Granada, tierra soñada por los estudiantes 'Erasmus'
Los extranjeros acuden a la llamada de tópicos como la fiesta o las tapas pero también por el prestigio de la Universidad
CRISTINA GONZÁLEZ
Martes, 21 de junio 2016, 00:49
Lo decía una de las tantas letras del cantautor Joaquín Sabina, que viene que ni pintado para este reportaje por haber sido uno de los ... miles de estudiantes que han pasado por las aulas de la Universidad de Granada (UGR): «Nos sobran los motivos». Y bien podría ser la respuesta de alguno de los estudiantes 'erasmus' entrevistados para conocer por qué, de todo el abanico de posibilidades que se le abre a un alumno para cursar parte de su carrera en un país extraño, acaba por decantarse por la ciudad de la Alhambra. Es cierto. A tenor de la variedad de argumentos, dispares según sea el lugar de origen, parece que a los universitarios que la UGR recibe cada año les sobran los motivos para instalarse durante varios meses en el sur de Europa y dejar atrás Italia, Inglaterra, EE UU o Francia. Hablar con ellos es vivir en primera persona una auténtica lluvia de ideas. Van saliendo palabras como clima, patrimonio, fiesta, tapas, precios, universidad, idioma, gente... No hay un patrón establecido. Lo dicho: les sobran los motivos. A cada uno los suyos. Y éstos son algunos de ellos.
Esa imagen de que los Erasmus están todo el día de fiesta y de que ese es el factor que decanta la balanza a la hora de elegir destino se viene abajo cuando hablamos con Verónica Narduzzo. A sus 23 años, esta joven italiana que estudia Traducción e Interpretación en la Universidad de Triestre, en una de las pocas facultades que imparte esta formación en Italia, no se lo pensó dos veces cuando la recomendación llegó por boca de su profesora. «Nos dijo que teníamos que poner Granada en la solicitud porque era la mejor universidad y su Facultad de Traducción es de las mejores de España. Los profesores se conocen porque hay intercambio entre centros», explica.
Lo ha comprobado sobre el terreno. Está satisfecha con el método de estudio y a la vez sorprendida con algo que puede parecer tan normal en España como los trabajos en grupo o en pareja. «En mi universidad no se contempla y aquí hacemos muchos», añade. Eso no quiere decir que en su día a día todo sea hincar codos. Le gusta la fiesta, como a todos, y las tapas, sobre todo el pollo al limón. No duda en recomendar la capital granadina a cualquier estudiante que tenga dudas. «Hay muchos estudiantes, la gente es muy abierta y hay cosas muy bonitas, no sólo la Alhambra. Tiene un montón de lugares bonitos».
«Muy barato»
Su compañera de piso es Anahí Lozano, también de 23 años. De piso y de facultad. Originaria de Ginebra (Suiza), su apellido es herencia de su padre español, así como su pasión por el baile flamenco, que practica a la perfección. Ella dudó más a la hora de rellenar la solicitud. Dudó entre América del Sur pero finalmente pensó que si podía compaginar estudios y baile, qué mejor que Granada. Dicho y hecho. «Además, le pregunté a mi hermana que es traductora qué facultades eran buenas y me dijo que la UGR era de las mejores», añade. A eso le suma el clima, «sobre todo el de ahora» -que comparado con la fría Ginebra es un lujo-, que la gente es «muy simpática»; que la ciudad es «preciosa»; y que «no hay comparación posible con los precios. Aquí todo es muy barato y para un estudiante es perfecto».
Los 'erasmus', como casi todo hoy día, son carne de encuesta. En una realizada entre más de 2.000 jóvenes por el portal de alojamiento Uniplaces y ESN Spain, además de confirmarse que la ciudad granadina es la preferida de toda Europa para desarrollar esta etapa tan intensa de la vida universitaria y que el 86% de los estudiantes extranjeros que vienen a nuestro país querrían finalizar aquí su período de estudio, la mayoría afirmó que antes de llegar a suelo español asociaban España con tres cosas: la paella (80%), el Real Madrid (73%) e Ibiza (72%). No obstante, cuando aterrizaron en España, admitieron que lo que más les atrajo fueron su historia y sus costumbres (30%). El 49% confesó, además, haber creído que los españoles eran unos vagos y el 40% pensó que siempre estaban de fiesta.
Quizá lo mismo que un español puede pensar de los estudiantes 'erasmus', que no dudan en mencionar la fiesta entre su lista de cosas que le gustan de Granada y que les atrajeron como un imán a este destino estudiantil. Eso sí, parece que finalmente este ritmo no afecta a su rendimiento académico. Según un estudio de la Universidad Complutense de Madrid la nota media durante el curso pasado en la UGR de los estudiantes llegados de otros países fue de un 7,32 sobre diez. Lo que evidencia que hay tiempo para todo y más.
Jordan Gómez, de 19 años, viene directo desde la Universitè París 13, donde se forma en Economía. Tenía claro que en su beca debía poner España. Finalmente acabó llegando con su maleta a Granada. «La fiesta y la noche. Hay muchos 'erasmus'», afirma cuando se le pregunta por lo que más le gusta de su nuevo hogar universitario. Y añade dos calificativos en un español que está empezando a coger color: «Es buena y barata». Casi como el lema que se escucha en los mercadillos. Tan sólo le ha faltado aquello de bonita, aunque no hace falta que lo diga, se sobreentiende dentro del término buena y de ese castellano incipiente.
Una ciudad más pequeña
A pocos metros de él, Claire Przybylak, de Birmingham, añade un elemento festivo más. «En mi país sólo podemos beber de nueve de la noche a tres de la mañana. Aquí nos pueden dar las ocho de la mañana», remarca. Con 21 años, estudia Administración y Dirección de Empresas. Comenta que fue un profesor quien le puso tras la pista de la universidad granadina. «Me dijo que era la mejor», afirma. También «que era una ciudad pequeña donde era más fácil conocer gente» y que es «más abierta». Y cómo no, más barata que Inglaterra: «Aquí gastas en una semana lo que gastas en un mes en Inglaterra». En tapas y en cerveza, que es por lo que se pierde.
Hay estudiantes 'erasmus' a quienes se lo dan todo casi hecho. Es el caso de Tefyan Ali-Dideh. Su universidad, la de Saint-Denis (Francia), tiene un convenio con la UGR, y además le tentaba aprender el idioma español. «La cultura, el patrimonio, la gente, la fiesta... Es una mezcla de todo», reconoce acompañada de dos amigas que han venido a pasar unos días con ella. En su caso no se atreve a situar una cosa por delante de la otra. Las enumera sin darle más peso a ninguna. Todo suma y todo la ha traído hasta aquí, a los pies de la mismísima Alhambra.
Cómo a Irene Giganti (23 años) y a Nicolle Giovanardi (21 años), ambas italianas pero de las universidades de Siena y de Milán, respectivamente. Estudiantes de literatura extranjera y de idiomas extranjeros se quedan con la gente. «Es muy alegre», remarcan. Pero hay una risita que las delata antes de pronunciar la palabra mágica: «fiesta», como si hubiera un cierto tabú en confesar que les gusta salir por la noche como a cualquier joven de su edad. A ellas, el clima no les convence tanto porque vienen de donde vienen. «Hace frío, calor, frío, calor... y estoy siempre resfriada», dice Irene. Nicolle buscaba una universidad donde se pudiera estudiar chino. La encontró. Eso y muchas cosas más. Por eso Granada es la tierra soñada por los estudiantes 'erasmus'.
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