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«Dejaba la ropa en la jaula para que los leones se acostumbraran a mi olor»

Atleta, periodista, artista de circo y aventurero, Miguel de la Quadra-Salcedo quiso ser ballenero y las dominicas de todo el mundo le ponen celda y comida en sus conventos

césar coca

Lunes, 2 de noviembre 2015, 12:13

Con la lanza-cerbatana en sus manos y la txapela cubriendo su cabeza, Miguel de la Quadra-Salcedo tiene un aire decimonónico de descubridor de ... parajes ignotos. O de viajero por puro diletantismo, al estilo del Phileas Fogg de Julio Verne. En pocos casos se da una identificación así entre el aspecto físico de una persona y su biografía. Ahí está, con su poblado bigote y su larga cabellera, con esa mirada escrutadora de quien trata de no perder detalle de lo que tiene más cerca sin descuidar el horizonte. Es verlo y pensar que en cualquier momento puede salir en busca de un colega perdido y al localizarlo, incluso en este tiempo de GPS y comunicaciones vía satélite, limitarse a saludarlo con un lacónico «Dr. Livingstone, supongo», y marchar de inmediato tras otra aventura.

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