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J. E. CABRERO (@jecabrero)
Miércoles, 12 de diciembre 2012, 13:39
Eduardo Segura (Oviedo, 1967) habita en un agujero aceptamos despacho de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada. Un agujero exactamente igual a los agujeros comunes con la única excepción de que, en su interior, estudia el mayor experto en el universo Tolkien de España. Y uno de los principiales del mundo entero. El mismísimo Peter Jackson le llamó hace más de diez años para convertirlo en asesor de guion de la trilogía de El Señor de los Anillos. Ahora, este profesor de la UGR y de varias Universidades estadounidenses, no deja de responder llamadas de medios de comunicación internacionales interesados en su opinión sobre el estreno de El Hobbit, el próximo viernes 14. Segura habla, apasionado, de la gran vocación de su vida: las historias; Tolkien.
-¿Quién es Eduardo Segura?
-Soy un emigrante, nací en Oviedo y desde hace más de 25 años me dedico al estudio de la obra de Tolkien, de la vida de Tolkien. He estudiado a los autores de la generación que formaban parte de los inklings, y autores colaterales que influyeron mucho en él, como George MacDonald, Chesterton, el Cardenal Newman... Y todos los autores que nacieron del movimiento de Oxford, herederos directos del romanticismo.
-¿Cuándo empezaste a trabajar con la Tierra Media y 'El Señor de los Anillos' (ESDLA)?
-Entre 1994 y 2001 hice la tesis doctoral sobre ESDLA y, en medio de esta aventura, Peter Jackson se lanzó con toda la audacia que necesita un proyecto de ese calibre a producir las películas que ahora son tan famosas. En los años 96/97 trabajaba como traductor para Minotauro, que es la editorial que publica los libros de Tolkien en español y me encargaron la traducción de un libro sobre las fuentes literarias de Tolkien, 'El camino a la Tierra Media', de Tom Shippey. Tom Shippey es un profesor ya retirado, pero que en aquel entonces daba clases en la Universidad de San Luis. En el verano del 97, viajé a EEUU para trabajar con él. Fue tan generoso que cuando New Line Cinema contactó con él para ser asesor del guion de ESDLA, también les dio mi nombre.
-¿Así empieza la aventura del asesor?
-Un día recibí un correo electrónico invitándome a formar parte del equipo de consultores de guionistas. Y me embarque en un tema que desde entonces me interesa mucho: el trasvase entre literatura y cine.
-¿Quién envió el correo?
-No fue Peter Jackson. Todo suena muy grandilocuente, en realidad yo era una voz más entre una serie de personas. Fue una secretaria, la del correo, no recuerdo su nombre, no por nada, ha pasado mucho tiempo. Era un email de parte de Peter Jackson, Fran Walsh y Philippa Boyens, que son los que escribieron el guion. Yo no escribí ni una sola letra. Se nos hacían preguntas de fondo, de hecho, la primera indicación que nos hizo Jackson fue: pensad que esta película la vamos a hacer para los que no han leído el libro. Por lo tanto, no podíamos contar con que el espectador que se iba a sentar en la sala el día del estreno ya sabía quién era Legolas o Gandalf. Lo que yo hacía era responder a preguntas puntuales que era interesantes: ¿Qué hacemos con Tom Bombadil? O la secuencia de Moria, ¿qué hacemos con esto? O Hemos pensado en enfocar el tema de los Ents de esta manera, a Saruman de esta otra... Dábamos nuestra opinión como expertos.
-¿Cuál fue la pregunta más repetida, la pregunta del millón?
-La pregunta del millón fue: ¿Si Tolkien viera la película, qué pensaría, qué cosas no debería echar de menos? Era una pregunta muy difícil porque no fue un cinéfilo, jamás. Sostenía opiniones del teatro bastante negativas y lo consideraba un arte inferior con respecto a la Literatura. Con lo cual, ante una imagen hostil, con efectos especiales tan preponderantes, era difícil. Insistimos mucho en mantener los idiomas creados por Tolkien, que son el punto original y originario de toda la mitología de Tolkien. El resultado final demuestra esos altibajos que tiene toda obra magna. Muchas veces pienso, sin que sea lo mismo, porque Miguel Ángel es un genio y yo creo que Peter Jackson no lo es, a pesar de lo que se suele decir, que es como cuando Julio II le confió a Miguel Ángel las cuarenta figuras que planeó para su sepulcro y se quedó en ocho. En la cabeza de la gente que piensa a lo grande, luego, lo que llamamos logros, siempre son algo más cortos de lo que llegas a concebir en tu cabeza.
-¿Qué opinión guardas de la trilogía?
-Considero que es una película muy notable y en algunos momentos brillantes. Sublimes: el arranque de las Dos Torres, con la caída de Gandalf. Las almenaras que se encienden en El Retorno del Rey, es un momento cinematográfico puro, muy hermoso. Todo lo relacionado con los jinetes de Rohan ha sido muy bien captado, no así los elfos, según mi punto de vista. Y un montón de detalles que si pudiéramos ver las películas, diríamos esto sí, esto no...
"Yo voté a favor de que Tom Bombadil no saliera"
-¿Hiciste alguna aportación trascendente en el guión de ESDLA?
-Hay uno, pero, entre los fans, puede costarme la cabeza: yo voté a favor de que Tom Bombadil no saliera. Precisamente porque era un personaje muy importante para la mitología de Tolkien y, sobre todo, para el mundo doméstico, ya que fue un personaje que nació en la casa de Tolkien. Tom fue un muñeco que Tolkien trajo para su hijo Michael de un viaje a Holanda, que era exactamente así: con botas amarillas, un chaquetón azul y un sombrero con una pluma. En los momentos iniciales, cuando Tolkien está peleándose todavía con cómo hacer una continuación de El Hobbit, Tom Bombadil es incorporado a la historia en un contexto, valga la redundancia, sacado de contexto. Para un espectador que no ha leído el libro y ve la película, podría parecer un payaso. A mi modo de verlo fue una decisión acertada, a pesar de lo doloroso que fue para los lectores... Unos cambios fueron acertados, otros fueron inexplicables.
-¿Inexplicables?
Por ejemplo, la lectura anacrónica del personaje de Frodo y Aragón como dos personajes que están toda la historia replanteándose cuál es su misión: que si sí, que si no, que si acepto mi destino, el momento en el que Frodo envía a Sam a casa... Cosas que están más allá de la fidelidad al texto, que son objeto de una lectura literalmente anacrónica. Del mismo modo que los Ents quedan sometidos a una especie de panfletillo ecologista. Y todo lo relacionado con Saruman se parece mucho a los desfiles nazis rodados por Leni Riefenstahl en 'El Triunfo de la Voluntad' ( y así se reconoce en el DVD del cómo se hizo de la película). Estas lecturas tan pegadas al terreno, de alguno modo ideologizando lo que Tolkien ejemplifica de un modo mítico, son lo que empequeñecerá la película con el paso del tiempo. Y no tanto los efectos especiales.
-¿A qué te refieres?
Es obvio que en el Hobbit vamos a ver que han pasado 10 años y que la tecnología ha evolucionado un montón. En cuestiones de animatronic o captura de movimiento, sobre todo. El problema no es que una película envejezca desde el punto de vista técnico, es que en Hollywood -salvo, a mi juicio, Terrence Malik ('El árbol de la vida') y alguno más- están perdiendo la capacidad para contar buenas historias. Y contarlas bien. La gran tentación ante cualquier historia ambientada en la Tierra Media es un gran ordenador. Porque el ordenador te permite atajar, te permite esconder una carencia narrativa detrás de un despliegue visual que te aturde y que se convierte en algo que te sobrecoge, que te aplasta.
-Efectivamente, hay un cine más centrado en lo visual que en lo textual.
Hemos vivido en estos últimos quince años una conquista exponencial, triste,de la herencia visual del mundo del videojuego y del videoclip hacia el mundo del cine. Y eso muestra también la carencia de ideas que tiene Hollywood últimamente. No hay más que mirar los proyectos que barajan ahora mismo los estudios para ver que todo son continuaciones: Iron Man 3, Los Vengadores 2, Capitán América 2, la nueva saga de La Guerra de las Galaxias en manos de Disney, Dios nos pille confesados... Quiero decir, todo lo que nos viene está demasiado mediatizado por el dinero. Y ojalá me equivoque, pero que El Hobbit va a venir también lastrado por esta mentalidad tan devota de la inversión. Si Peter Jackson no corrige algunos elementos en el modo de acercarse a la historia que me temo que van a traicionar lo que es El Hobbit. De entrada, El Hobbit no tiene nada que ver con 'El Señor de los Anillos' desde el punto de vista narrativo.
-¿Te llamó Peter Jackson para El Hobbit?
-No, no lo hizo. Han sido unos años muy complicados para mí y ni siquiera hubiera podido.
-¿Tienes ganas de ver El Hobbit?
-Sí, por supuesto que sí. No soy un purista. Conozco amigos que prefieren mantener su imaginación. Pero a mí me interesa mucho la traducción a lenguajes visuales. Sin embargo, pienso en Orson Welles, desde luego uno de los grandísimos, en su esfuerzo titánico durante toda su vida para adaptar 'El Quijote' al cine y en que tuvo que rendirse ante tal desafío. Y claro, Peter Jackson no es ni la mitad de la mitad de lo que fue Orson Welles...
"Me habría gustado un director con otro pulso épico, como por ejemplo Peter Weir o Andrew Dominik o Christopher Nolan"
-¿Hubieras preferido otro director? ¿Guillermo del Toro, que fue el primero en sonar como candidato?
-Prefiero que lo haga Jackson a que lo haga Guillermo del Toro, mantiene una visión única de la Tierra Media. Pero me habría gustado ver un director con otro pulso épico, como por ejemplo Peter Weir ('Master and Comander') o Andrew Dominik ('El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford') o Christopher Nolan ('El Caballero Oscuro'). Un tipo de director que tenga un acercamiento a lo que significa el heroísmo desde otra perspectiva, no tan devota de la tecnología.
-¿Tanto daño hace la tecnología?
-Es muy fácil convertir El Hobbit en una historia de efectos especiales o en algo muy cercano a Harry Potter. Y, sin embargo, el modo en que cualquier lector percibe el ascenso continuo en el tono narrativo, desde el territorio del sentido del humor británico del S. XIX hasta la épica cercana de Beowulf de los capítulos finales, está continuamente llamando a una especie de intertextualidad que se remonta a la mitología anglogermánica. Esa inconsciencia con que Tolkien fue desplazando el cuento desde el territorio de lo que contaba a sus hijos por las noches, porque así nació El Hobbit, hasta el territorio de la épica: eso -subraya- es lo que yo quiero ver en la película.
-¿Crees que habrá batacazo en taquilla?
Va a ser un taquillazo y todos los sabemos y, precisamente por eso, deberías jugarte la baza artística, la esencialmente estética. Viendo la caracterización de los enanos te das cuenta del esfuerzo tan sobrecogedor que se ha hecho, pero yo me pregunto, ¿son esos los enanos del Hobbit? Yo creo que no. ¿Ése es el sentido de humor de la historia? Pues no, es el sentido del humor socarrón de Peter Jackson.
-Supongo que todo tiene un principio. Una primera lectura. Una vocación repentina, ¿cuándo descubriste que Tolkien era lo tuyo?
-No lo sé. De algún modo tiene que estar en la herencia genética. Mi padre era pintor y escultor, y nos inculcó a mis hermanos y a mí una visión sobre la realidad. Tolkien, más allá de lo apasionante de las historias que escribió, muestra un modo de mirar el mundo. En su ensayo sobre los cuentos de hadas, explica que las historias, los mitos, responden a los deseos humanos. Por ejemplo al deseo de comunicarse con otras criaturas vivientes. O al deseo de investigar las profundidades del océano sin oxígeno, ¿a quién no le gustaría volar?
-¿Eso es escapismo?
-No, es la herencia ilustrada sobre lo que tú piensas a día de hoy que es la fantasía. Decía Tolkien que no podemos acusar al preso que está en una cárcel encerrado porque sus pensamientos estén más allá de las rejas y los carceleros. Lo que habita en nosotros no es solamente la realidad, sino el deseo de una realidad quintaesenciada. Y al fin y al cabo todos nos movemos por el deseo de algo que queremos y que nos gustaría conseguir, sea lícito o ilícito, no es una cuestión moral, es una cuestión antropológica. Todos hacemos las cosas porque queremos alcanzar una plenitud, punto final. Unos la consiguen robando, otros a través del arte.
-Pero bueno, ¿tu primera lectura fue...?
-A los 14 años leí 'La Comunidad del Anillo' durante un campamento de verano, porque me lo había dejado un amigo, y de repente encontré la historia que me hubiera gustado haber leído o escrito. Lo siguiente que hice fue empezar a buscar cosas sobre qué cabeza había concebido una historia de ese calibre. Mi interés por la Tierra Media siempre ha caminado parejo con el interés por el hombre que fue capaz de generar esa visión. Ésa es la raíz de la pasión.
-Tanta pasión seguro que ha desatado algún comentario sobre el 'frikismo'
-Lo que echamos de menos hoy día es que se nos hable con autenticidad y en seguida uno percibe si el que te está hablando se cree lo que dice o es del fondo monetario internacional. Estamos en manos de grandes hipócritas. El otro día contemplaba compungido las imágenes de Durao Barroso recogiendo el Premio Nobel de la Paz con sus compinches, como el año pasado cuando se lo dieron a Obama... Al final somos presa de una gran mentira. Y malvivimos con esa gran mentira. Creo que la única respuesta adecuada a eso, y por eso habrá colas yendo a ver El Hobbit, no es una sed de escapismo. Es precisamente lo contrario: es un ansia de realidad. De recuperar una visión prístina, quintaesenciada, de lo que es el mundo. Y el mundo no es sólo tu cuenta corriente, no es sólo tu lucha por sobrevivir o conseguir un trabajo. Es también dar respuesta a los afanes: la gratuidad, la entrega a los demás, dejarte la piel por tus alumnos o por tus hijos o por las cosas que de verdad valen la pena más allá de la panda de estúpidos que nos gobiernan. De uno u otro color, no estoy política. Podemos hablar también de eso.
Otra de las cosas que permite la Tierra Media es como decía un amigo de Tolkien el mito es la llave maestra: aplíquese a la puerta que desee. Es el mito el que ilumina la realidad. Yo entiendo mejor mi mundo, entiendo mejor lo que es una montaña después de leer El Paso de Caradhras, entiendo mejor que la naturaleza está viva, el sentido de mi vinculación con una historia y una tradición a la que pertenezco a través de las páginas de la Tierra Media. Eso es lo que al final buscamos, de un modo u otro.
-Decías que también podíamos relacionar la Tierra Media con la actualidad política y social.
-Una anécdota: en 2001, cuando faltaban dos semanas para que se estrenase 'La comunidad del anillo', me llamaron de Antena 3. La chica que me iba a entrevistar me dijo: mira, no he leído el libro y lógicamente no he visto la película, te voy a hacer una pregunta muy genérica y tú ya dices lo que te dé la gana. Hacía escasos tres meses que había sucedido la tragedia de las Torres Gemelas. Primera pregunta: Eduardo, ¿qué tiene que ver lo que ha pasado en el World Trade Center con la Tierra Media? Estábamos en directo, no podía poner la cara que acabo de poner. Pero mi respuesta tuvo que ver con el fondo de la pregunta, aunque ella no lo sabía, creo: ¿De qué manera el mito que encierra y que es el Señor de los Anillos sirve para iluminar una y otra vez las diferentes épocas de la historia de la humanidad En los años 50 se interpretó ESDLA en clave política y Mordor estaba en el Este porque la Unión Soviética estaba en el Este y el anillo era un símbolo de la bomba atómica. Es decir, es el mito el que va iluminando.
"En el fondo todos somos Gollum, todos somos Gandalf, todos tenemos algo de Saruman. Y aunque no existe Sauron, en sentido puro, vivimos bajo la sombra; la sombra del hecho que somos efímeros"
-¿Dónde ubicaría hoy Mordor? ¿Dónde está el anillo? ¿Quién es Sauron, el dragón al que se enfretan los enanos de El Hobbit?
-Me resisto a hacer una interpretación geopolítica. Cuando leo ESDLA a los 14 años pienso que Boromir muere porque se lo merece, porque ha sido un traidor. Soy un niño y razono en términos de blanco o negro. Cuando lo leo con 45, y ya he experimentado mi propia debilidad, mis miserias, mis limitaciones, Boromir es para mí yo mismo. Y por tanto lo que era necesidad de justicia a los 14, ahora es necesidad de compasión porque necesito ser perdonado. El libro es el mismo, el que ha cambiado he sido yo. A día de hoy, uno se siente Frodo y siente que el anillo es la angustia por los suyos, la precariedad laboral. Pero en otras épocas puede ser una enfermedad o una cosa que a mí me parece que atraviesa de principio a fin ESDLA, un diálogo en el que Gimli le dice a Legolas que nuestro destino es encontrar y perder. Encontrar la belleza y perderla. La reflexión continua de que somos mortales, hombres, y sin embargo tenemos un ansia en nosotros de eternidad, de lo élfico.
Sería muy fácil decir que los orcos hoy día son Hamás o Israel. O Aragorn es Messi porque es un fenómeno (risas). No, el mapa de la Tierra Media se extiende ante nosotros como el mapa de nuestra propia vida. Y en ese mapa hay claves para entendernos mejor a nosotros mismos. En el fondo todos somos Gollum, todos somos Gandalf, todos tenemos algo de Saruman. Y aunque no existe Sauron, en sentido puro, vivimos bajo la sombra; la sombra del hecho que somos efímeros.
-¿Ahí reside la importancia del arte, en el reflejo?
-Hay una película hermosísima, 'Tierras de Penumbra', en la que en un momento el personaje dice leemos para saber que no estamos solos. Esa es la síntesis, leemos e iremos al cine para ver El Hobbit para recordarnos a nosotros mismos, otra vez, que no estamos solos. Y que la esperanza es lo único que nos puede mover. No es lo mismo ser optimista que ser esperanzado. El esperanzado se concentra en su propio trabajo. No somos nuestras conquistas, no somos nuestro currículum, somos lo que somos, para bien y para mal. Al final, abrir un libro es como poner un espejo delante y descubrir tu propio rostro.
-Tengo una idea: un 'biopic' de Tolkien, ¿no cree que sería una película estupenda?
-Ojalá llegue. Me consta que ha habido alguna propuesta a los herederos de Tolkien. Pero Christopher, su hijo, es muy reacio con todo lo que tenga que ver con la vida y obra de su padre. También es un hombre muy mayor y no sabemos si los herederos serán más permeables. Me encantaría, me gustaría trabajar en eso. La vida de Tolkien tiene mucho de aventura, no solo porque luchó en las trincheras en la Primera Guerra Mundial, a caballo entre dos épocas. Nació en 1892, vivió los estertores de la época victoriana, participó en la guerra que iba a terminar con todas las guerras y vio a sus hijos marchar a la Segunda Guerra Mundial; fue profesor de Oxford, dominó 20 idiomas, creó otros cinco, imaginó la Tierra Media, era amigos de sus amigos, tenía virtudes y defectos, envejeció y se marchó.
-Eso, una gran película.
-Aunque solo te fijaras en la parte filológica, tienes una película extraordinaria. Oxford, un lugar donde se ha congelado el tiempo. Te mueves entre genios, tertulias de nivel intelectual muy amplio. ¿Cómo sería la vida académica de los años 20 y 30? ¿Cómo sería la vida del padre, contándole a sus hijos El Hobbit? Todo biopic de un hombre genial tiene mucho de interesante en tanto que nos muestra que todos somos seres humanos. Y el más excepcional de los seres humanos no deja de ser un ser humano limitado y ansioso de sí mismo, que al fin y al cabo es lo que todos somos. Desde luego sería un proyecto sobrecogedor, quizás más interesante que los de Peter Jackson. Sí, una película sobre Tolkien sería más interesante que una de 'El Hobbit'
-Habrá que ponerse a escribir.
-Pues venga. Nunca digas nunca.
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