«Si pillas la hora del desayuno hay que echarle mucha paciencia»
José Antonio es un joven parado que no confía en la labor que presta el SAE ante la saturación y la demanda que padece
Miguel Allende
Martes, 7 de julio 2015, 01:25
Un día de final de semana y una de las oficinas del SAE en la capital granadina. Concretamente, la que está ubicada en la calle ... Sos del Rey Católico y que cuenta con unas instalaciones amplias, modernas y bien equipadas. Ante la imposibilidad de recoger testimonio alguno en el interior de la sede administrativa, IDEAL optó por hacerlo en su misma puerta. Quien se presta a ello es una de las últimas personas que habían sido atendidas en la jornada. Se trata de José Antonio Fernández Vega, un joven parado que lleva cuatro meses de brazos cruzados pero que no desespera en volver a engancharse al mercado laboral aunque sea con un contrato temporal, muy normal en el sector de la hostelería que es el de su profesión. «La verdad, he venido porque estoy cobrando la prestación por desempleo pero mañana (la jornada siguiente a sus manifestaciones) tengo que hacer unas horas de trabajo para una comunión y he preguntado si puedo echarlas sin perder la ayuda pública que cobro», manifiesta a este periódico.
José Antonio no podía ocultar su decepción, «porque me han mandado aquí al lado, -a otras instalaciones de orientación que tiene el SAS en la misma calle- y me he encontrado con un funcionario al que le he dicho que no tenía cita, pero que tenía que resolver el problema y no veas, me ha mirado con mala cara, por decirlo suavemente».
Pero este parado no solamente muestra su disconformidad con el hecho puntual ocurrido momentos antes. Añade que en otras ocasiones que ha tenido que acudir al SAE -ha tenido distintos periodos sin trabajo-, tras pedir cita previa dos o tres semanas antes, «me he encontrado con esperas de dos o tres horas, porque si pillas la hora del desayuno de los funcionarios hay que echarle paciencia».
Resignación
José Antonio confiesa que no cree que el SAE le proporcione un trabajo estable. «Tengo que venir, no me queda más remedio, pero ya me he hecho a la idea que los contratos que me puedan ofrecer son para unos meses, para un tiempo corto; el sector en el que trabajo funciona ahora así, sin expectativas de futuro y con salarios muy bajos», explica con cierta resignación.
La labor de los funcionarios la enjuicia de forma negativa y contundente, pero a la vez reconoce que el volumen de trabajo que tienen «es cada vez mayor».
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