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Aplazado el desahucio del anciano que tenía problemas con los vecinos

Aplazado el desahucio del anciano que tenía problemas con los vecinos

El hombre es inquilino de Emuvyssa y una sentencia le obligaba a marcharse por dar de comer a palomas y ser agresivo

Daniel Olivares

Miércoles, 15 de octubre 2014, 11:07

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El desalojo de un anciano de 82 años y enfermo de cáncer, previsto para este miércoles en un inmueble de San Ildefonso, en Granada capital, por actividades molestas hacia sus vecinos, ha sido finalmente aplazado, ha informado un portavoz de Stop Desahucios, que ha celebrado una concentración de protesta.

La afición de dar de comer a las palomas hasta tres veces al día en la puerta de su casa parecía que le iba a salir cara a Francisco B., un hombre que parecía que debía abandonar la vivienda social donde vive, propiedad de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (Emuvyssa) del Ayuntamiento de Granada. Le obligaba a ello una sentencia del juzgado de Primera Instancia número 18, que estimaba que la actividad de alimentar a las aves antes a gatos en zonas comunes del edificio donde vive, además de estar prohibida por la ley, es «molesta, insalubre, nociva y peligrosa» para la comunidad. A ello se une «su comportamiento frente a los vecinos», tachado de «agresivo y violento» por el fallo judicial. Esta mañana estaba previsto que se cumpliera la resolución y la orden de lanzamiento de la vivienda, ubicada en la calle Acera de San Ildefonso, pero finalmente no ha sido así.

Francisco, enfermo de cáncer, se veía en la calle. Desde 1998 ha vivido en el mismo edificio. Su precaria situación económica cobra una pensión de jubilación de 432 euros y otra de viudedad de 171 le permitió acceder a una vivienda protegida por un alquiler de 185 euros al mes. El contrato de arrendamiento se firmó de por vida. Pero su afición a dar de comer a gatos callejeros, primero, y a palomas, después, empezó a generar problemas de convivencia con los vecinos, cuya comunidad de propietarios le demandó. Los vecinos solicitaron que cesara su actividad e hicieron extensivo su requerimiento a Emuvyssa, como propietaria de la vivienda, para que exigiera lo mismo al arrendatario. En caso contrario, la empresa municipal se vería obligada a resolver el contrato de alquiler.

Actitud irascible

El juicio se celebró a finales de marzo de 2013 y dos semanas más tarde, en abril ese mismo año, la sentencia dictaminó que se resolviera el contrato y que Francisco abandonase la vivienda. No obstante, la comunidad de propietarios del edificio Reina Victoria llegó a conceder varias oportunidades a su vecino, siempre que cesara su actividad. De hecho, retrasaron la petición de ejecución de la sentencia durante varios meses. El juzgado ha llegado a dar varios plazos de veinte días para ver si cejaba en su afición ilegal de dar de comer a las palomas. El último fue el pasado 14 de marzo. Finalmente, en una reunión de la comunidad celebrada el pasado 26 de junio, los propietarios acordaron solicitar la ejecución de la orden judicial. «No queríamos pedirla, pero yo mismo fui personalmente, tres meses después, a pedirle que cesara en su actividad y me encontré con que me amenazó a mí y a mi familia y todo tipo de insultos», explicó ayer a IDEAL el presidente de la comunidad, Miguel Castellano. Al parecer, según relató, no es el único vecino que ha sido amenazado. A otros incluso les llegó a mostrar una «arma blanca», una especie de navaja, según los vecinos.

«Llevamos más de cuatro años de proceso», indicó el presidente, quien entiende la situación personal, tanto económica como de salud, de su vecino, pero también que su comunidad no puede seguir soportando el problema de las palomas. «Hacen los nidos en las bocas de los canales de desagüe del tejado del edificio y hasta él mismo se ha visto afectado por la humedades que genera el agua atascada», explicó. Aparte, los detritos de las aves llenan las zonas comunes y «atraen mosquitos y otros bichos». Algunos vecinos, según observó ayer este periódico, han colocado un sistema de pinchos metálicos en el alféizar de las ventanas para evitar que las palomas se posen allí. «Tuvimos que cambiar la arena de las zonas comunes», señaló también Castellano.

IDEAL trató de conocer la versión del afectado por la orden judicial, sin embargo, su familia, en concreto una hija, pidió que no se le realizasen entrevistas ante su delicado estado de salud. Precisamente, el presidente de la comunidad apuntó ayer que la aparición reciente por el domicilio de unas de las dos hijas de Francisco coincide en el tiempo con que el anciano haya dejado de dar de comer a las palomas hace alrededor de diez días. «Debió hablar con él y convencerle», especuló.

Antonio Redondo, portavoz de Stop Desahucios, ha informado de que el desalojo ha sido aplazado después de que los servicios sociales del Ayuntamiento hayan presentado al parecer un escrito ante el juzgado para pedir que se suspendiera hasta nueva fecha.

"Esto nos abre una nueva vía para reconducir la situación de Francisco y defender sus derechos", ha declarado Redondo, que ha lamentado que en todo este tiempo ni la administración municipal ni el abogado de oficio del anciano decidieran recurrir la orden judicial que ordenaba el desalojo.

Según Stop Desahucios, el anciano no entiende nada de lo que ha ocurrido, ha pedido clemencia ante su situación y ha insistido en que no ha cometido ningún delito por "echar de comer a los pajarillos" desde su ventana, práctica que ya ha depuesto, y que nunca ha tenido problemas con sus vecinos.

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