El espía que salvó a la traficante sexy
El oligarca Alexander Lebedev sacó a Elena Perminova de la cárcel y se casó con ella. Pasó de vender éxtasis y posar para ‘Playboy’ a animar los ‘front row’
luis gómez
Lunes, 11 de abril 2016, 09:41
Posa en las mejores revistas con modelazos estampados de Dolce&Gabbana, vestidos de organza de Carolina Herrera, botines de charol de Dior, aretes de Repossi... ... Por algo es la diva rusa más codiciada del momento. Pero no siempre vivió días de gloria. Elena Perminova (Siberia, 1986) pasó una buena temporada entre rejas acusada de tráfico de drogas. Estuvo a punto de tirar su vida por el retrete cuando era una adolescente rebelde y se pasaba las noches vendiendo éxtasis en las discotecas moscovitas. Ella misma reconoce que se lió con el tipo equivocado y, tras abandonar el hogar familiar, echó por tierra los planes que le habían reservado sus padres, que deseaban que estudiase una carrera. Sin embargo, el novio de entonces, que le doblaba la edad, la llevó por mal camino y la convirtió, con sólo 16 años, en una traficante de poca monta. Por fortuna para ella, fue una presa fácil y la Policía la capturó pronto.
«Me condenaron a seis años de cárcel y me confinaron en una celda sin jabón. El único mobiliario consistía en un váter pestilente y una cama metálica empotrada en la pared», confesó a la revista Vanity Fair. En la misma entrevista recordaba que se ofreció a ayudar a la Policía para ponerles sobre la pista de uno de «los peces gordos» del narcotráfico ruso y reducir así la pena. Perminova acudió a la cita con el capo con micrófonos pegados al cuerpo y billetes marcados. Todo marchó sobre ruedas, pero los planes, al menos para ella, resultaron un fiasco. Una vez más, la engañaron. Las autoridades moscovitas mantuvieron los cargos contra la joven y encima se echó encima al peor de los enemigos posibles: el mafioso al que delató juró que nunca se olvidaría de ella.
Al ingresar en prisión, su padre se puso en contacto con un parlamentario al que había oído hablar en la radio sobre un programa de protección de testigos. El político en cuestión contrató a un prestigioso abogado y gracias a su buen oficio recuperó la libertad. No solo eso.Elena retomó los estudios y acabó la carrera de Económicas. «Todos podemos cometer errores. Viví mi primer amor, era joven y caí en terribles equivocaciones.Desde entonces, trato de ser diferente. Intento mejorar el mundo que me rodea», argumenta esta rubia de 180 centímetros de altura que llegó a posar para la edición rusa de la revista Playboy.
Si decisiva fue la figura paterna en su redención, más lo fue aún el hombre que la apartó para siempre del mundo de la delincuencia.No era un hombre cualquiera. Responde al nombre de Alexander Lebedev, uno de los mayores oligarcas rusos, con el que tiene tres hijos. Antes de convertirse en una de las grandes fortunas planetarias compró el Banco Nacional de la Reserva de Rusia y es el dueño de la mayor explotación de patatas del mundo y del periódico The Independent se labró una dura fama como agente del KGB, el temible servicio secreto soviético.
20 años más joven
Con su misión más cariñosa, el exespía, que se siente sobre todo «un granjero», terminó ganándose el amor de Perminova, 20 años más joven. Después de formalizar su relación, la convirtió en una de las grandes animadoras del mercado de la moda. Primero se puso a desfilar, luego se convirtió en una it girl y finalmente en una compulsiva compradora de lujo que anima los front row más exclusivos. No falta a ninguno de Chanel, Givenchy y Giambattista Valli. «Soy muy rápida comprando porque siempre tengo claro lo que quiero», proclama. Pero no conviene dejarse llevar por las apariencias de esta mujer que destaca por su habilidad para combinar piezas de alta costura con blusas de Zara y vaqueros de H&M.
Le gusta tirar de colores flúor, mini tops, sombreros llamativos y tacones infinitos. Con más de 1,1 millón de followers en su cuenta de Instagram, más que la mayoría de las revistas de moda, es una fija en las fashion weeks de Nueva York, Londres, Milán y París. Junto a sus inseparables Miroslava Duma, Ulyana Sergeenko, Anya Ziourova, Natalia Vodianova y Vika Gazinskaya, Perminova lidera Russian Fashion Pack, el grupo de chicas rusas a la última y presente en los eventos más importantes del planeta.
Pero no todo es fiesta en su vida. Elena se define como una mujer con unos profundos valores sociales: «Creo en el amor, como canta el amigo de la familia Elton (John), pero también en instituciones políticas independientes, en la independencia judicial y en la libertad de prensa y de voto», defiende Perminova, que ayuda a niños con enfermedades terminales. «Lo que más me gusta es aliviar a las madres. Nadie sabe lo que se sufre cuando un hijo está en peligro. Recibo todo tipo de historias médicas.Debo comparar casos muy tristes y decidir a quién salvar. Jugar a ser Dios resulta muy difícil», lamenta
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