"Ante estas crisis no hay que hacer pronósticos; solo contar la verdad"
José Martínez Olmos, médico y diputado por Granada recuerda que en la pandemia de gripe A de 2009 hubo consenso político, institucional y profesional; con el ébola ni siquiera hay comunicación
Inés Gallastegui
Jueves, 9 de octubre 2014, 00:57
José Martínez Olmos (Guadix, 1958) es médico especialista en Salud Pública, diputado del PSOE por Granada y portavoz de Sanidad en el Congreso. El que ... fuera secretario general de Sanidad en el Gobierno de Zapatero presentó hace unos días el libro '¿Qué pasó con la gripe A?', en el que hace balance de la gestión de la pandemia declarada en 2009. Profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública de Granada, ayer pidió al Gobierno, en la comisión de Sanidad de la Cámara Baja, una investigación exhaustiva sobre el brote de ébola declarado este lunes.
En España se ha producido el primer contagio de ébola fuera de África. ¿Se merece la Sanidad española ese estigma, esa mancha?
La verdad es que es un hecho lamentable. Y creo que es una mancha, efectivamente. Pero ahora mismo lo importante es atender bien a la persona afectada y asegurarse de que los contactos que haya podido tener son vigilados para poder detectar precozmente cualquier cambio en su salud.
¿No es precipitado decir que el contagio de la auxiliar de enfermería se debe a un «error humano», como ha afirmado la Administración?
Creo que es pronto para concluir eso. El Gobierno ha dicho esta mañana que está investigando y es la investigación la que tiene que llegar a la conclusión que sea. La hipótesis que hay que barajar es que los protocolos no existen o no están bien o, si existen y están bien, no se han aplicado bien. Y a partir de ahí, corregir el posible problema y pedir responsabilidades.
Se ha dicho que el protocolo de los servicios sanitarios ante una persona infectada es el mismo que en otros países. Sin embargo, colectivos de sanitarios han denunciado que los equipos y el material que utilizaron los sanitarios que atendían a los dos sacerdotes enfermos no eran los adecuados. Por ejemplo, que los guantes iban sujetos al traje con cinta aislante...
Hay una versión del Gobierno y otra, de los profesionales o colectivos de profesionales. Por eso nosotros estamos pidiendo que la investigación sea exhaustiva y nos lleve a las conclusiones correctas. Si es un error humano es un error humano, pero si es un error de organización, es un error de organización.
El personal del Carlos III incluso denunció que recibió un curso de 45 minutos por toda formación...
Si eso fuera así, sería una formación absolutamente inadecuada. El día 5 de agosto, una vez que se supo que iba a ser trasladado a España el padre Pajares, el grupo socialista en el Congreso registró quince preguntas; entre otras, qué formación y qué recursos se había dado a los profesionales, cuáles eran los protocolos de actuación... Todas esas preguntas no han tenido respuesta, ni siquiera hoy (por ayer), en la comparecencia de la directora general de Salud Pública. Es muy importante tener en cuenta este tipo de denuncias para despejar las dudas.
Parece que la Comunidad de Madrid ha admitido que fue un error no ingresar y aislar a la auxiliar en cuanto presentó fiebre, hace más de una semana...
Lo que no puede significar eso es que se les quiera echar la responsabilidad a los profesionales; sería un error. Hay que comprobar si cuando esta auxiliar fue a urgencias y no detectaron que era un caso sospechoso de ébola fue un problema de aplicación de los protocolos, que tienen que estar continuamente supervisados por las autoridades sanitarias.
Todo esto se produce en un contexto de recortes y privatización de centros y servicios sanitarios. ¿Cómo influye ese contexto?
Eso está en el ambiente y es motivo de preocupación para nuestro grupo parlamentario, para los profesionales y para la ciudadanía. Los recortes están afectando a la capacidad de respuesta del sistema sanitario, desde la cantidad de personas que se ponen a disposición de los servicios de urgencia hasta la calidad de la atención. En concreto, el Hospital Carlos III se está desmantelando y la Comunidad de Madrid hace tiempo que eliminó la Dirección General de Salud Pública. Todo eso influye y nosotros hemos pedido que eso también forme parte de la investigación que se realiza, para determinar la necesaria corrección de esas políticas.
¿Fue una decisión correcta repatriar a los sacerdotes infectados?
La decisión de repatriar es opinable. Hoy tenemos a miles de españoles en el mundo por diversos motivos y no es posible repatriarlos a todos si tienen un problema de salud; no hay aviones. Esto sienta un precedente. Pero esa es una polémica social; la polémica sanitaria es que, si se hace el traslado, hay que hacerlo en las condiciones ideales de garantía y de seguridad para los profesionales que participan en ese traslado y para los que después atienden al paciente cuando llega al hospital. Y ahí es donde hay que hacer la reflexión y la pregunta: ¿se ha hecho bien? Algo ha fallado cuando tenemos una persona infectada.
Responsabilidad política
¿Le ha parecido satisfactoria la comparecencia de la directora general de Salud Pública, Mercedes Vinuesa, en la comisión de Sanidad?
No, por varios motivos. Nosotros desde el primer momento pedimos la comparecencia de la ministra: esto es una crisis de salud pública internacional. Así lo hicimos nosotros con la pandemia de la gripe A: se hicieron comparecencias a voluntad de la propia ministra Trinidad Jiménez, que es lo que tenía que haber hecho Ana Mato, pero también a petición de los grupos parlamentarios, entre ellos el grupo socialista. Al no comparecer Ana Mato, las explicaciones son insuficientes. Son tardías, porque llegan dos meses después: la comparecencia de la directora general de Salud Pública estaba prevista para hoy desde hace ya varias semanas para hablar del traslado de los sacerdotes; no es que viniera para hablar de este contagio. Y además no ha respondido a las preguntas.
En la comisión, usted ha ofrecido su apoyo al Gobierno, pero también ha reclamado un cambio en su política informativa sobre el brote.
Desde que el ébola llega a España con el traslado del primer sacerdote, la ministra no ha dado explicaciones. Cuando en una crisis de salud publica quien tiene que liderar la crisis no está en la agenda informativa dando la cara, lleva un camino equivocado. Es un problema de comunicación y de confianza. Es un problema para que los ciudadanos confíen en la autoridad sanitaria. Nosotros hemos creado un comité científico para hacer un seguimiento del brote, y lo hemos puesto a disposición de la ministra, porque queremos ayudar y colaborar.
¿Cree que Ana Mato debe dimitir?
Nosotros hemos pedido la dimisión de la ministra en muchas ocasiones y por muchos temas. Siempre he dicho y he argumentado que tenemos la peor ministra de Sanidad de la democracia. Pero en este caso concreto creemos que no puede irse en este momento; tiene que resolver la situación. Cuando acabe la investigación, nosotros, en función de los resultados, exigiremos todas las responsabilidades políticas que haga falta.
Hace unos días presentaba un libro sobre su gestión de la crisis de la gripe A. ¿Qué similitudes y qué diferencias hay entre aquella situación y esta, aparte de que la mortalidad del ébola es muy superior?
El libro no habla de la gestión del Gobierno socialista, sino de la gestión del Sistema Nacional de Salud, hasta el punto de que incorpora 42 reflexiones de otras personas que también colaboraron, como consejeros del PP, grupos parlamentarios, presidentes de sociedades científicas... Y esta es la gran diferencia entre aquella situación y esta: fue una gestión consensuada políticamente, institucionalmente -con las autonomías- y con los profesionales. El problema ahora es que a la falta de información y de contactos con los grupos parlamentarios se une la ausencia de consenso; es imposible generar un consenso sobre algo sobre lo que ni siquiera se establece un diálogo. Una de las conclusiones del libro es que la comunicación fluida forma parte de la gestión de una crisis de salud pública.
El Gobierno dijo hace dos meses que la repatriación del misionero enfermo no suponía ningún riesgo para la población española y hoy hay un brote con una persona infectada, tres casos sospechosos y 50 personas bajo vigilancia. ¿Puede el Gobierno pedir calma ahora?
En el caso de la gripe A, nosotros fuimos muy prudentes: no hicimos ningún pronóstico y fuimos el país que menos dosis de vacuna compró, para un 20% de la población, mientras otros países compraron para el 100%. Estas crisis son complicadas de gestionar porque te puedes quedar corto o pasarte: lo importante es no hacer pronósticos, solo contar la verdad. El Gobierno cometió el error de decir que en el traslado de los enfermos desde África había un riesgo nulo, porque luego la realidad lo ha desmentido. Así se pierde la credibilidad.
¿Qué le diría a la ciudadanía?
Creo que la ciudadanía tiene que estar segura de nuestros profesionales y del sistema sanitario, a pesar de que el Gobierno lo haga mejor o peor. Y también exigir transparencia.
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