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Un belén de funeral

Alfonso, el viudo de Cayetana, se enteró por el cura que el actual duque de Alba había organizado una misa. Éste tampoco avisó a los íntimos de su madre. Al final fueron todos... menos tres hijos. Las caras no podían ser más largas

j. fernández

Domingo, 22 de noviembre 2015, 13:28

Cayetana de Alba era como un huracán. No había nada ni nadie que se resistiese a su paso. Dicen que era luz y embrujo. No ... solo para los hombres, que caían rendidos ante su magnetismo, sino también para el resto de los mortales. En Sevilla todavía hay esquinas en las que resuenan los ecos de los piropos y los gritos de ánimo que le lanzaban los vecinos. Pero lo que de verdad dominaba la duquesa era el arte de la paz. O más bien el de poner paz. Su mejor trabajo, de hecho, lo hizo puertas adentro de sus palacios, aunque nadie lo apreciara hasta hace unos meses.

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