«Yo no quiero novia»

Aimar está acompañado de un pinche de lujo: El Monaguillo de El Hormiguero, que tras recoger el testigo -y el delantal- de Luis Piedrahita ejerce de ayudante. «Se porta bastante bien, aunque es un poco más torpe que Piedrahita», valora este chaval vizcaíno. El Monaguillo lo confirma: «Lleva toda la razón, soy muy torpe. Pero ese es el secreto para que el programa sea tan divertido. Él cocina espectacular y yo cometo mis errores con gracia».

Al igual que en la primera edición, Aimar tratará de acercar a los famosos los platos que más odian, pero de una forma diferente. El pequeño aún recuerda los rollitos de col que le preparó a Carlos Latre, los hígados convertidos en salsa boloñesa para la actriz Cristina Castaño o el pastel de guisantes con que deleitó a Fernando Tejero. Hoy, su objetivo será conseguir que la cantante Edurne, que detesta el tomate, aprenda a valorarlo. Rafa Nadal, Paula Echevarría, Pilar Rubio, Álvaro Arbeola o Judit Mascó serán algunas de las víctimas de las próximas semanas.

Y es que, como apunta El Monaguillo, los mejores ingredientes del programa son los educativos. «Los niños aprenden a cocinar y a comer variado, llevando una dieta saludable, mientras lo ven con una sonrisa». Y a juzgar por cómo salen los adultos de contentos, parece que a ellos tampoco les va mal.

- Monaguillo, ¿cómo lleva que un niño de 10 años sea su jefe?

- Muy bien, tuvimos mucha química desde el principio. El rol que me ha tocado me gusta, ¡no quiero pasar de pinche! Me lo paso de lujo y con menos responsabilidad.

- ¿Lo suyo es cocina gourmet o de supervivencia?

- Oye, que yo cocino muy bien. Tenía amigos que decían que hacían paella de pescado y cocían arroz blanco y le echaban una lata de atún. Yo cocino de verdad.

Entre la especialidad de este ayudante venido del mundo de las hormigas está el gazpacho. «Ahora además me estoy abriendo a la cocina internacional y ya sabe el mundo entero que mi gazpacho es el mejor», concluye. Mientras tanto Aimar se decanta por las pasta y los arroces. «¿Y cómo las preparas?» le pregunta El Monaguillo. «Pues depende de cómo la quieras: tradicional, creativa o moderna», zanja este minichef, dejando claro quien es el que manda.

A pesar de su corta edad, este vizcaíno se mueve por la cocina como pez en el agua. «Con tres años veía cómo lo hacían otros y a los seis empecé», explica. Ahora, con diez, ya comparte la afición con su familia. «En mi casa cocinamos todos, yo incluido».

Lo que no quita para que tenga sus filias y fobias. «Odio los chipirones», se confiesa. «Igual que en la edición anterior». Mientras su pinche declara que a él le gusta todo. «Tengo un problema y es que llevo un gordo dentro: todo lo que escucho que a la gente no le gusta, a mí sí y mira que llevo 36 años a dieta», bromea.

Con respecto a la fama, a Aimar no le importa. «Me alegra que me paren por la calle, porque eso significa que les caigo bien». Pero a sus admiradoras aclara: «Yo no quiero novia».