif-Dones vale 700 millones, que es similar a lo que valen muchas infraestructuras que ya tenemos. Pero son instalaciones que llevan tecnología y utilizan las cosas de formas no rutinaria porque tienen que desarrollar continuamente nuevas estrategias. Eso obliga al personal que está allí y las empresas que trabajan en eso a aumentar el nivel de lo que se puede ofertar, y eso se traslada al resto de sectores económicos. Lo que aprende una empresa nueva, o un individuo que va a trabajar ahí, cuando se va lo aplica inmediatamente a otros entornos en los que se mueve. En definitiva (piensa durante unos segundos y sonríe), deberíais ilusionaros, sí, sería razonable.
¿Qué es un acelerador de partículas?
«Es un 'cacharro' que nos permite acelerar partículas cargadas. Ponemos una diferencia de potencial, un campo eléctrico muy grande entre dos sitios, y las partículas que soltamos en un lado van hacia el otro y dependiendo de la intensidad de ese campo, van más deprisa o más despacio. El de Granada se caracterizará porque aceleramos muchas partículas a la vez. Es algo que no es fácil. Las aceleramos a una velocidad que no es excesivamente alta. Las utilizaremos de una forma que no es habitual en otros aceleradores. Esto permitirá recrear el entorno que hay en un reactor de fusión. Queremos probar cómo se comportarían los materiales que queremos usar en un reactor de fusión y ver cómo responden a lo largo del tiempo».
–Tendrá repercursión en el entorno, sí, pero, ¿debería Granada ilusionarse con que se va a construir aquí?
–Sí. Ahora estamos cerca de que se tome la decisión de construirlo. No quiero ser pesimista ni lanzar las campanas al vuelo. Ahora mismo no hay otro emplazamiento que sirva de referencia. Si se decidiera mover el emplazamiento a otro sitio significaría que hay que repetir todo el trabajo que se ha hecho hasta ahora, y si no se construyera, tarde o temprano significaría que Europa abandona el programa de fusión como alternativa energética. Ambas cosas son poco probables. Puede que se tome la decisión de lanzar el proyecto en una semana, en un mes, en un año o en diez años. Cuándo va a ocurrir es algo que no me atrevo a decir. Yo creo que va a ser relativamente pronto, no me atrevo a decir cuándo, pero las probabilidades de que la decisión sea positiva son bastante altas.
–¿De qué depende? ¿Quién toma la decisión?
–Esa pregunta es muy difícil (sonríe). Depende del acuerdo de unos cuantos países europeos y la Comisión Europea. No hay una persona que tenga que tomar una decisión.Yo me atrevería a decir que están razonablemente convencidos, pero hay que dar los últimos pasos para que ese convencimiento se transforme en decisiones. No hay un procedimiento, no hay una fecha límite, no es un concurso internacional para tomar la decisión.No. Aquí todo ha funcionado de forma diferente. La comunidad científica estaba convencida de que había que hacer esto, hemos convencido de que Granada es un buen emplazamiento y estamos listos para construir cuando se tome la decisión.También está convencido el entorno político. Pero falta que el entorno político decida que es el momento de hacerlo.
«Espero empezar a ver grúas o excavadoras en el sitio para Semana Santa más o menos»
ÁNGEL IBARRA
–Ya se está invirtiendo, ¿para qué serviría ese esfuerzo si el acelerador no se construye?
–Si al final no saliera adelante podría ser por dos razones. La primera es que se construya en otro sitio o más adelante.En ese caso no pasaría nada:sería una pena, pero las inversiones serían igualmente útiles porque son cosas que hay que probar y experimentar con ellas. Eso nos permitiría asegurarnos de que los contratos para construir en otra parte los ganaría España. En el segundo caso, si se cancela radicalmente el programa y se abandona la línea de trabajo, las cosas que estamos haciendo tendrían una utilidad menos directa. De todos modos, si no lo usamos para Dones, nos los podremos llevar al Cern, o al ESS. Es decir, hacemos cosas que son interesantes de por sí si se usan directamente en Dones, bastante interesantes si se construye en otro sitio, e interesantes si se utilizan para otra instalación científica. En cualquier caso, la Universidad y las empresas participarán en el desarrollo de cosas en las que no tenían experiencia hace cinco años.
–Una parte de esas inversiones previas son los edificios auxiliares. ¿Para cuándo estarán?
–Pronto.El dinero lo tenemos. Después de resolver problemas administrativos estamos lanzando el concurso público para adjudicarlos.Esperemos que esa adjudicación sea a principios de año y a partir de ahí lo que tarden las empresas en empezar a construir. Esperaría que empezáramos a ver grúas o excavadoras en el sitio para SemanaSanta, más o menos.
–¿Las instituciones están haciendo lo suficiente?
–No hace falta que aporten más dinero, a corto plazo por lo menos. Con el dinero que han aportado a Universidad y Ciemat a lo largo del último año y medio tenemos lo suficiente para los próximos dos o tres años sin dificultades. Quizá habría que haberlo repartido de forma diferente.El consorcio, por ejemplo, tiene un presupuesto muy bajo, ridículo. Es medio millón cada año. Pero sí se ha dado a Universidad yCiemat. Lo que sí nos hace falta es algún golpe estratégico en la mesa. Estamos en un momento de discusión internacional, puede haber reticencias, es difícil conseguir respuestas. Puede que haga falta que en algún momento alguien con autoridad diga que pone más dinero, o involucrarse en la negociación internacional.No quiere decir que no estén involucrados en este momento. Me refiero por ejemplo a reuniones de alto nivel. No digo que haga falta mañana, pero es probable que sea conveniente un empujón político de alto nivel en los próximos meses.
«No hace falta más dinero a corto plazo, tenemos lo suficiente para dos o tres años»
ángel ibarra
–¿A qué se dedican ahora los trabajadores de esta oficina?
–El equipo tiene más de cien personas en una quincena de países e instituciones. Es un equipo organizado para desarrollar la ingeniería del proyecto de forma sistemática. La gente que hay en Granada tiene un papel que intento que sea lo más crucial posible en ese equipo.Teníamos la idea de que se focalizaran en la integración del proyecto, actividades que requieren tener una visión global de todo lo que está ocurriendo en el proyecto o las cosas que hay que hacer. Muchas veces una persona trabajando en Alemania desarrolla un problema y otra en Hungría resuelve otro distinto, pero tiene que haber alguien que sepa lo que hacen y por qué lo hacen, o que defina dónde está el punto de contacto entre lo que hacen esas personas. Además, diseñan los prototipos que están en marcha y lanzan los contratos relacionados con la construcción de esos prototipos.
–La pandemia ha dejado en evidencia nuestra dependencia del turismo y los servicios, ¿la ciencia puede acabar con esa situación?
–No solo podemos, sino que debemos. El turismo es muy importante en España, eso es muy evidente. Otras industrias de bajo valor añadido son importantes y no pretendemos que desaparezcan, pero siempre se dice que hay que cambiar el modelo productivo. Una de las formas es aumentar el grado tecnológico de las empresas y hacer actividades de más valor añadido. La ciencia, en general, aumenta el valor añadido. Necesitas la ciencia para aumentar el valor añadido de las actividades que desarrollas.Desde luego, en Granada el turismo es importante, pero la Universidad tiene una potencia socioeconómica enorme en la ciudad y hay que intentar explotarla todo lo que se pueda. Una instalación como esta puede ayudar a aumentar todavía más esa capacidad. Es verdad que es una gotita pequeña, en lo que es la Universidad en cifras, pero puede ser un banderín de enganche muy llamativo, interesante.
«La comunidad científica está convencida de que Granada es buen emplazamiento»
ÁNGEL IBARRA
–¿Es el acelerador su proyecto personal?
–Sí. Sí. Me he dedicado casi los últimos veinte años de mi vida profesional a que esta instalación se construya en algún lugar del mundo y desde luego es mi objetivo esencial conseguir que el proyecto se construya. Efectivamente, es mi proyecto.
–Carlos Alejaldre inventó un buen medidor sobre el progreso del acelerador. Dice que estamos en los últimos kilómetros de una maratón. En concreto, ¿en cuál?
–No tengo ni idea, no soy corredor de maratón (bromea). En la reunión de la Sociedad Nuclear Española él habló de los últimos cinco kilómetros. Yo creo que menos. Estamos en el 40 o el 39 como mucho. Cerca de la meta.
–¿Qué piedras podemos encontrar en ese camino?
–Nuestro propio cansancio. La fuerza psicológica para seguir peleando y luchar por ello.
«El desarrollo de la humanidad dependerá de la energía, y no podemos depender solo de una»
–¿Por qué la fusión es la energía del futuro?
–No diría que la fusión es la energía del futuro, sino una de las energías del futuro. Me gusta decir siempre que en general no somos conscientes del enorme problema energético. El desarrollo de la humanidad va a depender de si la energía es cara o es barata. El agua puede ser un problema en el futuro si hay escasez. Sabemos limpiar el agua, pero la purificación del agua es viable o no viable dependiendo de lo que cueste la energía. No es el precio en euros, sino el coste de materias primas que tenga la energía. Eso pasa con muchos de los problemas que tendremos en el futuro: se podrán resolver si la energía es barata, o no se podrán resolver si la energía es inalcanzable. Además, tenemos que ser conscientes de que dentro de 100 o 200 años, por poner una fecha muy lejana, tendremos que producir mucha más energía de la que producimos ahora, tres, cinco o diez veces más que ahora, y con métodos radicalmente distintos porque no podemos seguir usando carbón, petróleo o gas, que producen el 80% de la energía hoy en día. La energía solar y eólica tienen que formar parte de la ecuación, pero no podemos depender solo de un método o dos, lo mejor es tener una combinación. Las alternativas ahora mismo son pocas. Ni siquiera vale la fisión actual, que no es tan inagotable: hay uranio para unas cuantas décadas, no mucho más. Se está desarrollando una fisión más avanzada que permitiría una explotación mucho más larga.
–¿Tenemos que estar prevenidos ante un posible 'gran apagón'?
–Los problemas que tenemos ahora mismo no son problemas técnicos, sino estratégicos o políticos. No tiene nada que ver con la viabilidad técnica, sino algo administrativo, de un sistema que tiene defectos. No creo que vaya a haber una escasez difícil de resolver desde el punto de vista técnico. Si hay algo puntual, durante unas semanas o unos meses, será más por organización. Lo que sí es verdad es que se tiene que reorganizar el sistema. Asia tira de un consumo brutal de energía porque todo lo fabricamos allí.
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