En busca de un techo para todos
Ocho familias sin recursos comparten cuatro viviendas en la zona Norte y en el Zaidín y solo pagan los suministros gracias a un programa impulsado por las asociaciones Provivienda, Prohábitat y Adultos Cartuja, que quieren ampliar el número de beneficiarios con alquileres a bajo coste en pisos públicos o privados
Ángeles Peñalver
Lunes, 18 de mayo 2015, 01:13
El programa Vivienda en Red son 82 folios en los que se leen pormenorizadamente siete tipos de soluciones para facilitar el acceso a un hogar ... a familias con dificultad para ejercer su derecho básico a la vivienda. El mimado texto lo han elaborado tres asociaciones sin ánimo de lucro, Prohábitat, Provivienda y Adultos Cartuja, que han decidido remar juntas para paliar la sangría de desahucios y de catástrofes económicas acontecidas en Granada en los últimos años. Solo llevan unos meses con esta andadura y ya hay ocho familias que respiran más aliviadas.
Narra Federico Salmerón, secretario de Prohábitat, ya funcionan cuatro viviendas temporales y de emergencia -en zona Norte y en Zaidín- compartidas por personas en situación de exclusión, gracias a un programa financiado por La Caixa. Los miembros de la plataforma cuentan que es el primer año de este plan, con un presupuesto pequeño, pero que ha permitido que esos inquilinos sólo paguen los gastos de los suministros y se olviden de las mensualidades del alquiler mientras intentan remontar sus depauperadas economías. Son inmigrantes, españoles en paro, familias monoparentales. Todos recién desahuciados.
Los precursores del programa dicen que los problemas de vivienda afectan hoy día a cualquiera y pretenden, con la implicación de administraciones, entidades financieras y sociales, poner en marcha siete proyectos mediación en el alquiler para ayudar a más personas.
«Es muy necesario. Yo tengo 56 años, ahora soy repartidor tras dos años sin cobrar nada, ni paro. Ellos me han ayudado, junto a María Jesús, una maravillosa trabajadora de la Zona Norte, a entrar en este piso de emergencia, después de dos desahucios. Lo comparto con una pareja joven, con dos niñas pequeñas y otro que viene de camino. La convivencia no es complicada, todo lo contrario. Sólo pagamos luz y agua y La Caixa hace el resto. Yo no voy a estar aquí mucho tiempo si supero el periodo de prueba de mi nueva empresa», narra agradecido Francisco, uno de los primeros beneficiarios del programa Vivienda en Red. Sus impulsores insisten en que está realizado de abajo hacia arriba, «bien armado y con propuestas posibilistas y reales».
«Las tres asociaciones hemos estado hablando e informando a entidades bancarias como La Caixa (que nos ha dado su apoyo en el desarrollo de un proyecto), la fundación Caja Granada y el BMN. Hemos establecido contactos con administraciones como el Ayuntamiento de Granada, Visogsa, la Consejería de Fomento y el Instituto Andaluz de la Mujer, entre otros, y vamos seguir pidiendo ayuda a Cáritas, Granada Acoge, Cruz Roja, Proyecto Hombre,... para que se sumen, ya sea con fondos o poniendo viviendas a disposición de quienes las necesitan».
Dramáticas
Federico Salmerón explica que las situaciones que ven en su día a día son muy dramáticas, duelen las pérdidas de casas por los desahucios, «pero también las dificultades que atraviesan las familias debido a la precariedad económica derivada de la crisis». Y se lleva las manos a la cabeza mientras explica que en Granada el número de viviendas vacías alcanza el 17,5% del parque total, lo que la sitúa en 3,5 puntos por encima de la media nacional.
Mohamed es marroquí, de 41 años, con dos hijos menores y beneficiario del programa desde hace cinco semanas. «Mi mujer y yo estamos contentos. Nuestra situación era mala, tras 10 años de albañil llevo cinco en paro, con todas las ayudas agotadas. Hago cursos y demás, pero no me sale trabajo. Ahora compartimos piso en Cartuja con una chica y todo en orden. En principio son tres meses, luego esperamos mejorar nuestra economía», describe el usuario.
Los fundadores de Vivienda en Red sostienen que contrariamente a lo que mucha gente piensa, el problema del acceso a un techo digno no es sólo una cuestión de familias con problemas sociales, sino también de aquellas que han perdido su trabajo o reducido sus ingresos de manera alarmante, cuando hace cuatro o cinco años esa era una situación difícil de imaginar.
Para ayudarles, lanzan una petición de ayuda a la ciudadanía en general. «Quien tenga un piso o casa vacía puede alquilarla a través de nuestro programa, colaborando con nosotros para apoyar a las familias vecinas que están pasando dificultades severas. Queremos seguir poniendo el dedo en la llaga en el drama que se vive día a día en nuestra ciudad, pero también en sus posibles soluciones. En definitiva es dar visibilidad a la realidad que se está viviendo en los barrios de la Chana, el Zaidín, Zona Norte, Beiro, incluso el Centro y Albaicín».
Federico y sus compañeros pretender, a corto plazo, crear una bolsa de viviendas tanto del sector público como privado, quienes cederían sus casas para alquilarlas a familias con escasos recursos económicos y que además puedan tener un apoyo social. Por otro lado, ellos mediarían -sin ánimo de lucro- en el arrendamiento de inmuebles privados a bajo precio, con un contrato con garantías, de tal manera que se beneficien ambas partes.
Finalmente, esas tres asociaciones pretenden mejorar el sentimiento de pertenencia a la ciudad de ciertas familias, aumentando su autoestima, con acciones de mejora de sus casa y entorno urbano.
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