Piden siete años de cárcel para el acusado de abusar y maltratar a su mujer

La sección segunda de la Audiencia Provincial acogió ayer la vista oral por estos hechos, ocurridos el 12 de julio de 2009 en Alquife. El acusado, F. O., negó rotundamente las acusaciones y aseguró que la noche de los hechos fue su mujer quien le requirió para mantener relaciones sexuales. Explicó que la hija de ambos padecía de miedos nocturnos y que el matrimonio decidió dormir en habitaciones separadas para que la niña, que entonces tenía 7 años, durmiese acompañada de su madre. Aquella noche, según manifestó al tribunal, la mujer fue a su habitación a pedirle relaciones, que fueron consentidas.

El acusado rechazó también que la relación de pareja se hubiese deteriorado por discrepancias sexuales y negó que insultara a su mujer o que la forzase de cualquier modo. Sí admitió que fue denunciado y condenado por pegarle a su hija, un incidente ocurrido pocas semanas antes de los hechos enjuiciados ayer.

La víctima, que aclaró que ya se ha divorciado del acusado, ofreció una versión radicalmente contraria de lo ocurrido. Sostuvo que jamás lo ha buscado para mantener relaciones «ni aquel día, ni antes ni durante el noviazgo».

Los supuestos abusos sexuales ocurridos el 12 de julio de 2009 tuvieron lugar en dos episodios. El primero, a las seis de la mañana cuando, según la víctima, el procesado entró en su habitación, se le colocó encima y la penetró sin que ella pudiese hacer nada para no despertar a su hija y porque sabía que si se resistía empeoraría las cosas. Apenas dos horas después, la escena se repitió en el lavadero de la vivienda, también con penetración. «No podía quitármelo de encima», subrayó ante el tribunal, al que justificó el no haberse separado antes «por miedo». Por último, a las diez de la noche de ese mismo día, el acusado la empezó a increpar, comenzaron una discusión y acabó empujándola contra una cama.

La mujer acudió en un primer momento al centro de salud de la localidad y más tarde a Guadix, en cuyo cuartel de la Guardia Civil acabó denunciando los presuntos abusos sexuales. «No sabía que dentro del matrimonio una conducta así también era delito y por eso no lo denuncié antes. Después de lo ocurrido con mi hija, llamé al 016 (teléfono contra el maltrato) y me aconsejaran que presentara una denuncia», explicó.

La hermana de la víctima

Después testificó una hermana de la víctima, que acudió al lugar de los hechos al ser avisada por unos vecinos del «escándalo» formado por la noche. «Mi cuñado le dijo a mi hermana que si yo entraba a la casa, él se iba», indicó. La hermana aseguró enterarse de los supuestos abusos sexuales tras la denuncia en la Guardia Civil.

Dos hermanos del acusado sostuvieron que la relación del matrimonio siempre fue normal en apariencia y que tampoco la niña exteriorizó ningún comportamiento que les hiciera sospechar que algo iba mal. La tutora de la niña tampoco detectó ninguna anomalía en su conducta aunque durante su declaración ante el tribunal matizó que «no siempre los niños manifiestan síntomas de lo que pasa en casa».

La prueba concluyó con la declaración del médico que atendió a la mujer tras la denuncia, que confirmó que en ningún momento les refirió la existencia de abusos sexuales, y de unas psicólogas que examinaron a la víctima, que remarcaron las vivencias sexuales negativas que sufría y que con frecuencia rehuyó esos encuentros.

El fiscal, que inicialmente solicitaba 3 años de prisión al entender que no había habido penetración, elevó su petición hasta 7 años por un delito continuado de abusos sexuales y 10 meses por un delito de violencia de género. El juicio quedó visto para sentencia.