Una ciudad repleta de trampas
19 cámaras multan por ocupar carriles bus, pasar por zonas de accesos restringidos o saltarse un semáforo en rojo
INFORME IDEAL REALIZADO POR:
Sábado, 9 de mayo 2015, 00:35
Granada se ha convertido en una ciudad llena de trampas, en la que las cámaras municipales no perdonan ninguna imprecisión al conductor, a pesar de ... que en diversos puntos de la capital no se informa de las reglas del juego. El Defensor del Pueblo Andaluz alertó de la alta cantidad de multas que se estaban poniendo en la ciudad en los últimos meses y este diario salió a la calle a comprobar cuál es el estado de señales, cámaras y accesos.
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La ciudad está vigilada con hasta 76 cámaras de tráfico que custodian la circulación y 19 emiten multas de forma automática. Todas ellas multiplican por cuatro a las que había en 2008, según los datos que IDEAL ha conseguido revisando las vías de la ciudad. El área de Movilidad del Ayuntamiento evitó facilitar a este diario la información actualizada de sus cámaras, pero si las 76 cámaras actuales se comparan con las que había hace una década se puede comprobar que el Consistorio le ha puesto ojos a todas las arterias principales del Centro y está sancionando a los ciudadanos cuando no se cumplen las leyes de circulación establecidas.
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Existen cuatro tipos de cámaras -de acceso, de carril bus, de semáforo y de control- con las que el Ayuntamiento granadino vigila la circulación. Las tres primeras multan. Son normalmente blancas y están aproximadamente a dos metros sobre el suelo. Diez de ellas regulan la mayoría de carriles bus. A estas hay que sumar otras siete en lugares en los que se controla la restricción de acceso al Centro y dos últimas cámaras que vigilan el respeto a los semáforos de Neptuno y Camino de Ronda.
Las cámaras de acceso son las más complicada de evitar por su mala señalización. Una de ellas se encuentra en el final de la calle Reyes Católicos, justo antes de desembocar en Plaza Nueva. Allí hay un control de acceso si se viaja hacia el Bajo Albaicín. Los paneles ubicados en los laterales de la calzada no advierten en ningún momento que el tráfico se encuentra limitado en este punto durante las 24 horas y que solo pueden pasar los vehículos públicos, de residentes de la zona o de turistas que se dirigen a algún hotel que requiere pasar por este acceso.
Esta cámara no es la única que tiene una señalización deficiente en el Centro de Granada. Las otras dos que hay en Reyes Católicos para controlar que se cumple la limitación de acceso tampoco están advertidas de forma clara. En la mitad de la calle, dirección Puerta Real, se encuentra visible una cámara que sí se notifica para quien venga del barrio Realejo o desde Plaza Nueva, pero que no se avisa en ningún momento en Gran Vía. Tampoco se encuentra indicada la cámara que hay al comienzo de Reyes Católicos, en la confluencia con Puerta Real. En Recogidas, Elvira, Tablas y San Matías sí se anuncian con suficiente antelación las restricciones de tráfico existentes.
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La señalización de la vigilancia de los carriles bus también difícil de ver. En la capital existen cuatro puntos de carril bus en los que es complicado equivocarse y cometer una infracción. El acceso restringido a Gran Vía -dirección Centro- se avisa a escasos metros de Triunfo y solo quien esté muy pendiente de la señalización podrá reconducir la marcha y no toparse con la cámara que hay a la entrada de la calle. La zona reservada para autobuses frente a la plaza Einstein tiene su única señal de prohibición de acceso para particulares en el inicio de esta curva de cincuenta metros, a la derecha del final de Severo Ochoa. Otro punto complicado para quien no conozca Granada es la conclusión de la calle Ancha de Capuchinos. Ahí está prohibido girar a la derecha para descender hacia Triunfo, pero las señales no dejan claro que si se toma esa decisión habrá más adelante una cámara escondida entre varios árboles. Tampoco resulta sencillo torcer a la derecha al final de la Plaza de San Isidro. En el inicio de Ancha de Capuchinos comenzará un carril bus a la derecha en el que un usuario que no conozca la ciudad puede insertarse sin excesiva dificultad. No obstante, tendrá tiempo para darse cuenta de su error y ocupar el carril correcto antes de toparse con la cámara de vigilancia, al final de esta calle. Otro lugar que hasta hace semanas era crítico es el acceso al Palacio de Congresos a través de la salida de la rotonda del Helicóptero. Allí los vehículos se veían sorprendidos con el punto de vigilancia sin previo aviso, del que ahora sí se alerta con la suficiente antelación.
Todas las zonas de carril bus se encuentran acompañadas de reducidos carteles que avisan a los conductores de que la vía se encuentra custodiada por una cámara, pero no es así siempre. En Avenida Andalucía, Poeta Manuel de Góngora o en Gran Vía -dirección Triunfo- se advierte de que no se puede ocupar el carril protegido para el transporte público, pero ninguna vigila estas zonas.
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A estas cámaras hay que unir otras ubicadas en la intersección entre Neptuno y Arabial y en el cruce entre Camino de Ronda y Méndez Núñez. Allí se vigila las 24 horas que nadie se salte el semáforo. En estas zonas se multa habitualmente y, además, se restan cuatro puntos en el carné.
Las cámaras de control son 57, pero no multan. Son normalmente oscuras y se encuentran en la zona alta de postes de la luz, perfectamente visibles. No están avisadas en ningún punto previo. Tampoco hay cámaras en las dársenas turísticas, aunque se hace pensar al ciudadano que se encuentra vigilado. Estas se ubican en Fuentenueva, el Paseo del Salón, el mirador de San Cristóbal y Neptuno. En ellas existe una zona parada limitada para autobuses autorizados.
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Los dos puntos con pilonas que quedan en la ciudad para controlar los accesos se encuentran en la zona más alta del Albaicín y no siempre funcionan en los horarios establecidos. Desde la Carretera de Murcia se puede acceder al Centro por las calles Pagés y San Luis. Allí, teóricamente, se encuentra limitado el acceso de lunes a viernes de once a dos de la tarde y de ocho a doce de la noche. Los fines de semana el tramo nocturno de bolardos se estira hasta las siete de la mañana, en un movimiento que trata de evitar el acceso de turistas a los miradores por estos puntos, dado que las horas no son de excesivo tráfico.
La tendencia en la capital es encontrar en los carteles y señales información muy repetitiva, densa y difícil de leer. En algunos puntos se pueden contar hasta cuarenta palabras en una misma indicación, que hace complicado entender lo que se quiere decir sin detener el vehículo. La señalización mejora conforme se viaja hacia zonas alejadas del Centro, como Doctor Olóriz, Avenida Constitución o Avenida de Dílar, pero es deficiente o imperfecta en los puntos de la ciudad en los que existen más limitaciones, como Reyes Católicos.
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La tarea de salir del Centro sin multas es complicada para quien conoce la ciudad y sabe cuales son los puntos a los que es difícil acceder. Pero se hace más compleja para los turistas que no conocen Granada y se introducen en la capital para llegar a su destino sin preocuparse por la calle que se toma. Algo que provoca que se lleven a casa una sanción como souvenir.
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