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El cuplé final de la Montiel

Coleccionó amantes y maridos y sufrió once abortos. La revelación de que tuvo una hija con el asesino de Trotsky es el pasaje oscuro y póstumo de la diva manchega

ANTONIO CORBILLÓN

Miércoles, 4 de febrero 2015, 01:24

Nací de nalgas. Soy diferente». Quizás por esta confesión que hizo un año antes de morir, y porque pesó siete kilos, María Antonia Abad (o ... sea, Sara Montiel) decidió sentarse sobre el mundo que le tocó vivir y hacer siempre lo que diera la gana. No solo su parto fue difícil. También fue un milagro. A su madre, doña Vicenta, y a su padre, que tenía tres hijos de su primer matrimonio, les convencieron de que eran demasiados retoños para una familia humilde de la España de 1927. Quien le practicó el aborto clandestino y pinchó la bolsa fecundada no sabía que estaba embarazada de gemelos. La ruleta rusa de la vida jugó a su favor y aquel 10 de marzo de 1928 nació en Campo de Criptana la que para muchos acabaría siendo la mujer más hermosa del siglo XX español. Paradojas de la vida, su milagro vital pareció actuar como una factura. Una deuda a pagar con la fecundidad que le persiguió toda su vida. Un precio muy alto y una historia digna del mejor culebrón, esos en los que siempre hay un amor olvidado y un hijo descarriado que tarde o temprano aparecen para reclamar su lugar.

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