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JAVIER MARTÍN
Elecciones municipales | Una mañana con los colegios a rebosar en Granada

Una mañana con los colegios a rebosar en Granada

«Voto porque la sanidad salvó a mi padre», asegura Josefa, una de las cientos de personas que se ha acercado a los distintos colegios de Granada capital para depositar su voto para estas elecciones del 26M

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Domingo, 26 de mayo 2019, 13:07

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Mucho se ha hablado en estas últimas semanas de movilización. A tenor de lo visto esta mañana, existe. A la entrada de un céntrico colegio, se vislumbra la figura de Francisco. Llega con su esposa, que se mueve en silla de ruedas tras dos ictus y que padece un alzhéimer cada vez más severo. Su hijo, que se llama como él, tiene 42 años, y también le acompaña. Tiene Síndrome de Down, y le necesita tanto como su mujer. Francisco acaba de cumplir sus bodas de platino con la vida. Tiene 75 años. Y su razón para movilizarse y votar es la misma que, cada vez con más trabajo, le hace levantarse cada mañana: esas dos personas que dependen de él para subsistir, y que han votado con él. «Espero que cuando yo falte, que será más pronto que tarde a este paso», dice con los ojos tristes, «alguien se ocupe de ellos».

Ángel Molina, de Fegradi, está aparcado en mitad de la calle Alhóndiga con su furgoneta. Dentro de la furgoneta están Ana y Marisol, que viven en la residencia Claret. Están esperando a que llegue un compañero, Francisco Pérez, que ha ido a llevar a Josefa a votar a la Escuela de Arte Granada, en la vecina calle Gracia. Vuelve de votar «con gusto, porque la sanidad salvó a mi padre, que era notario».

En el vestíbulo del Colegio San José, en la calle Tablas, no cabe un alma. Entre semana, es el colegio más multicultural de Granada. Esta mañana, el bullicio es similar al de la chavalería. Fátima Romero ha acudido a votar con sus dos hijos «pachuchos, pero me los he traído porque no tengo con quién dejarlos».

Sobre los bancos de ese mismo colegio reposan las cajitas con el catering para los apoderados del PSOE: dos bocadillos, uno de lomo empanado y otro de jamón, y una bebida refrescante. Al Presidente de mesa y los vocales nombrados por la Junta Electoral, en Granada, les han dado una dieta. «Yo me he traído el tupper con tortilla de casa», dice Leticia, vocal en una mesa. Rafa Jiménez, farmacéutico, es la primera vez que es vocal. Entretiene el hambre con unas gominolas que ha traído de casa. «Que se note que soy nutricionista», dice entre risas. De la bolsa pica de vez en cuando María Teresa Bernal, la presidenta.

En el Colegio Virgen de Gracia, a la salida de misa de doce en la vecina parroquia, baja un tropel de votantes en una mañana tranquila. Aquí ha habido una incidencia. María Gallego llevaba una camiseta donde defendía la escuela pública, de vivo color verde. Tras la queja de uno de los votantes, una llamada de la Junta Electoral de zona le ha obligado a ponerse una chaqueta encima. «Tengo calor, estoy pensando en quitarme la chaqueta y darle la vuelta a la camiseta».

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