A Diego y Álvaro García Martín lo de la comida y la hostelería les viene de familia. Su padre puso la semilla de todo y ... ellos siguen haciendo grandes sus negocios. En cartera hay varios y uno de los últimos, catering Lumière (lo iniciaron en 2018) es un éxito. Por ejemplo, en la fiesta previa a los Goya en la Sala Aliatar tuvo gran aceptación.
«El trabajo en este sector nos viene de familia. Mi padre era un auténtico amante de la cocina. Cocinaba a todas horas. Estuvo unos años en Barcelona y cuando volvió a Granada probó en otros sectores, pero creo que lo que siempre le atrajo fue la hostelería, tenía una visión de negocio muy buena. Por eso, hemos podido seguir con el legado familiar», detallan Diego y Álvaro.
Su padre, que falleció en 2019, era Diego García Nieto, que allá por los años ochenta empezó con un pequeño bar en el polígono Asegra, Los Diegos. «Además, mi padre nunca podía estar quieto, siempre encontraba algo nuevo que inventarse o hacer. Algunas de las cosas que más recordamos son esos conciertos que organizaba en el restaurante y sala de fiestas que creó. Boney M, Francisco, Manolo Escobar… aquello era una locura de divertido», rememoran entre risas.
El fundador. El empresario Diego García (fallecido en 2019) con empleados de la empresa que él fundó.
En la actualidad ellos siguen el legado de su padre con varios hoteles y la línea de catering Lumière para «poder llevar esa pasión que él tenía hasta donde podamos». Ahora mismo con el catering organizan todo tipo de acciones: Congresos, eventos corporativos, bodas, etcétera. Ofrecen un servicio «muy especializado».
«Tanto mi hermano Álvaro como yo empezamos con la idea de la empresa de catering, lo que hoy en día es la marca Lumière a finales de 2018, pensando en un nicho de mercado que nos faltaba por tocar ya que todo venía por la tradición familiar por nuestro padre, relata Diego García Martín. Y, añade: «El bar Los Diegos fue una revolución de la época. Era el primer bar que se abría con un horario extendido y estaba lleno desde las seis de la mañana». Continúa la historia rememorando como su padre y su madre estuvieron horas y horas al pie del cañón. «La hostelería es muy esclava. Y al poco tiempo abrieron justo en frente un restaurante self-service más grande donde empezaron a hacer celebraciones y daban servicio de comidas a más de 400 trabajadores de todo el polígono industrial», evoca.
Poco a poco fueron creciendo y dieron el salto al polígono Juncaril, donde abrieron un restaurante Los Diegos, mucho más grande y donde las celebraciones, fiestas y conciertos eran el pan nuestro de cada día. El gran sueño de mi padre fue construir lo que hoy en día es uno de los hoteles que gestiona la empresa, donde hoy en día se encuentra parte de la logística y cocina central del catering», añade.
Éxito Profesionales de Lumière en pleno evento. ideal
Todo comenzó como un negocio pequeño y en la actualidad las empresas que se gestionan dan trabajo a más de 200 personas en temporada alta. El catering comenzó su andadura en la ciudad de Granada atendiendo pequeños servicios de restauración y eventos corporativos y a la administración. Fue con desayunos y comida, pero creció tanto que las celebraciones y conciertos se convirtieron en un punto de negocio muy importante para ellos, según exponen los hermanos.
Están en Granada, Jaén, Almería y Málaga. «Estamos en desarrollo de poder ampliar a otras
ciudades, pero queremos ir a paso a paso. Una de las señas de identidad de Lumière es que para nosotros cada evento es único, y requiere que trabajemos para el cliente con una dedicación completa. Cosas que nos enseñó mi padre es que en la hostelería tienes que estar muy encima de todo para que salga bien. Así que mejor poco a poco que hacerlo rápido y que salga mal», reflexionan.
Desde muy pequeños Álvaro y Diego trabajaron mano a mano con su padre, aprendiendo desde abajo el oficio. «Recuerdo que mi padre siempre decía, para mandar hacer una cosa, primero tienes que saber hacerla tú. Aprendimos del mejor y por eso estamos aquí. Ese relevo generacional por desgracia fue cuando nuestro padre falleció en 2019 y tuvimos que ponernos al frente», cuenta Diego.
La innovación e inquietud siempre estuvo en el ADN de su progenitor, de una manera que consiguió «transmitírnoslo a nosotros». «Pero la innovación tiene que ir unida a una visión general del negocio», advierte. Por ello, pone en valor que se han formado en nuevas técnicas de cocina de mano de grandes chef, además, hemos conseguido implementar un sistema más eficiente para la automatización de tareas de los empleados que organiza turnos y horarios».
Estos hermanos guardan y practican, cada jornada, los consejos de su padre. «Nos enseñó a trabajar duro y a aprender de los mejores, también a ser humildes y a dejarnos enseñar, pero por supuesto a estar al frente de todo tu equipo, a defender y a que te defiendan. Al final una empresa es la unión de todo un equipo que lucha por ella», esgrime. «También nos enseñó a estar siempre presente en las decisiones importantes y a rodearnos de gente que comparta tu pasión, sino es imposible. Y sobre todo, su principal consejo fue: disfruta de lo que haces y no te rindas nunca».
Excelencia. El cortador de jamón en el evento pre Goya.
Ideal
Los hermanos tienen proyectos de expansión, que dentro de poco quieren hacer realidad. «Pero también nos enseñaron que no se puede vender la piel del oso antes de cazarlo», señalan entre risas, para justificar que no suelten prenda.
Lo que sí cuentan es alguna anécdota de las muchas que les han sucedido en su carrera. Algunas divertidas y otras más tristes. «Pero me quedo con las divertidas, con aquellas fiestas y conciertos. Las colas eran tan tremendas para entrar que alguno se quería pegar. A Manolo Escobar alguna señora se lo quiso llevar a casa», recuerdan divertidos. También se quedan con esos primeros días en los inicios de Lumière en los que las jornadas de trabajo eran interminables. «Recordamos esos trabajos de carga y descarga en la cueva del Camborio para ofrecer lo mejor, que luego nos alegraba cuando nuestros clientes se quedaban sorprendidos por los montajes y los servicios de calidad. También esos días anteriores a montajes de bodas donde siempre estabas con la expectativa de la lluvia y cómo el personal esperaba que le dieras la certeza», describe.
Listos. El personal del catering en la fiesta preGoya.
«Otra anécdota que mi hermano Álvaro sé que recuerda con especial cariño, es que conoció a la que hoy es su mujer trabajando en el Camborio, nunca mejor dicho creamos momentos especiales», apunta Diego García Martín. Y, por último, desvelan por qué llamaron así al último de sus negocios: Lumière. «Pues un poco viene dado por los hermanos Lumière, dos inventores franceses que trabajaban codo con codo en un pequeño taller con su padre, junto con un pequeño personaje de ficción que era bondadoso, carismático y aportaba luz. Eso nos hizo identificarnos en nuestra relación con nuestro padre y creamos Lumière para poder transmitir, aportar esa sabiduría y la pasión que él tenía por el buen hacer a todos nuestros clientes», cuentan. Homenajean a los famosos hermanos, sobre todo a su padre, Diego García Nieto.
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