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udit Mascó ha sido portada de las mejores publicaciones de moda. :: R. C.
«No es cierto que a los 50 llegue el declive»

«No es cierto que a los 50 llegue el declive»

Judit Mascó reflexiona a sus 46 sobre la pérdida de la juventud, su estabilidad conyugal y la adolescencia de sus hijas. La última que acogió ya se ha independizado

ARANTZA FURUNDARENA

Lunes, 14 de diciembre 2015, 12:23

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Unas fotos publicadas hace unas semanas en Diez Minutos dieron pie a la noticia de que Judit Mascó había adoptado a su quinta hija. La realidad es que tras adoptar en su día a una niña haitiana, acogió más tarde a otra joven de la misma nacionalidad. «Pero después de haber vivido cuatro años en casa acaba de independizarse», ha precisado la modelo a este periódico. Cuatro hijas, tres de ellas adolescentes, son «una familia suficientemente numerosa, y ahora mismo me costaría decir quién manda en casa», comenta Mascó riendo.

Esta catalana cuyo físico privilegiado la ha llevado a ser portada de las mejores publicaciones de moda y a recorrer las pasarelas más importantes del mundo, llega a los 46 años en plena forma. Bien sea porque cuida su alimentación (ha escrito un libro sobre Las maravillas de la flora intestinal), bien porque lo tiene impreso en sus genes o porque sencillamente está a gusto con su vida, lo cierto es que Judit Mascó, rubia de ojos verdes y 1,76 de estatura, tal vez se haya alejado algún centímetro del casi 90-60-90 que lucía en sus tiempos más rutilantes, pero ante las cámaras sigue brillando con la misma luz. «Ahora curiosamente es cuando mejor me veo. Me siento más segura que nunca», confiesa.

Judit acudió hace unos días a la tradicional merienda prenavideña organizada por la prestigiosa esteticista Estrella Pujol en su centro de belleza Oxigen de Barcelona. «Después de tantos años, con Estrella tengo un vínculo de confianza absoluta. Y su centro es un lugar donde relajarme, mi pequeño paraíso en mi ciudad», explicó la top al tiempo que admitía que sus tratamientos de belleza «son cada vez más frecuentes».

Hija de profesores, criada en la solidaridad y curtida en su adolescencia en campamentos de verano de los de hogueras, guitarras y canciones con mensaje, Judit Mascó i Palau siempre ha poseído un plus de sensatez ajeno al desquiciado mundo de la moda. Con el tiempo, su carácter reflexivo ha ido evolucionado y hoy día se expresa casi como una filósofa. Sobre el tema del amor, donde ella bate récords entre las de su gremio por tener un matrimonio que ya dura 22 años con el abogado Eduardo Vicente, opina que «las relaciones personales e íntimas de las parejas funcionan con la ilusión y con proyectos en común. Demasiadas expectativas se convierten en exigencias, y tengo claro que las renuncias personales para no defraudar las expectativas del otro en algún momento pasan factura».

«Nunca he sido sumisa»

En opinión de Mascó, que este verano apoyó a su marido cuando participó en la maratón Ultra Trail del Mont Blanc, «la pareja es como una mano abierta donde una mariposa se queda o vuela. Pero si esa mano se cierra acabará por aplastarla. Cuando en la pareja existe comprensión, confianza, libertad y respeto, la comunicación permite negociar y llegar a puntos de acuerdo. No hay una fórmula secreta advierte la modelo, pero sí sentido común para estar atento y pendiente del otro, dedicarse tiempo y disfrutar».

A sus hijas María, Paula, Romita y Clara las educa «en la autoestima y la libertad». Y también en la igualdad de género, preocupada como está por esa especie de auge del machismo entre la juventud «que no alcanzo a explicarme». «Yo nunca he sido sumisa recalca porque he mantenido mi independencia». Tener tres adolescentes en casa ha convertido a Mascó en una hábil negociadora. Ella está convencida de que «en esta etapa de la vida la comunicación y empatía son claves para evitar conflictos. Si no espero cosas buenas de mis hijas razona, nunca las obtendré». De momento, ninguna de las cuatro ha heredado su vocación de modelo, «pero sí una alta sensibilidad hacia campos artísticos».

Le comento a Judit que la cantante Cher me confesó en una entrevista que su etapa más plena fue entre los 45 y los 50 años. «Es verdad confirma. Para mí también está siendo una buena edad. La etiqueta de que a los 50 llega el declive no es cierta. El paso del tiempo tiene sus consecuencias físicas, pero nuestros pensamientos afectan al sistema hormonal e inmunológico y estoy segura que pueden dar o quitar años». Solo hay un tema sobre el que Judit no se pronuncia: la situación que vive Cataluña. «De política no hablo. Espero que lo comprendas», zanja rotunda.

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