«Tengo 30.000 euros de gastos fijos, no pido que nos den ayudas sino que nos quiten cargas, estamos asfixiados»
el bar de fede ·
El propietario del emblemático negocio granadino, sin más ayudas que la prestación por limitación de actividad, ha tenido ya que poner 65.000 euros de dos créditos ICO y 60.000 más de sus ahorros para seguir resistiendo«¿Ayudas?, ¿qué ayudas? ¿dónde están?». Fede Acosta se enerva y responde así, con impotencia, cuando se le pregunta por las subvenciones que ha recibido ... su negocio para sobrevivir a la pandemia.
El empresario hostelero, con treinta años experiencia en el sector, está exhausto de luchar como un jabato por salvar su negocio, el popular Bar de Fede de la calle Marqués de Falces de la capital. La mitad del Bar de Fede, el restaurante anexo, está cerrado desde marzo y el otro lo está sacando adelante sin ayudas directas. Mantiene unos gastos fijos 30.000 euros mientras que la facturación ha caído un 80% por las restricciones de la pandemia. Es imposible salvar las cuentas.
«No pido que nos den nada, sino que nos quiten gastos fijos, impuestos, seguros sociales, tasas, cuotas de autónomo... estamos asfixiados», explica. Los recibos del local cerrado, por ejemplo, suponen 1.800 euros anuales sin que haya generado un solo euro. «Llevo tirando de recursos propios un año. He pedido créditos ICO de 30.000 y 35.000 euros y he puesto 60.000 euros más de patrimonio personal. La pandemia se ha comido los ahorros para mi jubilación», asume.
Lo más doloroso, sin duda, ha sido tener que desprenderse de empleados con la correspondiente indemnización. Tenía 15 en plantilla antes de que estallara la pandemia y le quedan seis, tres de ellos en ERTE. «A corto plazo los ICO parecían oxígeno, pero el resultado es un endeudamiento total que nos pone muy difícil salir adelante», esgrime. Para salir adelante cuenta sólo con sus clientes, que son fieles y con la prestación por limitación de la actividad, tras acreditar la caída del 75% de la facturación. Sin embargo ésta no le exime de pagar la cuota de autónomo. «No nos ayudan con nada, llevo meses suplicando por una terraza y todavía no la he conseguido», apunta frustrado. Ya ni se plantea qué será de su bar a largo plazo. Cada mañana sube la persiana con un objetivo: aguantar un día más
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