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Icono. Jerry Hall convivió 21 años conMick Jagger, con el que tuvo cuatro hijos, dos de ellas modelos.
La modelo que salvó a Jagger

La modelo que salvó a Jagger

Logró que dejara las drogas, pero no su afición por las mujeres. Jerry Hall exprime su madurez con jugosos contratos. Abomina la cirugía y ve indigno atarse a una persona a «cierta edad»

luis gómez

Lunes, 12 de octubre 2015, 11:13

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Jerry Hall (Texas, 1956) debe gran parte de lo que es a su afortunada costumbre de decir que sí a todos y a casi todo. Lo que, en absoluto, significa que se trate de una mujer complaciente. Nada más lejos de la realidad. A la modelo norteamericana y exesposa del líder de los Rolling Stone, Mick Jagger, la jugada le ha salido redonda. Ha demostrado un extraordinario ojo clínico para saber con quién aliarse en cada momento. Es verdad que las decisiones que marcaron su carrera profesional, cuando era una completa desconocida, resultaban demasiado tentadoras. Igual que la valentía que demostró cuando con solo 16 años, una mochila y unos pocos dólares en el bolsillo, porque la economía casera no daba para más, abandonó Estados Unidos y se plantó en París.

¿Pero quién en su sano juicio se negaría a fotografiarse para Helmut Newton, pese a hacerla llorar de lo lindo al vestirla de cuero con látigos? «Yo quería estar en Vogue y aquello me parecía pornografía», se quejó amargamente entonces. ¿Y quién desecharía posar para el ilustrador Antonio López como una señorita de Aviñón? No queda ahí la cosa. Lucien Freud, el pintor de los desnudos carnales, la retrató sin ropa y embarazada, y Andy Warhol, precursor del pop-art, la dedicó seis retratos multicolores. Jagger, con el que estuvo emparejada 21 años y tuvo cuatro hijos, puso la guinda al pastel y la compuso Miss you. Se convirtió en musa de todos estos hombres.

Siempre le ha encantado rodearse de artistas. «Están locos, me gusta eso, son bastante excéntricos», argumenta. Pese a reconocer que fue «muy humillante» vivir junto a Jagger, que le fue infiel en infinidad de ocasiones, nunca se ha arrepentido de ninguna sus decisiones personales: «Era bastante duro verle rodeado a todas horas de cientos de tías que le perseguían, pero yo siempre he dicho que sí a todo», confesó a la revista Vanity Fair. Solo dio calabazas a Salvador Dalí cuando le propuso salir desnuda en una de sus películas por respeto a su madre.

«Un padre muy violento»

Próxima a los 60 años, Hall se reinventa como una maniquí a la que las casas de moda adoran. Nunca la han perdido de vista. Sigue posando para las mejores revistas, ha protagonizado junto a su hija, la también modelo Georgia May Jagger, una campaña para H&M, es embajadora de importantes outlets europeos y, desde el año pasado, es imagen de la compañía British Airways para su ruta Londres-Austin. Con este viaje regresó a la ciudad de donde despegó hace más de 40 años con la idea de ganarse la vida y escapar también de un padre «bastante violento». Un sargento «muy condecorado» que compartió filas junto al general Patton en la Segunda Guerra Mundial, pero que regresó de la contienda bélica «muy dañado psicológicamente».

Perdió en el juego la granja en la que Jerry vivía junto a sus cuatro hermanas y su madre. Un tío suyo salvó a la familia del desastre al construirles «una chocita con una habitación», donde dormían todos juntos. «Cualquier cosa era mejor que volver a mi casa en Texas», recuerda esta apasionada de la poesía de EmilyDickinson y Allan Poe que de adolescente pasaba las tardes de los sábados en los rodeos. «Una de mis hermanas fue campeona montando toros y era cheerleader de cowboys», recuerda.

Sin embargo, puso fin a esta vida tan ganadera en cuanto subió a las pasarelas y, sobre todo, conoció a Jagger, con el que se enrolló después de serle infiel a Brian Ferry, líder de Roxy Music. Durante siete años, vivió en una montaña rusa al combinar el trabajo de modelo con las giras de los Rolling Stone. «Era agotador hacer las maletas y cambiar de lugar constantemente. Yo iba a los desfiles y luego volvía reunirme con él», recuerda. Se convirtieron en la pareja de moda y en los reyes de la noche. La mítica discoteca neoyorquina Studio 54 no sería lo que fue sin sus correrías. A Jerry siempre le gustó bailar, pero nunca se pasó de frenada. Ni era una «juerguista» ni se drogaba. «Ahora me voy a la cama pronto y solo bebo ocasionalmente», confiesa. Pese a divorciarse de Jagger, se congratula de haberle sacado «de las drogas», no así de su adicción a las mujeres. «Renunció a las drogas por mí y eso no le gustó a Keith Richards, pero no es el tipo de hombre con el que querría que saliesen mis hijas», admite.

Hall vive ahora con pausa y sigue sin andarse con rodeos. Aborrece la cirugía estética «algunas mujeres se ponen grasa del trasero en los labios y parecen patéticas criaturas que no engañan a nadie» y los efectos del bótox: «Es un veneno que paraliza los músculos y hace parecer a las mujeres malas y locas. Siento compasión por aquellas que se miran al espejo y no saben lo que ven». Hall se refleja en su madre, de 88 años, y encuentra «indigno» atarse a alguien a partir «de una edad. Tengo una vida sexual activa, pero casarse es algo que hacen los jóvenes para tener hijos. No creo que la gente mayor tenga necesidad de hacerlo. Lo bueno de estar en los 50 es que tu vista falla y no puedes verte las arrugas», argumenta esta profesional que aplaude el éxito de sus hijas modelos:«Heredaron algunos buenos genes míos y de Mick, pero tienen éxito y talento por derecho propio y son cuidadosas con el mucho dinero que están ganando».

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