Jesús Ambel y Andrea Ambel charlan en una estancia de la clínica.Ideal
Sagas empresariales | Ambel
La consulta de psicología que prioriza la palabra
40 años ·
Creada por Jesús, su hija Andrea está al frente del negocio familiar en el que apuesta por la escucha y la terapia online. Y avanza que le gustaría trabajar más comunitariamente. «Crear un espacio donde la gente pueda venir y encontrarse en el grupo. Ahora tengo en mente crear un club de lectura», explica
Eligió la profesión de su padre. Ha trabajado en varios puestos, pero hace un tiempo está al frente de la consulta que abrió su progenitor ... hace cuarenta años. Comparten el apellido Ambel y la vocación, la de ser psicólogos. Su consulta es Ambel psicólogos. Abrió en 1985. «Fue mi padre, Jesús Ambel, el que comenzó esta andadura, y yo, tras graduarme y pasar unos años trabajando como psicóloga clínica en Barcelona y Madrid, volví a Granada en 2021. Hemos estado trabajando juntos hasta que él se ha jubilado», explica Andrea Ambel.
Ambel Psicólogos ha tenido varias sedes y hace ya un tiempo que se instalaron en la Carrera de la Virgen, un lugar emblemático. Jesús explica que decidió poner en marcha su propio gabinete tras un «acontecimiento biográfico instaló en mí la curiosidad por saber por qué y cuándo alguien se vuelve loco. Hice de la respuesta a esa pregunta una profesión». Estudió la carrera en la primera promoción de Granada, rodeado de psiquiatras, filósofos y poetas, en una época de conquista de las libertades. «Tuve la suerte de conocer el psicoanálisis de Freud y de Lacan y de formarme en la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis. La consulta ha sido una manera de responder a la pregunta original», matiza.
Padre e hija, en una imagen de la infancia de Andrea. R. I.
Los inicios estuvieron marcados por varios movimientos. «Hace años, la clínica psiquiátrica y psicológica apuntaba ya a ser biologicista y cuantitativa. Ya entonces había sujetos que buscaban algo más humano, más cálido y menos adaptativo. Hoy en día, Andrea mantiene y actualiza esa orientación», cuenta Jesús.
El relevo generacional se caracterizó por un proceder semejante en la atención y mucho esfuerzo en lo 'empresarial'. «Cuando hace unos años mi padre se jubiló, yo me quedé al frente de la consulta. No fue fácil ese relevo. Tras cuarenta años de carrera profesional, continúan llamando preguntando por él. Es una persona que ha dedicado su vida a este trabajo y la gente que lo conoce le tiene mucho cariño y respeto. Ahora yo intento continuar sus pasos. Su experiencia siempre es una referencia para mí; es una fuente de conocimiento que yo adapto a los nuevos tiempos. Creo que, en general, trabajamos de maneras parecidas porque nuestra principal herramienta de trabajo para abordar el sufrimiento del otro es la palabra. De momento en la consulta está Andrea, pero su hermana, Sara, está terminando el grado de Psicología. «La verdad es que tengo muchas ganas de que se una», avanza.
Modos de trabajo
Expone Jesús que en Ambel psicólogos «consideramos al paciente como un sujeto». Lo que significa que «sus síntomas, sus relaciones sociales y su historia se despliegan en el tratamiento. Se trata de trabajar con ellos en la mejora de su posición, tanto en sus legados, a menudo insoportables, como en sus formas de satisfacción, no siempre decentes».
Andrea tomó el testigo de su padre Jesús Ambel e intenta seguir su pasos a la espera de que su hermana acabe la carrera.
A lo que agrega Andrea que «el psicoanálisis es una experiencia de la palabra. Solemos decir que trabajamos con personas, no con enfermedades. Intentamos profundizar en el sufrimiento de cada uno, evitando la violencia diagnóstica de hoy en día. Me parece que las etiquetas diagnósticas son una sentencia de por vida que no tiene en cuenta lo único de la persona. Intento trabajar con la razón que conforma el síntoma del sujeto, su contenido y la relación que éste mantiene con su historia personal».
En cuanto la evolución de la percepción de la salud mental, Jesús Ambel arguye que las patologías cambian de envoltorio con la época en la que se abordan. «La sintomatología neurótica o psicótica de hace cuarenta años se está viendo sustituida por patologías del exceso, en las que el cuerpo solo busca el goce y deja a los sujetos sin deseo y sin horizonte», valora.
Al servicio del síntoma
Sobre el perfil que atienden Andrea relata que «intentamos crear un lugar donde el sujeto pueda manifestarse en su decir con la mayor libertad. Dotamos al paciente de un espacio al servicio de su síntoma, para hacerlo analizable. Los modos son los mismos, pero el contexto quizá ha cambiado con los años. Por ejemplo, ahora tenemos la ventaja de la terapia online, donde puedes trabajar con una persona que está a cientos de kilómetros».
Álbum familiar. Andrea, cuando era tan solo una bebé, en brazos de su padre, en dos imágenes muy veraniegas.
Ahonda en que «el sufrimiento va cambiando con la época en la que vivimos. Ahora estamos en el siglo de la aceleración y satisfacciones a la carta, donde reinan los creadores de contenido basura. El dominio hoy es un enfrentamiento de cuerpos como piezas sueltas en un tablero. Nos vemos inmersos en un mundo narcisista, repleto de autoimágenes, que lleva al sujeto a enormes conflictos al tener que estar siempre disponibles e implicados. Tenemos a nuestro alcance un delirante mercado de podcast de autoayuda que transmite información vacía y recortada. Esa realidad social provoca angustia que sin el tratamiento adecuado se transforma en odio hacía sí mismo».
A esta consulta, dice Jesús, que lo que siempre le ha caracterizado ha sido el respeto por el sufrimiento. «No objetivamos al paciente, no lo medimos, no lo evaluamos, no lo juzgamos: no le decimos cuál debe ser su bien. El paciente no es una bacteria que tiene conductas y transmite datos. Es un sujeto efecto del lenguaje que habla y nosotros siempre hemos estado dispuestos a escucharlo».
Introducir la consulta al nuevo siglo fue un desafío, pero «ahora me alegro porque la tecnología es una herramienta de apoyo muy útil»
Advierte que «la experiencia de años de Ambel psicólogos nos hace ser muy adaptables a las nuevas formas de sufrimiento en la actualidad. Hay algo adictivo en la sintomatología que se ve hoy en día, y eso obliga a cambiar la manera de intervenir».
Andrea relata que introducir la consulta al nuevo siglo fue un desafío, pero «ahora me alegro porque la tecnología es una herramienta de apoyo muy útil».
Nuevas metas
Tiene nuevos proyectos en mente. «Me gustaría trabajar más comunitariamente. Crear un espacio donde la gente pueda venir y encontrarse en el grupo. Estoy inmersa en el mundo literario de Granada y ahora tengo en mente crear un club de lectura, sobre todo de novela negra. Escribiendo mi primer libro, Punto Muerto, me especialicé en este género tan interesante que me ha permitido explorar de manera más profunda las emociones humanas», adelanta.
«Lo que me resulta fascinante del noir es ese doble movimiento que produce la realidad del mal, sentimos curiosidad y a la vez miedo. En toda novela negra se hace una reflexión acerca de la violencia que nos rodea y la angustia de los personajes provoca un reconocimiento en el lector, ayudándolo así a comprender su propio malestar», aprecia.
«No fue fácil ese relevo. Tras cuarenta años de carrera profesional, continúan llamando preguntando por él
Andrea Ambel
En estos cuarenta años, Jesús confiesa que ha sido «un honor atender a miembros de una misma familia. A pesar de las cosas que éstos tenían en común, lo fascinante es lo que había de único e incomparable en cada uno de ellos. Tener en cuenta esa singularidad tiene efectos terapéuticos».
Andrea seguirá cuidando lo que su padre creó. La elección de la profesión revela que fue fácil. «Provengo de una familia donde la palabra, ya sea escrita o hablada, tiene un papel fundamental. Mi padre como psicoanalista y mi madre Cristina como periodista me han enseñado que uno puede ganarse la vida dignamente a través de ella», concluye.
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