Comienza en Granada la batida para hallar el meteorito del domingo
Hoy un equipo inicia un recorrido en un área de unos 20 kilómetros cuadrados entre las provincias de Granada y Jaén
Inés Gallastegui
Jueves, 15 de diciembre 2016, 11:56
Una fuerte explosión en el cielo sorprendió el domingo a las 22.20 a miles de personas en Andalucía y Castilla-La Mancha. Las ventanas ... temblaron. La bola de fuego surcó la noche y, en apenas un segundo, desapareció. Por la mañana ya se había identificado su origen: un trozo de asteroide del tamaño de una lavadora ardió al entrar en la atmósfera de la Tierra a 72.000 kilómetros por hora, se rompió provocando nuevas fulguraciones y, por último, se apagó y chocó contra el suelo. La Red Española de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos formada por astrónomos, químicos, matemáticos y sismólogos ha tardado un par de días en afinar la localización del impacto. Hoy, un equipo inicia una batida en un área de unos 20 kilómetros cuadrados entre las provincias de Granada y Jaén. No quieren revelar cuántos son, el lugar exacto de la búsqueda ni el instrumental que emplearán. Quieren pasar desapercibidos: su objetivo es encontrar la piedra del espacio antes que los cazameteoritos, coleccionistas o mercaderes que podrían hurtar a los científicos una información valiosísima. «La caída de un meteorito es la versión barata de una misión espacial: como hemos determinado la trayectoria y la órbita de la que proviene, la roca nos trae a la Tierra un sinfín de información de su lugar de origen», explica José Luis Ortiz, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA)y miembro de la red.
Sobre la Tierra llueven todos los días piedras venidas del espacio, a menudo procedentes del cinturón de asteroides entre las órbitas de Marte y Júpiter, restos de la formación del Sistema Solar hace 4.600 millones de años. Gran parte de ellas se desintegran al entrar en la atmósfera. Una pequeña parte sobrevive y cae al mar la mayoría o a la tierra. Hay unos 40.000 fragmentos catalogados.
El bólido avistado en Andalucía de oeste a este debía de pesar entre 500 y mil kilos, estalló a 90 kilómetros de altura y se apagó a unos 40. Los científicos, que siguieron la trayectoria de su vuelo oscuro, están emocionados: en la historia solo hay una decena de ocasiones en las que se haya podido recuperar una roca extraterrestre cuya caída esté tan documentada. Eso aumenta enormemente su valor científico. Y también el económico. Es muy posible que ya haya cazadores en camino desde distintas partes del mundo hacia el sur de España. A menudo se hacen pasar por científicos y utilizan desde sofisticados instrumentos de rastreo hasta sencillos detectores de metales magnéticos.
Un espectáculo del cielo
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Testigos. El bólido que cruzó Andalucía de oeste a este fue grabado en vídeo y registrado por las estaciones sísmicas.
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Heridos. En 2013 cayeron en Cheliábinsk (Rusia) 5.000 kilos de fragmentos y hubo 1.500 heridos. Justo ese día, los astrónomos estaban pendientes de la aproximación a la Tierra del asteroide Duende. Ambos sucesos no guardaban relación.
Francisco Ángel Espartero, director del Observatorio de Astronomía de Alcalá la Real (Jaén), pide colaboración ciudadana para preservar este tesoro. «Si alguien encuentra un fragmento, debe ponerlo en conocimiento del IAAo de la Guardia Civil. Es una carrera contrarreloj. A los expoliadores la ciencia les da igual; piensan en la rentabilidad económica», lamenta.
Cazadores profesionales
Los investigadores españoles aprendieron la lección en 2004, cuando un meteorito cayó en la localidad palentina de Villalbeto de la Peña y la mayor parte de sus pedazos acabaron en manos de buscadores profesionales extranjeros. Uno de los trozos, de 400 gramos, se vendió por 31.000 euros. El análisis de una muestra reveló la presencia de agua líquida en una zona del Sistema Solar en la que no se creía que pudiera haberla.
Según Ortiz, desde la reforma legislativa de 2007, las rocas caídas del espacio pertenecen al patrimonio arqueológico del Estado. No ocurre lo mismo en otros países. En Estados Unidos, por ejemplo, los meteoritos son propiedad de los dueños de las tierras donde se encuentran y eso ha permitido la creación de una comunidad de buscadores profesionales o aficionados y el desarrollo de un floreciente mercado de estas rarezas.
Geoff Notkin, escritor especializado y cazador de rocas alienígenas, explica en www.geology.com que la tasación de los meteoritos depende de su tamaño, composición mineral, procedencia, condiciones de conservación y belleza. Cuanto más infrecuentes, más valiosos. Por ejemplo, las condritas piedras no metálicas se pueden conseguir por un dólar el gramo, mientras las palasitas, aerolitos de piedra y metal que cortados y pulidos parecen joyas por sus colores y transparencias, alcanzan los 40.
En algunos cotiza la historia: los coleccionistas se pegan por la roca que desintegró un buzón de correos en Oklahoma en los años 40 o aquella otra que taladró un Chevrolet en Nueva York en 1992. Algunos frikis matarían por una piedra caída en la fecha de su cumpleaños. Y la palma se la llevan los fragmentos de la Luna y Marte, a mil dólares el gramo.
«Los meteoritos son lecciones de historia, química y geología del espacio», recuerda Notkin. Y también un negocio caído del cielo.
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