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Un grupo de niños en el campo de refugiados de Lagadikia, a 40 kilómetros de Tesalónica.

Niños de la guerra a la espera de un papel

La llegada de menores refugiados a Motril, anunciada hace dos meses, encalla en la burocracia

cristina gonzález

Jueves, 1 de septiembre 2016, 01:24

La burocracia suele ser perversa. Lo es cuando alguien quiere pedir un permiso para una pequeña obra en su casa y se topa con la ... pesada y lenta maquinaria de la administración. Hay molestias por el retraso pero se trata de cosas materiales. El verdadero problema es cuando quienes se pierden en el laberinto institucional son personas, en este caso niños, víctimas de una auténtica pesadilla. Hace poco más de dos meses la Junta de Andalucía, por boca de su presidenta, Susana Díaz, anunciaba una actuación pionera para acoger en el centro de menores de Motril a chavales en situación de desamparo tras perder a su familia a causa de los conflictos bélicos y que actualmente se encuentran en albergues de Grecia e Italia. En concreto, se avanzaba la llegada de 24 chicos a la localidad granadina, aunque no se descartaba que el cupo se ampliara a más de un centenar en caso de ser necesario. La pelota estaba entonces en el tejado del Gobierno central y, en concreto, del Ministerio del Interior, quien debe emitir la autorización y los visados necesarios. Es aquí dónde esta iniciativa humanitaria ha encallado.

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